Sobre cómo confesar el dopaje y no ser enterrado en vida
“¿Por qué en España no hay deportistas arrepentidos?”. Con esa pregunta en el aire se celebró el pasado miércoles una mesa redonda en el Congreso Internacional Deporte, Dopaje y Sociedad, en el INEF de Madrid. Un interesante evento montado con un noble fin, a pesar de la imprecisión de su título (en España ha habido tantos o más arrepentidos que fuera, otra cosa diferente es cómo han sido tratados por las autoridades deportivas y públicas o los medios de comunicación) y de la incompleta composición del elenco (faltaba el único arrepentido español, quizá del mundo, que lo hizo de forma voluntaria y sin haber sido antes cazado: Jesús Manzano). A pesar de ello, la sesión dejó cosas dignas de reflexión, con una alineación compuesta por Enrique Gómez Bastida, director de la Agencia Española Antidopaje; Mikel Zabala, preparador físico y director de rendimiento del Movistar; el filósofo Reyes Mate y el exciclista Moisés Dueñas, con el periodista Carlos Arribas como moderador.
El testimonio de Moisés Dueñas tocó la fibra de los asistentes. Recordemos primero su caso: el positivo con EPO en el Tour de 2008 cuando corría en el Barloworld, su traslado a un calabozo francés, la reducción de su sanción de dos a un año por colaborar con la investigación, y el rechazo posterior de los equipos profesionales, que le obligaron a recalificarse como amateur en el Super Froid, de donde recaló luego en el Burgos continental, que esta temporada no le ha renovado. Una carga que el bejarano relata con amargura: “Me quedé a gusto contando la historia, pero luego te arrepientes, porque es enterrarte en vida. Te prometen que te van a ayudar, pero al final nadie te ficha porque además de haber dado positivo, has colaborado con la justicia. Ahora, mientras mi preparador de entonces sigue trabajando con deportistas, yo hago lo posible para pagar mi casa. Si pudiera volver atrás, volvería a colaborar, pero lo haría de otra manera”. Ana Muñoz Merino, presente en el foro, le tendió la mano desde el CSD: “Por si todavía se puede hacer algo”.
Pese a su ausencia, el destino de Jesús Manzano también sobrevoló por la sala. Su confesión en un medio de comunicación, AS, y su colaboración posterior con investigaciones de dopaje, tuvieron como premio generalizado una campaña de desprestigio o de rechazo orquestada por ciertos medios de comunicación, alguna administración pública y una parte del colectivo ciclista, que se extendió incluso hasta el juicio de la Operación Puerto. Voy a contar una de las muchas anécdotas que viví en 2004: en la primera rueda de prensa de Manzano tras sus revelaciones, la mayor parte de preguntas se dirigieron a cuestionar al ciclista y a pillarle en contradicciones; días después, en una comparecencia de Vicente Belda en la Federación de Ciclismo, algunas de esas mismas personas se abrazaban al director del Comunitat Valenciana (patrocinador público, por cierto), que tuvo una plácida rueda de prensa. Manzano trabaja hoy como jardinero. Belda fue recientemente absuelto de un delito contra la salud pública, tras un juicio que demostró el dopaje organizado en su equipo.
Mikel Zabala contó su experiencia desde dentro del circo: “Yo iba como entrenador con palos a la guerra. He tenido a gente como Iñaki Lejarreta, que sufría el síndrome del deportista no dopado, del deportista que se decía ‘yo no voy a llegar a nada, porque yo no lo hago’. Por eso me da mucha rabia ver a preparadores como Pepe Martí que siguen ejerciendo, porque yo también tuve el síndrome del entrenador no dopante”. Por eso, aunque el navarro asegura que la tendencia está cambiando, advierte de que “hay que seguir vigilantes con mano dura para no volver a la barra libre”.
“Si en España no disponemos de esas medidas de presión o coacción para conseguir las confesiones, y si lo único que le podemos ofrecer son los ejemplos de cómo Dueñas o Manzano han quedado como apestados, entonces, ¿cómo podemos convencer al deportista de que dé un paso tan importante como el arrepentimiento?”, le pregunté a Gómez Bastida durante el debate.