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Philadelphia Eagles 24 - New Orleans Saints 26

Actualizado a


Los Saints se reinventan y ganan corriendo y con defensa

 

Mariano Tovar

Veníamos de ver fuegos artificiales en el Colts-Chiefs, y el cuerpo sufrió un shock cuando el festival que también esperábamos en el Eagles-Saints se convirtió en una guerra de trincheras. Una batalla táctica, casi una partida de ajedrez que primero fue difícil de digerir y que al final se convirtió en una delicatessen.

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Cuatro drives seguidos sin pena ni gloria para empezar. Dos de ellos de tres y fuera. Visto y no visto. Las defensas mandaban y no daban ni un respiro a ambos quarterbacks, que aunque no sufrieron muchos sacks (dos cada uno), tuvieron el aliento de los cazadores rivales siempre en el cogote. Tras esos minutos de tanteo, llegó el primer golpe en la mesa de una de las defensas. Brees era interceptado cuando intentaba colocar una bomba en el corazón rival. Fletcher recuperaba el balón en la yarda tres y anunciaba que, pese a las críticas, la secundaria de los Eagles no se iba a dejar amedrentar.

Y así siguió la batalla en los siguientes minutos. Ambas defensas presionaban con eficacia con el menor número posible de efectivos, mientras poblaban la secundaria para evitar ser quemadas por el aire. Rob Ryan lanzaba sus famosas embestidas con cuentagotas y nadie conseguía imponer su juego. Antes del descanso los Saints podían anotar dos field goals, y los Eagles un touchdown en un drive que nació tras una segunda intercepción a Brees. 7-6 en el marcador, y la sensación de que ambas cajas fuertes eran inviolables. En la noche de Filadelfia iban a reinar las defensas.

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Pero en la segunda mitad cambiaron muchas cosas. Los Saints modificaron completamente su estrategia. Le quitaron el balón a Bress, que no estaba teniendo éxito por el aire, e insistieron con la carrera. Los de Nueva Orleans terminaron el partido con 30 intentos de pase y 36 por tierra. Ni los más viejos del lugar recuerdan algo así. Los Saints en manos de su backfield.


Y la fórmula funcionó a las mil maravillas. Mark Ingram, sin duda el hombre del partido con permiso del kicker Graham (quién lo iba a decir), cortaba como mantequilla la defensa rival, que seguía más preocupada de protegerse de los lanzamientos de Brees y no se creía el cambio de plan. Hasta que llegó un momento en que, desconcertada, se encontraba con pases cuando cubría la carrera y carreras cuando acumulaba gente en cobertura. Y a todo esto, Bress, menos agobiado, conseguía un tercer down tras otro cuando la cosa se complicaba. No hay nada que exaspere más a una defensa que sentir que está a punto de parar a sus rivales pero nunca lo consigue.

Y con esa fórmula corredora, los Saints se apuntaban dos touchdowns letales en sus dos primeras series de la segunda mitad, mientras que Foles se estampaba con dos tres y fuera, y seguía sin encontrar un resquicio por el que abrir la lata rival (7-20).

Pero entonces tuvo lugar el suceso que volvió a meter a los Eagles en el partido. Keenan Lewis se lesionó. El cornerback había hecho un trabajo quirúrgico secando a DeSean Jackson, el receptor estrella de los Eagles, que hasta ese momento no había tocado ni un solo balón. Sweeting salió en su lugar y fue literalmente bombardeado por Foles. Los Eagles habían encontrado el pequeño agujero por el que colarse en la cocina de sus rivales.

Primero fue un pase a Jackson de 40 yardas que resucitó un drive decisivo que terminó en touchdown (14-20). Entonces fueron los Saints los que se descompusieron en un tres y fuera. Otra vez Foles maltratando a Sweeting, que boqueaba agotado mientras miraba hacia la banda en busca de un respiro o una ayuda. Mientras, Keenan Lewis gritaba desesperado que quería volver al campo aunque fuera lesionado. Field goal de los Eagles que se quedaban a seis puntos (17-23). Los Saints se habían metido en el partido porque supieron ajustar en el descanso. Los locales, más pícaros, porque una lesión abrió un resquicio por el que la defensa rival se desangraba.


Entonces los Saints apelaron a su auténtica esencia. Son un equipo creado para luchar en duelos anotadores, en batallas de toma y daca. Y sin cambiar el sistema que tan bien les estaba funcionando, apostando por la carrera, se lanzaron a campo abierto en busca de puntos. Lograron un field goal que les volvió a alejar en el marcador (17-26) y los Eagles respondieron de inmediato volviendo a meter el dedo en la herida Sweeting. Touchdown de Ertz y otra vez por delante (24-23).

Quedaban 4.54 minutos y Brees tenía en sus manos el balón de la victoria. Sproles se lo puso fácil con un retorno que llegó hasta la 48 rival. Desde ahí, una vez más, carreras y carreras mientras la defensa de los Eagles, que tan bien había secado los lanzamientos de Brees, seguía sin encontrar la fórmula para frenar a los tanques rivales. Al final, en el último segundo, Shayne Graham firmaba su cuarto field goal de la noche y rubricaba la victoria de los Saints.

Los de Nueva Orleans ya han demostrado que pueden ganar fuera de su casa, bajo un clima adverso, con una defensa dominante, abandonando el pase, su primer mandamiento, y encomendándose a la carrera. ¿Son esos de verdad los Saints? ¿Serán capaces de hacer lo mismo la próxima semana en Seattle? Cuidadito con Payton, que ese tipo es más listo que un ratón colorado.

mtovarnfl@yahoo.es / twitter: @mtovarnfl

 

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