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BRONCOS: en el nombre de Peyton Manning

Mariano Tovar

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Continúo con la publicación de los reportajes sobre la Super Bowl que aparecen en el AS COLOR de esta semana. Ahora le toca el turno a la semablanza de los Broncos.

Los Broncos han pasado en tres años de ser un equipo destruido, con todo su prestigio perdido, a convertirse en la envidia de la NFL con un ataque de fantasía de la mano de Peyton Manning, un genio para la historia. En 2011, los Denver Broncos eran un equipo destruido, sin plan, ni entrenador, ni quarterback, ni futuro. Tres años después, estarán en la Super Bowl después de haber asombrado al mundo con el ataque más demoledor de todos los tiempos.

La historia de este viaje desde los infiernos con un posible final feliz comenzó en el momento en que concluía la temporada 2008. Mike Shanahan, su entrenador durante catorce temporadas, el cerebro que conquistó con John Elway dos Super Bowls, llevaba tiempo conduciendo un proyecto agotado, que nunca terminaba de hundirse, y que mantenía al equipo como un perenne aspirante, pero sin argumentos suficientes para ni siquiera jugar una final. Y eso que después de experimentos fallidos con Griese y Plummer, el equipo por fin había encontrado en Jay Cutler un quarterback alrededor del que se podía construir un equipo de garantías.

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Shanahan fue sustituido por Josh McDaniels, el joven coordinador ofensivo de los Patriots de Belichick. De un maestro así todo el mundo esperaba un heredero de garantías, y más con su prestigio de genio ofensivo, pero sus primeras decisiones comenzaron a destruir todo lo que funcionaba en Denver. Enfadaba a Cutler hasta el punto de que el jugador exigió ser traspasado, desperdició su primera ronda del draft eligiendo a Tim Tebow, una estrella mediática en la universidad, pero cuya forma de jugar era casi incompatible con el football profesional, y se enfrentó con la afición, que desde el primer momento quiso que se marchara.

Durante los dos primeros meses pareció que la filosofía McDaniels podía funcionar. El equipo arrancó con seis victorias consecutivas. La defensa era infranqueable y el ataque funcionaba, pero a partir de la semana de descanso los Broncos implosionaron y terminaron la temporada fuera de playoffs, y lo que es peor, con un proyecto muerto nada más empezar. McDaniels continuó como entrenador principal en 2010, pero era un cadáver ambulante. La afición reclamó su despido fulminante desde le primer día y que Tebow fuera el quarterback titular. Los Broncos eran un desastre, sus mejores jugadores querían abandonar el equipo. Una de las franquicias más serias y prestigiosas de la NFL se había convertido en un circo.

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Mediada la temporada, McDaniels fue despedido, y nada más comenzar el nuevo año Pat Bowlen, propietario de los Broncos, decidió dar marcha atrás y fichó a John Elway, el quarterback mítico de la franquicia, el autor de sus éxitos más importantes, para que fuera el máximo responsable de la operaciones deportivas del equipo. Elway inició entonces una labor de reconstrucción que ha tenido impacto inmediato.


Su primera decisión fue fichar a John Fox como entrenador. Fox es uno de los técnicos más serios y profesionales de toda la NFL. No es un gran gurú ofensivo ni defensivo, tampoco un gran motivador o uno de esos tipos que son capaces de convencer a sus jugadores de que se tiren por un barranco por unos colores, pero Fox si que es un tipo serio, trabajador y con un sentido común fuera de lo normal. Probablemente Elway no podía haber encontrado nadie mejor para reconstruir una franquicia que parecía irrecuperable.

Fox demostró durante su primer año (2011) que Elway no se había equivocado. Montó un ataque para salir del paso con Tim Tebow como quarterback titular, y funcionó. El público de Denver estaba encantado con el jugador, que se convirtió en el gran protagonista de la temporada. La fiebre Tebow inundó la NFL y los Broncos estaban limpiando su imagen en tiempo récord. Pero el trabajo más importante de Fox no fue conseguir que Tebow pareciera un quarterback con capacidad para jugar en la NFL, sino reconstruir una defensa que en muy poco tiempo se convirtió en una de las mejores de la NFL, y la auténtica razón por la que el equipo se clasificó para playoffs en su primera temporada como técnico.

Entonces los Broncos se encontraron en una nueva encrucijada. Tebow era un fenómeno de masas y la afición de Denver estaba enamorada de él, pero era evidente que con sus limitaciones como quarterback el equipo volvería a lo más profundo, inevitablemente. John Elway encontró una solución genial para el problema. Los aficionados no aceptarían que Tebow perdiera su puesto, salvo si era sustituido por un jugador tan mediático como él. En un movimiento para la historia, los Broncos ficharon a Peyton Manning, arrebatándoselo a los 49ers, que estaban dispuestos a vender el alma por hacerse con sus servicios.

Manning se había perdido la temporada 2011 por una grave lesión de cuello que en algunos momentos pareció que podría obligarle a retirarse. Además, el jugador tenía 36 años y la rehabilitación estaba siendo muy complicada. No estaba muy claro que pudiera rendir a su nivel habitual, o que el primer golpe pudiera retirarle o dejarle secuelas irreparables. El fichaje de Peyton era una apuesta en una partida en la ruleta rusa. Peyton había sido durante más de una década el quarterback más carismático de la NFL junto a Tom Brady (Patriots) y era considerado por muchos el mejor quarterback de la historia de la NFL. Si Peyton Manning conseguía parecerse un poco al de antes de su lesión, y la defensa que había construido Fox seguía creciendo, los Broncos se convertirían de inmediato en máximos favoritos para ganar el anillo.


Los primeros partidos de Peyton Manning en la temporada 2013 fueron desconcertantes. A veces recordaba al de los mejores tiempos, pero también era evidente que había perdido fuerza en el lanzamiento y precisión. Pero poco a poco fue recuperando la forma y terminó siendo el jugador genial que toda la NFL llevaba años admirando. Los Broncos terminaron la temporada con un récord 13-3 y llegaban a los playoffs como máximos favoritos de la Conferencia Americana, pero fueron sorprendentemente eliminados en la ronda divisional por los Ravens, que luego se proclamaron campeones en la Super Bowl.

John Elway siguió trabajando en los despachos para conseguir que los Broncos llegaran a la cima. Su equipo tenía un entrenador serio y fiable, una defensa poderosa y quizá el mejor quarterback de la historia de la NFL. Sólo necesitaba darle más armas a Manning para que su equipo fuera invencible. La última adquisición fue perfecta. Wes Welker no sólo completaba el mejor bloque de receptores de toda la NFL, sino que arrebataba una de las piezas clave a los Patriots, sus principales rivales en la conferencia. Además, Welker había salido bastante mal de New England, después de varios enfrentamientos con Bill Belichick, su entrenador, así que tendría ganas de venganza.

Los Broncos se presentaron en sociedad en septiembre con el mejor quarterback posible al frente del ataque, acompañado por Demaryus Thomas, Eric Decker, Wes Welker y Julius Thomas, el mejor grupo de receptores de la liga, y más en manos de un genio como Peyton Manning. Además, habían reforzado el grupo de corredores. Montee Ball fue elegido en el draft para acompañar a Knowshon Moreno, un corredor que nunca había rendido como se esperaba y que acumulaba lesiones. La defensa, a pesar de perder a Dumervil, una de sus estrellas, seguía pareciendo muy poderosa. En todas las casas de apuestas los Broncos aparecían como máximos favoritos para representar a la Conferencia Americana en la Super Bowl.

Cinco meses después, el equipo ha hecho buenos los pronósticos, pero además ha superado las expectativas. Su ataque ha sido demoledor, imparable. No sólo el mejor de la temporada, sino el más poderoso de todos los tiempos. Ha roto todos los récords de una ofensiva en una temporada regular, y se ha paseado en la mayoría de los partidos. Trece victorias y tres derrotas inesperadas coronan una trayectoria impresionante, en la que Peyton Manning ha seguido engrandeciendo su leyenda. Uno de los más grandes quarterbacks de la historia, sino el mejor, ha jugado su mejor temporada con 37 años, ha sido elegido MVP por quinta ocasión, para jugar la Pro Bowl por decimotercera vez, para el equipo ideal por séptima vez, y está a las puertas de conquistar su segunda Super Bowl. Para ello solo hará falta que despliegue toda su magia, y que los Seahawks no sean capaces de frenarle.

mtovarnfl@yahoo.es / twitter: @mtovarnfl