Epílogo de la AFC
Sí, es verdad, muchos otros equipos sufrieron esta temporada una epidemia de lesiones, pero ningún otro consiguió llegar a la final de conferencia. Muy pocas veces un equipo había logrado llegar tan lejos con tan poco.
Para mí, una de las sorpresas positivas de la temporada. Sigo sin explicarme cómo terminaron con un récord 8-8, pero por eso cada vez tengo más ganas de ver hasta dónde puede llegar un equipo de Rex Ryan el día que juegue con quarterback de una vez por todas.
Durante el verano mucha gente le colocó en cartel de posible equipo revelación de la temporada, y parecía que iba a ser así después de un arranque meteórico, pero independientemente de las lesiones, y de los líos dentro del vestuario, volvieron a dar esa imagen desangelada de equipo sin carácter en el que todo sale mal, a la que nos tienen tan acostumbrados.
Es dramático, pero a los Bills no los quieren ni en Canadá.
La sensación final es que se han quedado a un quarterback de hacer algo grande esta temporada, pero después de tantos fracasos seguidos en enero, sigo insistiendo en que el problema no está en el que lanza el balón, sino en el que dirige el cotarro desde la banda. ¡Marvin, eres un triste!
Algunos necesitan años y años para reconstruirse. Otros son capaces de hacerlo en 17 semanas, y además se quedan a un pie, o una patada, de sembrar el pánico en postemporada.
En 2012 los Ravens salieron a última hora de una crisis de identidad ofensiva para ganar la Super Bowl. En 2013 recayeron en la enfermedad, que además se extendió a la defensa, y 16 partidos después creo que nadie sabe muy bien ni a lo que jugaban ni lo que pretendían conseguir.
Por enésima temporada consecutiva, en Cleveland decidieron derruir el edificio hasta sus cimientos cuando parecía que por fin lo estaban construyendo recto. El despido de Rob Chudzinski solo es la guinda en un eterno proceso de autoflagelación, y la peor decisión de un propietario en todo el año... y el lío aún no ha acabado.
Alguien me tiene que explicar qué le daba Pagano a sus jugadores durante el descanso para que, durante toda la temporada, fueran capaces de arreglar en los dos últimos cuartos los desaguisados que montaban en los dos primeros. Y lo mejor es que estoy convencido de que el auténtico nivel del equipo era el que veíamos al principio.
Otro de esos equipos fantasmas en los que ni siquiera sus seguidores terminan de saber muy bien a lo que juegan. Tres años después, sigue siendo inexplicable el despido de Fisher, y da la sensación de que todo el mundo piensa solamente en abandonar un barco anclado en tierra de nadie.
Que levante la mano el que haya visto este año un partido de los Jaguars. Pues eso.
Kubiak podrá alardear toda la vida de que consiguió fracasar repetidamente con una de las mejores plantillas de la NFL. Muy pocas veces un equipo consiguió menos con tanto.
Después de haberlo hecho todo bien durante dieciocho partidos, lo único que se recordará de ellos es el ridículo del decimonoveno.
Según dicen, la vida de algunos insectos se reduce a un solo día. Andy Reid convirtió a los Chiefs en una polilla que alcanzó su madurez antes de la jornada de descanso y desde entonces entró en la cuesta abajo. Estas reconstrucciones meteóricas tienen un problema: obligan a empezar de cero casi de inmediato después de dejar el listón demasiado alto.
En San Diego todo el mundo se pregunta hoy dónde estaba Mike McCoy cuando el equipo fichó a Norv Turner en 2007, pero después de construir una de las ofensivas más serias y eficaces que se recuerdan, al entrenador le queda lo más difícil: conseguir una defensa que también esté a la altura.
A veces te sientas a ver football americano sin importarte quién juega, ni quién va a ganar el partido. Solo quieres desintoxicarte disfrutando de cosas diferentes, soluciones originales, frescura e ilusión hasta en la derrota. Los Raiders solo han ganado cuatro partidos, pero merecen todo el respeto en su batalla de arcos y flechas contra blindados.
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