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Seattle Seahawks 23 – San Francisco 49ers 17

 

Kaepernick se colapsa en el último cuarto y los Seahawks ganan in extremis


Mariano Tovar

El Seahawks-Niners empezó con un fumble de Wilson y terminó con una intercepción a Kaepernick. Entre medias vivimos una de las batallas más épicas de los últimos tiempos. Dos equipos dándolo todo en cada jugada, que se convertía en un combate a muerte. Y así, entre asalto y asalto, los Seahawks fueron tejiendo una victoria que cayó del lado del que menos se equivocó.

 

Todos nos temíamos que el partido se convirtiera en tedioso por culpa de un dominio insultante de las defensas, y lo cierto es que el combate fue desde el primer momento defensivo. Los primeros que tuvieron éxito fueron los 49ers, que en la primera jugada provocaron una pérdida de balón de Wilson. Después de tres intentos infructuosos de avanzar con la pelota, solo consiguieron un field goal (0-3), pero ya se sabe que el que da primero da dos veces, y más en este tipo de choques en los que los detalles pueden ser tan importantes.

Después de ese arranque acelerado, comenzó el festival defensivo. Tres y fuera de Seattle, arreones de Kaepernick, que con sus carreras daba algo de vida a una serie que no cogía ritmo, y nuevo balón para Wilson, que caracoleaba haciendo recortes, saltos y quiebros, mientras los defensas de San Francisco amenazaban con empitonarle en cualquier momento. Ni los Seahawks conseguían correr, ni los Niners pasar, así que el partido parecía condenado a decidirse por un golpe de genialidad de alguno de los dos quarterbacks.

 

Entonces fue cuando llegó la carrera de 58 yardas de Kaepernick, que sirvió de heraldo para el primer touchdown del partido. Frank Gore hacía temblar el muro, y Dixon lo derrumbaba con una carrera de una yarda. 0-10 para los visitantes, que parecían empeñados en repetir el guión que habían seguido hasta éste partido en postemporada, ir cogiendo diferencias poquito a poco hasta desesperar a sus rivales. Pero los Seahawks son un equipo que no se deja amedrentar, y Wilson reclamaba protagonismo con un pase de 51 yardas a Baldwin, que acercaba a su equipo lo suficiente para que estrenara su casillero con un field goal (3-10). Ya nadie fue capaz de anotar hasta después del descanso. Las defensas no permitieron más frivolidades y restauraron su dictadura.

 

Hasta el intermedio, el partido había tenido un héroe, Colin Kaepernick, que solo había completado tres de cinco intentos de pase, pero que con sus 98 yardas de carrera había vuelto loca a la defensa de Seattle, que parecía tener soluciones para todo menos para las explosivas arrancadas del espigado jugador. Wilson, por su parte, había completado ocho de doce y, sobre todo, había sido capaz de sobrevivir a las acometidas de una defensa que buscaba su cabeza sin que su línea ofensiva fuera capaz de pararla.

 

En la segunda mitad apareció un nuevo factor que a la postre sería decisivo. Marshawn Lynch solo había conseguido sumar 33 yardas en 12 intentos en los dos primeros cuartos, pero en el primer drive de su equipo tras la reanudación, se puso en ‘modo bestia’, y cargó con todo el peso del ataque de Seattle para atravesarse el campo en tres carreras. En la última, de 40 yardas, parecía inmortal, imposible de derribar, mientras evitaba placajes saliendo trastabillado para llegar hasta la zona de anotación cuando parecía que nunca lo conseguiría. 10-10 y las espadas en todo lo alto.

Pero los Niners en los últimos tiempos tienen una facilidad innata para devolver los golpes de inmediato, así que dos pases largos de Kaepernick sirvieron para atravesar el campo, y un último latigazo a Boldin puso la guinda de una gran serie culminada en touchdown. Los 49ers solo habían necesitado tres minutos para recuperar la ventaja (10-17). El partido estaba entrando en una fase de locura que ya no paró hasta el final. El público del CenturyLink no paraba de aullar, empujando a su equipo que respondió con un field goal en el siguiente drive (13-17), pobre botín después del impresionante retorno de Baldwin, quizá el mejor jugador ofensivo del partido, que les permitió empezar la serie en la yarda 33 rival.

Tras esa anotación llegó el colapso de los Niners, que desde entonces y hasta el final fueron encadenando errores que a la postre les costaron el partido. Para empezar devolvieron el balón después de un tres y fuera. Los Seahawks, que estaban entrando en resonancia, con su público entregado y Lynch corriendo con éxito, volvieron a quedarse atascados al llegar cerca de la zona de anotación de sus rivales, pero en vez de conformarse con un fieldgoal se jugaron un pase de 35 yardas a la desesperada y Kearse anotó un touchdown que puso por primera vez por delante a los locales (20-17). La respuesta de San Francisco fue un fumble de Kaepernick que devolvía el balón a Seattle. Pero a pesar de empezar a atacar a seis yardas del touchdown, los Seahawks volvían a colapsarse ante la defensa salvaje de los 49ers. Volvían a jugarse un cuarto down, a pulgadas de la línea de anotación, pero esta vez se quedaban sin premio, aunque Kaepernick, que a esas alturas parecía no ser capaz de abstraerse del ruido del público, cometía un nuevo error grave y les devolvía el balón con un pase incomprensiblemente corto que era interceptado.

 

A esas alturas, el quarterback de San Francisco no daba una a derechas y el de los Seahawks estaba como un flan, mientras las defensas parecían tenerles completamente amedrentados. Wilson no era capaz de darle un balón a Lynch sin que fuera a trompicones y los Seahawks, que con un touchdown podían dejar el partido resuelto, tenían que conformarse con anotar otro field goal (23-17).

Balón para los Niners con 3:37 en el reloj. Un touchdown les daría la victoria. Arrancaron con fe infinita, sobrevivieron a un cuarto down, llegaron hasta la yarda 18 rival, y ahí Kaepernick intentó dar el golpe de gracia con un lanzamiento a Crabtree que podía darle la victoria a su equipo, pero Sherman, la estrella de la defensa de los Seahawks contra el pase, conseguía impedir que su rival tocara la pelota, y además ponía en bandeja la intercepción de Malcolm Smith que cerraba el partido.

 

Fue un duelo emocionante, vibrante y en el que el público elevó aún más la temperatura con sus incansables gritos, pero en el que los ataques vivieron casi siempre de golpes de efecto y jugadas aisladas, mientras dejaban a la vista sus vergüenzas. Ambas defensas dominaron casi siempre con superioridad insultante. La de San Francisco desquiciando a Wilson, la de Seattle aprovechándose de las limitaciones de Kaepernick. El primero sufrió un fumble en la primera jugada y el segundo una intercepción en la última. Y ya se sabe. Quién ríe último, ríe mejor. Los Seahawks vuelven a la Super Bowl ocho años después.

mtovarnfl@yahoo.es / twitter: @mtovarnfl