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TRIBUNA LIBRE: Steelers y el lado bueno de las cosas

Daniel Docal 

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El del lunes 30 de diciembre de 2013 fue un amanecer duro, como cuando te despiertas en mitad de la noche por una terrible pesadilla. El milagro estuvo a punto de suceder, los Dolphins y los Ravens habían perdido, el equipo a la fuerza, los Chiefs, estaban empatados a 24 con los Chargers y se disponían a patear un fieldgoal de 41 yardas con menos de 10 segundos en el luminoso. Y de repente, toda la Steeler Nation despertó en medio de la noche con sudores fríos, tras una horrible pesadilla, una pesadilla que a lo mejor no era tan terrible como pensábamos durante el sueño.

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Os cuento mi pesadilla: todo comenzó el día 29 de agosto en Charlotte, Carolina. Los Steelers acababan de perder el cuarto partido de pretemporada y las alarmas empezaban a saltar. Todos los medios de la ciudad de Pittsburgh empezaban a sacar datos y comparaciones sobre qué habían conseguido durante la historia los equipos que habían perdido todos sus partidos de pretemporada. Nadie le dio importancia, "venga ya, es preseason" decían todos, está bien: falsa alarma. Pasaron las semanas y el pánico siguió cundiendo por la ciudad del acero, incluso cruzó el charco. El día 29 de septiembre, en una tarde fría de Londres (quería ambientarlo un poco y en Londres siempre hace frío), más de 83.000 personas presenciaron como Big Ben recibía un sack en la redzone perdiendo de 7 puntos y sin tiempo en el marcador. El pánico se disparó. En la entrevista postpartido vimos a Roethlisberger a punto de llorar y le oímos declarar que "ahora mismo somos el peor equipo de la liga". Estallaron las alarmas, el Apocalipsis había llegado, los cuatro jinetes recorrían las calles de Pittsburgh arrasando con todo a su paso, los fans escondían sus "black and gold" jerseys y se ponían sus gorritas de los Pirates, mientras gritaban "¡corred, insensatos!

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Por suerte, la semana del bye vino justo después, la gente volvió a sus hogares y recapacitó, "sólo es un juego" decían unos, "aún queda mucha temporada" decían otros. Hubo algunos cambios en la alineación y se ganaron los dos siguientes partidos, parecía que el equipo se había recuperado y que estaba en camino a la gran remontada de la historia del club pero llegó el viaje a Oakland, ¿qué mejor sitio para la vuelta de los cuatro jinetes? Tras el choque contra New England y la mayor cantidad de puntos encajados en un partido en la historia de la franquicia, la fe se perdió. "There's gonna be no quit from anybody" declaró Roethlisberger, y así fue. Se ganaron 6 de los últimos 8 partidos y se estuvo a un FG de 41 yardas (que debería haberse repetido desde 36 yardas, pero eso es otra pesadilla) de ser el primer equipo desde (casualidad) los San Diego Chargers de 1994, en empezar 0-4 y terminar en los playoffs.

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Y nos despertamos, entre sudores fríos, aterrorizados por lo que acabábamos de soñar. Me costó un rato levantarme de la cama, "¿qué ha pasado?" me preguntaba. Me preparé un café, me tomé un ibuprofeno y me paré a pensar. Un momento, quizás el sueño no fue tan terrible como pensaba. Efectivamente, no lo fue. Es más, creo que ha sido la temporada más importante (obviando las SBs, por supuesto) en la carrera de Ben y en la época Tomlin. Esta temporada los Steelers han mostrado más corazón que en cualquier temporada que pueda recordar. "There was no quit, like we said there wouldn't be" declaró Roethlisberger tras el partido contra los Browns y es cierto, no lo hubo y eso es admirable.

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Ha habido muchas cosas negativas esta temporada, por supuesto. Ike Taylor ha sido quemado una y otra vez, Ryan Clark ha sido un dummie en el campo en la mitad de las jugadas y parece que hemos visto el último partido de Brett "The Beard" Keisel. Pero también han habido muchas cosas buenas, la primera sin duda el destape de Le'Veon Bell. Bell es sin duda un "feature back", la comparativa con Lacy le perseguirá durante años pero sinceramente creo que el ex de Michigan State no tiene nada que envidiar al de Alabama. Bell es un corredor muy grande, a primera vista nos recuerda a Peterson, mide lo mismo que All Day y pesa unos 15 kg más. Lo que más me gusta de él es que es muy paciente a la hora de atacar los huecos, espera a que la jugada se desarrolle y casi nunca pierde yardas. Todos nos levantamos de la silla con un grito cada vez que salta a un defensa y es que tiene un físico impresionante, lo que además le hace muy buen bloqueador. Dice que le encanta la pass protection porque siempre está recibiendo golpes de los defensas y que es su oportunidad para "take a shot on them". Además es muy versátil, ha conseguido 400 yardas en 45 recepciones y, aún habiéndose perdido los tres primeros partidos, ha superado el récord de la franquicia de más yardas desde la línea de scrimmage en una temporada por un novato, que ostentaba un tal Franco Harris.

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Antonio Brown ha hecho quedar a Colbert como un genio, superando el récord de la franquicia de yardas de recepción en una temporada y quedándose a sólo 2 del récord de recepciones de Ward. Segundo de la liga en yardas y segundo también en recepciones, 110 recepciones, 1.499 yardas y 8 TDs más 12.8 yardas de media por retorno de punt (la más alta entre los que han retornado al menos 30 punta) y un TD de retorno nos vale para considerarle un WR1 legítimo, ¿no?

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No quería hablar aquí de Ben pero es que me ha sido imposible evitarlo, Roethlisberger ha jugado los 16 partidos por segunda vez en toda su carrera y ha reescrito el libro de récords de pase de la franquicia, poseyendo ahora todos y cada uno de ellos y lo que es más importante, ha madurado como persona y como jugador, convirtiéndose por fin en el gran líder que este equipo necesitaba, ahora los rumores de su marcha suenan a blasfemia y a locura.

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Para terminar con el ataque vamos al tema más turbulento, la línea ofensiva. Es cierto que su actuación podría haber sido mejor, mucho mejor. Es cierto que se podría haber ahorrado el bochorno de Levi Brown, que Mike Adams ha decepcionado y que Marcus Gilbert ha sido mediocre. Pero también es cierto que una elección de 7º ronda (y más o menos 10 cm más bajito y 10 kg más ligero que todos los LTs de la liga) llamado Kelvin Beachum, empezó la temporada como 3º OT, 3º OG y 2º C y por una serie de lesiones y malas actuaciones, la acabó como LT titular y no parece que vaya a tener que volver a cambiar de posición. Beachum ha sido un seguro, ha equilibrado a toda la línea y aunque haya tenido sus malos momentos en protección de pase, ha mantenido el jersey de Ben bastante limpio y ha ayudado a revitalizar el juego de carrera. Es cierto también que DeCastro ha empezado a jugar como el guard de élite que se esperaba de él y que Velasco y Cody Wallace, dos jugadores que ni siquiera estuvieron con el equipo durante el trainning camp, han firmado actuaciones muy sólidas en el centro de la línea, tras la desesperanzadora lesión de Pouncey. El caso es que no parece necesario draftear offensive linemen en abril, lo cual permitiría al staff centrarse en la secundaria y otras posiciones de mayor necesidad.


En el otro lado del balón las cosas han sido algo más complicadas pero ha habido dos puntos buenos y muchos: Troy Polamalu y Cameron Heyward. Troy ha vuelto a las andadas, jugó todos y cada uno de los snaps en defensa del equipo y sin duda tuvo malos momentos, como aquel missed tackle a Clay que le dio el partido a Miami, pero ha jugado como no lo hacía desde el 2010. Ha estado por todo el campo, jugando incluso como ILB durante gran parte de sus snaps y a pesar de que el físico ya no es el que tenía hace 7 años, algo por lo que no podemos culparle, ha culminado una gran temporada que creo que no será la última.


Y por último, mi "cosa buena" favorita de la temporada: Cameron Heyward. Elección de primera ronda del draft de 2011, considerado por casi toda la comunidad NFL como un draft bust, se ha destapado como uno de los mejores DE de 3-4 de la liga. He visto a muy pocos jugadores jugar con las ganas con las que juega Heyward y lo mejor de todo, se ha vuelto contagioso, a final de temporada toda la línea de defensa de Pittsburgh estaba jugando como si les fuera la vida en ello y ha sido totalmente gracias a Heyward. Estaba por todas partes, presionando al QB, parando la carrera o incluso haciendo placajes en campo abierto a receptores. Habéis leído bien, un DL de casi 2 metros y 300 lbs placando a 10 y 15 yardas de la línea de scrimmage. Quizás no sea Watt o Wilkerson pero tiene actitud y eso es lo que más faltó en 2012 y lo que más se necesitará en 2014.


En definitiva, los Pittsburgh Steelers no son el equipo dominante que han sido durante tantos años, pero han recuperado el corazón y tienen más ganas de ganar que nunca. No será fácil, la secundaria ha sido un desastre, Mike Adams, Cortez Allen y Jarvis Jones no han estado a la altura de las expectativas, el salary cap les tiene con el agua al cuello (por último año, por cierto) y habrá que tomar decisiones duras esta offseason, como qué hacer con Woodley, renovar o no a Worilds, cortar o no a Ike, retirar a Clark y Keisel… No son el mejor equipo de la liga, ni de la conferencia, ni siquiera de la división, pero los Steelers este año han vuelto a ser un equipo de verdad, un equipo de campeones. Ha sido un año duro para los aficionados, para los jugadores y para el staff, pero como en la preciosa película de David Russell, siempre hay que mirar el lado bueno de las cosas, y esta vez ese lado bueno lo protagoniza una franquicia distinta pero también de Pensilvania: los Pittsburgh Steelers.

PD: Una de las cosas que más me han gustado de este año ha sido ver como Big Ben era enterrado.


Y en su lugar nacía Ben Roethlisberger, un hombre que probablemente será recordado como el mejor quarterback de la historia de la franquicia.

danieldocal@gmail.com / twitter: @Caligueri