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Imágenes y frases de Wild Card

Mariano Tovar

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Antes de empezar, una curiosidad que quizá solo me interese a mí. Los cuatro equipos clasificados de la Nacional terminaron en el ranking defensivo de temporada regular el 1º (Seahawks), 2º (Panthers), 4º (Saints) y 5º (49ers). Los terceros fueron los Bengals, ya eliminados. Y los cuatro equipos de la Americana 19º (Broncos), 20º (Colts), 23 (Chargers) y 26 (Patriots). Sin embargo, en el aspecto ofensivo sucede casi lo contrario. 1º (Broncos), 5º (Chargers), 7º (Patriots) y 15º (Colts), mientras que los de la Nacional, 4º (Saints), 17º (Seahawks), 24º (49ers) y 26 (Panthers). Si las defensas ganan campeonatos, la Super Bowl será para un equipo de la Nacional, si son los ataques, se impondrá uno de la Americana… Pero ojo, si son los equipos completos, los Saints tienen todas las papeletas, pero para ello necesitarán a Keenan Lewis se recupere cuanto antes de la conmoción sufrida.

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Se ha discutido bastante si la lesión de Jamaal Charles fue a la postre decisiva para la derrota de Kansas City. Yo creo que, muy probablemente, con él en el campo los Chiefs hubiera tenido más armas para sacar del partido a Luck en la segunda mitad, pero dudo mucho que hubiéramos disfrutado del torbellino Alex Smith en los dos primeros cuartos. Knile Davis le suplió muy bien y su lesión sí que hizo daño de verdad, porque, entre nosotros ¿quién es Cyrus Gray? No creo que ni Andy Reid lo supiera muy bien.

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Las lesiones que de verdad hicieron daño a los Chiefs fueron las de Brandon Flowers y Justin Houston. Andrew Luck no solo estaba en modo bestia, además se redujeron sus problemas tras la presión del mejor man-eater y del cornerback estrella de sus rivales.

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No creo que nadie tenga ya dudas sobre la condición de gran estrella de Andrew Luck. No voy a entrar en la capacidad de liderazgo, facilidad de lectura, autoridad, o facilidad para quitarse la presión tanto arrancando a correr como bailando en el pocket. Lo que más me gustó el sábado fue que en la segunda mitad dirigió hasta cinco drives en no huddle con una precisión quirúrgica, y sobreponiéndose a una intercepción que parecía frenar en seco la remontada. Una ofensiva sin reunión continuada requiere de un talento y una inteligencia que solo está al alcance de unos pocos elegidos.

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Otra de las claves del partido fue el sack de Mathis que provocó un balón perdido de Alex Smith, frenó un drive la Kansas City que se acercaba peligrosamente a la zona roja y pareció cortarle completamente el rollo al quarterback visitante. Mathis estuvo bastante desaparecido, pero se le vio cuando más falta hacía.

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Y pese a todo, Alex Smith se ha reivindicado en esta temporada. En los primeros partidos, cuando los Chiefs arrasaban a sus rivales y el conducía un ataque poco explosivo pero muy eficaz, y en los últimos encuentros, cuando su equipo empezó a perder, atreviéndose a duelos pasadores en los que quizá termino derrotado, pero sin cometer errores graves e incluso sorprendiéndonos con una actitud desconocida en él. Alex Smith tiene muchas limitaciones, pero este año ha crecido mucho porque ha conseguido la autoridad y seguridad que le faltaban. Ya no actúa con la ansiedad de quien se está jugando el puesto en cada snap.

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Sé que llevo muchos años pesado insistiendo en esta idea, pero los Saints cuando se empeñan en pasar son solo un equipo espectacular y explosivo, y cuando insisten en la carrera se transforman en un bloque campeón. Pese a la baja de Pierre Thomas, entre un Mark Ingram que dos o tres veces al año parece un running back de la élite, y el rookie Khiry Robinson, descompusieron el front seven de los Eagles, que es mucho mejor de lo que se ha dicho este año. Mención aparte para Darren Sproles. Me encanta ‘La Hormiga Atómica’. En San Diego le dejaron marchar y han terminado por fichar a Woodhead, su clon en blanco.

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La defensa de los Saints no es un parche para acompañar al ataque, ni un grupo de bárbaros embistiendo sin ton ni son. En realidad fueron la cuarta mejor defensiva de toda la NFL en temporada regular y el sábado demostraron el por qué. McCoy consiguió 77 yardas, pero necesitó 21 intentos y, sobre todo, su carrera más larga fue de 11 yardas. DeSean Jackson no cogió su primer pase hasta el final del tercer cuarto, y gracias a la lesión de Keenan Lewis.

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Los Saints tuvieron el partido encarrilado hasta que Keenan Lewis sufrió una conmoción que le sacó del campo. La baja fue aún más importante porque se unió a la que ya tenían de Vaccaro, el safety, que se perderá el resto de la temporada. Con la ausencia de Lewis, Corey White tuvo que hacerse cargo del receptor número 1 y Rod Sweeting entró como titular. White se comió un pase largo para empezar y más tarde fue penalizado con una interferencia de 40 yardas, pero en cuanto Foles le echó el ojo a Sweeting, cargó los pases sobre su lado hasta desesperarle. El pobre cornerback boqueaba agotado después de cada jugada y miraba a la banda pensando que le habían metido en un matadero.

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Otra de las claves fue un balón que dejó caer Riley Cooper mediado el tercer cuarto. A esas alturas el partido empezaba a ser un toma y daca y el lanzamiento de Foles parecía sencillo de coger. Los dos tres y fuera con los que empezaron los Eagles la segunda mitad les dejaron a dos anotaciones y condicionaron su juego.

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Drew Brees tuvo una segunda parte espectacular, y jugó más cómodo de lo habitual en partidos complicados gracias al apoyo de la carrera. Los Saints anotaron en cuatro de los cinco drives de la segunda mitad, y además hicieron algo a lo que no están acostumbrados: controlar el reloj.

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Definitivamente, Dalton cavó su tumba el domingo en Cincinnati. En un solo partido concentró todos los defectos que ponen en duda su capacidad para liderar el ataque de un equipo ganador. Ya no solo fueron las intercepciones y el fumble. Siempre tuvo la mirilla descolocada. Al principio lanzaba alto, obligando a los receptores a estirarse, pero según avanzaba el reloj, sus pases iban, simplemente, al bulto. Me temo que tanto él como Marvin Lewis tendrán que explicar muchas cosas durante esta offseason. Y no olvidéis que este año los Bengals estaban invictos en su estadio.


La primera perdida de balón costosa de los Bengals fue al final de la primera mitad. Y curiosamente la sufrió el mejor jugador de Cincinnati hasta ese momento. Giovanni Bernard recibió un manotazo de Butler por la espalda cuando todavía no tenía asegurado el balón en la yarda cuatro rival. Los Bengals se fueron al descanso por delante 10-7, pero con la sensación de haber dejado escapar una oportunidad de oro para conseguir una diferencia aún mayor.


Los Chargers jugaron un gran partido en defensa, y tal vez podrían haberlo hecho en ataque, que en el primer drive de la segunda mitad se atravesaron el campo para que Ladarius Green terminara culminando con un touchdown, y dieron la sensación de que si apretaban el acelerador podían entrar sin problemas en un duelo anotador. La única mala noticia para ellos fue que Ryan Mathews tuvo que abandonar el partido por culpa de su tobillo lesionado.


La baja de Mathews metió en el campo a Ronnie Brown, que aprovechó la oportunidad para anotar un touchdown con una carrera espectacular de 58 yardas. A esas alturas el partido ya estaba decidido, pero fue el último clavo en la tumba de unos Bengals en los que ni siquiera brilló la defensa. Los Chargers, sin desmelenarse, anotaron en cuatro de sus seis series de la segunda mitad. No quiero ni pensar lo que podían haber conseguido si lo hubieran necesitado.


Rivers jugó a sus anchas muy bien protegido por su línea, una de las claves del equipo este año. Además, el quarterback completó 12 de sus 16 pases con una precisión insultante. Después de dos temporadas bastante grises, con un rendimiento impropio de él y que nadie se puede explicar (yo estoy seguro de que hubo algún asunto personal detrás que nunca ha trascendido), en 2013 Rivers ha vuelto a la élite de la que nunca debió salir. Ahora tiene por delante un mano a mano con Peyton Manning, al que ya sabe como ganar en playoffs.


Colin Kaepernick, definitivamente, es un jugador que vive de las grandes jugadas. El domingo, en un Lambeau Field congelado, volvió a atragantarse cuando intentó dirigir drives sostenidos, pero salpicó el partido de latigazos, sobre todo de carrera pero también de pase, que a la postre decidieron el choque. Y sin olvidar a Crabtree, que estuvo sensacional con varias recepciones decisivas.


Aaron Rodgers tuvo una actuación magnífica. Y más si tenemos en cuenta que su línea ofensiva estuvo desaparecida gran parte del encuentro y que James Jones sufrió dos drops importantísimos. Sobre todo el segundo, sencillo, en un tercer down. Lacy también dejó caer un pase cuando tenía mucho campo abierto por delante. Quizá la única mancha de Rodgers, que tal vez haya que adjudicársela a McCarthy, llegó en el último drive ofensivo de los Packers. A nueve yardas de la end zone la selección de jugadas no fue muy acertada, y los locales parecían conformarse con el field goal del empate.


Me gustó mucho el plan de los Packers. Intentaron ganar el partido insistiendo con la carrera, quizá lo último que esperaban los Niners, pero la mejor manera de hacerles daño. Todo el front seven de los visitantes jugó un partido tremendo, durísimo, castigando a Rodgers una y otra vez, pero tanto Lacy como Starks tuvieron éxito por tierra y fueron siempre un quebradero de cabeza para Harbaugh.


La defensa de los Packers jugó un partido digno. Falló una y otra vez en terceros y cuartos downs, muchos de ellos largos, cuando parecía que iban a frenar a sus rivales, pero también consiguieron varios tres y fuera y en la red zone limitaron los daños a field goals cuando el touchdown parecía inevitable hasta en tres ocasiones. Además, Gore estuvo bastante desaparecido. Fueron ingenuos en las grandes jugadas de Kaepernick, e incapaces de conseguirlas ellos. Antes de la intercepción de Hyde, pudieron conseguir otras dos, una del mismo Hyde y otra de Tramon Williams, que inexplicablemente dejaron caer balones sencillos que llegaban demasiado flotados. También les afectaron las lesiones. A la anunciada de Clay Mathews se sumaron durante el partido Mike Neal, Andy Muluba y Sam Shields. Los Packers terminaron en cuadro.


El partido del domingo ha animado el debate Kaepernick. Como os dije en la previa, cada actuación heroica llenará de razones a los que le defienden. Cada día gris dará argumentos a sus detractores. Por supuesto que un jugador tan eléctrico será capaz de ganar muchos partidos y además como pieza fundamental y decisiva, incluso alguna Super Bowl jugando en un equipo tan bueno, pero por otro lado sigo pensando que como pasador tiene limitaciones evidentes, y que cada vez están más enquistadas. Además, me sorprenden las críticas repetidas a Greg Roman y su sistema, como culpable de que no desarrolle todas sus virtudes. Lo llevo pensando todo el año y el domingo volvió a ser evidente. A Roman solo le falta bajar al campo y darle la teta a Colin. Su plan de juego está plagado de pases exteriores sencillos, rutas en niveles (level routes) para que el quarterback tenga dos receptores a la vista sin necesidad de buscarlos, jugadas de carrera pensadas para Kaepernick… Todo facilito y mascado. Al final, la discusión se puede reducir a una pregunta muy sencilla: ¿Qué prefieres que tenga tu quarterback, músculo o cerebro? Cualquier respuesta es válida.