Wawrinka confirma su momento dulce en Montecarlo
El tenista de Lausana se impuso a su amigo Federer en la primera final suiza de la ATP (4-6, 7-6 y 6-2) y se confirma como el mejor tenista del momento tras sus éxitos en Chennai, Australia y Mónaco.
En su tercera final de un Masters 1000, el chico tímido que viviera a la sombra del recordman de grand slams, se ha vuelto a colar entre los grandes. Es el tercer jugador, junto al desaparecido Soderling y David Ferrer, capaz de romper esa hegemonía en los últimos 37 Masters 1000 disputados.
Wawrinka ganó con absoluto merecimiento: tras remontar un set frente a su referente y maestro (que acabó el partido algo desquiciado) y mostrar la serenidad, movilidad y derecha que le hicieron grande en Melbourne. En una pista mítica, la misma en la que había conseguido hasta ayer su única victoria sobre Federer … y en la que también dio buena cuenta en semifinales de un tipo duro como Ferrer, verdugo del ocho veces campeón en La Roca: Rafa Nadal. Su revés a una mano sigue siendo por mucho el mejor del circuito. Pero no por ello deja de enamorarnos.
En su segunda gran final de 2014, Federer volvió a quedarse sin premio. Un déjà vu cuádruple en el caso de Montecarlo (2006, 2007, 2008). Rolex sigue sin conseguir la ansiada foto de su tenista abrazando el trofeo y luciendo ‘peluco’ con el atardecer de la bahía de Mónaco y las innumerables caras guapas del torneo como testigos. Debe tratarse de algún tipo de justicia poética. Eso sí, su buen arranque de año le devuelven al top 5, su hábitat natural.
En cualquier caso, vencedor y vencido tienen este curso una oportunidad única de seguir haciendo historia para el tenis suizo. Porque nunca tuvieron más a tiro soñar con la Copa Davis. Tras el sufrido triunfo ante Kazajistán, serán anfitriones en la semifinal de septiembre (12-14) frente a Italia. Al margen de su calidad individual funcionan bien en equipo, como demuestra el oro olímpico de Pekín 2008. Pero para eso aún queda mucho tenis…