Las previas de Wild Card 2014: Packers-49ers
Y como se dice en lenguaje cheli, ahora vas y lo cascas, que por mucho que lo intente, no os puedo explicar lo que se siente jugando a lo que sea en manga corta, o con siete abrigos encima, a -24ºC y con una sensación térmica de -39º. Básicamente porque nunca lo he vivido y siempre había pensado que el ser humano no puede sobrevivir mucho tiempo bajo esas condiciones climáticas al aire libre. Así que quizá sea el día para que los de National Geographic movilicen varios equipos de investigadores, y los científicos de la NASA valoren si los jugadores de la NFL serían los tipos indicados para poblar Marte.
Pero cuidado, que frío, lo que es frío, hará de pelotas, pero ni una gota de nieve, o eso dicen, que si el partido se jugara el lunes, las temperaturas bajarían incluso bastantes grados más y un manto blanco cubriría Lambeau Field. Así que el verdadero enemigo de los dos equipos será el viento, que quizá se erija en juez de un duelo en el que los Niners serían favoritos indiscutibles, y hasta por paliza, si se disputara en la Bahía, pero que se iguala enormemente por el clima y la magia de Lambeau Field.
El ataque aéreo de Green Bay ha sido el sexto mejor de toda la NFL. Esa estadística, que así de fría no emociona tanto, se convierte en estratosférica si tenemos en cuenta que Aaron Rodgers se ha perdido ocho partidos. Sí, ocho (bueno, en uno de ellos lanzó dos pases antes de lesionarse), que Cobb solo ha jugado seis, que Finley también quedó KO después de media docena de apariciones, y que incluso Eddie Lacy se perdió uno después de una conmoción y lleva un par de semanas jugando a medio gas por culpa de otra lesión. Los Packers han sido uno de los equipos más castigados por las lesiones, su lista de jugadores en injury reserve es casi interminable (16), y aún así han sobrevivido para alcanzar la postemporada de forma inexplicable.
En realidad me da cierta pena lo sucedido en el equipo de Green Bay. Mediada la temporada parecía que estaban cogiendo velocidad crucero, que el ataque estaba a unos pocos detalles de ser imparable, y que su defensa, a pesar de sus limitaciones, estaba siendo capaz de frenar a ataques poderosos. Así que, después del paréntesis que ha significado la baja de Rodgers, la pregunta es si después de dos meses de ausencia ha recuperado el grado de compenetración con sus compañeros que necesita un equipo aspirante al anillo y que además es esclavo de su ataque, que la defensa no está para demasiados trotes.
Rodgers forma parte de la trinidad de la NFL actual, junto a Brady y Manning. Y más cuando sale al campo y se ríe. Por ejemplo, el domingo en Chicago no paraba de reírse. Cuando Aaron muestra los dientes no solo significa que se lo está pasando muy bien, sino que tiene muchas ganas de morder. Mirad, a estas alturas no voy a explicaros quién es Rodgers, solo hace falta que recordéis que un día bajó a la tierra para ganar partidos, y que el termómetro de su eficacia suele estar medido por las veces que sonríe. Porque además de para ganar partidos, bajó a la tierra para pasárselo bomba haciéndolo.
Ahora solo falta que su línea ofensiva, tan frágil como casi siempre, no le borre la sonrisa a base de disgustos, aunque Aaron siempre puede salir del pocket corriendo sin perder un ápice de su eficacia pasadora y sin dejar de encontrar casi siempre el objetivo que más daño hace al rival.
Además, a pesar de las bajas, ya tiene a su alrededor una lista de objetivos que para sí querrían muchos. Nelson, Cobb, James Jones, la sorpresa Boykin y Quarless supliendo a Finley con dignidad. En resumen, Aaron tiene todos los ingredientes que necesita para montar una bacanal pasadora en Lambeau, por mucho viento huracanado que sople durante el partido.
Así que los Packers tienen un ataque aéreo de fábula y uno terrestre de dibujos animados, detrás de una línea que en muchas ocasiones merece el calificativo de cagarro. Y el domingo, bajo un frío inhumano y teniendo enfrente a una defensa diabólica, tendrán que sumar muchos puntos si no quieren que les corran a boinazos.
La secundaria de los Niners llega a San Francisco con un problema: Eric Wright y Carlos Rogers son duda. Aunque jueguen, probablemente no lo harán en las mejores condiciones. Pese a la seguridad que dan Whitner y Eric Reid, como el ventarrón no ayude mucho, Rodgers puede tener muchos objetivos claros durante el partido. Quizá en esta batalla en la secundaria pueda estar una de las claves del partido.
La otra gran clave estará en Colin Kaepernick. Los aficionados de San Francisco (me atrevería a decir que todos) se han lanzado a una cruzada para defender a su QB de las críticas del mundo. Para ellos es poco menos que el Mesías. Si no ha rendido este año como ellos esperaban (otros esperábamos más o menos lo que hemos visto), ha sido porque la plaga de lesiones de sus receptores ha impedido que Colin demuestre al mundo su increíble capacidad para progresar en las lecturas de pase, porque Greg Roman es un coordinador mediocre, conservador, y que no sabe adaptar su sistema a las virtudes del quarterback, porque Harbaugh no ha dejado a Kaepernick correr para evitar lesiones, porque la línea no rinde en cobertura tan bien como abriendo rutas a la carrera, porque…
A mí me resulta mucho más fácil creer que Kaepernick es un quarterback mediocre, con serios problemas de lectura, que toma demasiadas veces decisiones cuestionables, inseguro cuando las cosas no funcionan, al que hay que preparar un plan de juego muy sencillito para que no se agobie y que, literalmente, huye hacia adelante cuando tiene problemas. No os voy a engañar, nunca me ha gustado demasiado salvo cuando se lo pasaba bomba en sus primeros partidos. De hecho, no creo que me llegue a gustar alguna vez. Cuanto más le miro, más vuelvo a ver a un nuevo Vick con un brazo potentísimo, pero que sufre cuando se ve obligado a hacer lo que se supone que tiene que hacer un QB (que es pasar), y que sobrevive gracias a carreras que ni siquiera provocan el hipnotismo eufórico que conseguía el Vick de los Falcons. Por supuesto que acumula grandes partidos aéreos, Vick también lo hizo, pero, por compararlo con Rodgers, el de los Niners ha tenido ya cinco actuaciones en dos años con un rating por debajo de 70. Rodgers solo lleva seis en sus seis temporadas como titular. Kaepernick lleva en total 13 partidos con un rating superior a 100 y Rodgers ha alcanzado esa cifra alguna vez en una sola temporada. Lo que quiero decir es que los grandes tienen muy pocas actuaciones mediocres sin importar las armas que puedan tener alrededor, y Colin, al menos por ahora, es tremendamente irregular.
Pero como le sucedía a Vick, Kaepernick tiene una virtud innegable. Cuando se enchufa es capaz de ganar un partido casi él solito. Eso es lo que hizo en los playoffs del año pasado, cuando destrozó a Green Bay corriendo. Y eso es lo que hizo en el primer partido de esta temporada, cuando destrozó a Green Bay pasando. Así que, muy probablemente, Colin seguirá alternando actuaciones grises, que nos llenarán de razones a los que pensamos que los 49ers están dejando escapar un equipazo irrepetible por culpa de un quarterback mediocre, con apariciones asombrosas que llenarán de argumentos a los que creen que con su brazo, físico e imprevisibilidad, es el arma perfecta para este equipo. ¿No veis? Exactamente el mismo debate que vivimos hace una década con Vick.
Por suerte para él, Kaepernick tiene ahora alrededor un grupo de receptores espectacular. Crabtree es un todo terreno que hace daño en cualquier lugar del campo y que además se ha compenetrado muy bien con Colin. Boldin sigue siendo ese receptor número 2 capaz de arrastrar defensas, abrir espacios con su inteligencia y ofrecerse como pase de seguridad cuando las cosas están difíciles. Vernon Davis emplea su físico imponente para avasallar a la secundaria. Son tan buenos que cuando están todos sanos, incluso Colin parece bastante mejor de lo que es.
Así que los Niners pueden sacar dos caras: o aparece el Kaepernick gris e inseguro que ronda el 50% de completados, con lo que Gore y la defensa se tendrán que remangar para ganar en las trincheras mientras los aficionados mineros critican a Greg Norman, o Colin se levanta inspirado y se lleva el solo por delante a la defensa de Green Bay a base de carreras, pases, o lo que haga falta. Teniendo en cuenta que se espera un partido con mucho viento, las inseguridades del jugador, y su afición por comer bocata de queso, apuesto por que le veremos intentando saltar la banca con una actuación muy corredora.
Pero los Packers tienen un clavo ardiendo al que agarrarse. Durante un mes, justo antes de la lesión de Rodgers, su defensa tuvo actuaciones importantes. Quizá el regreso de su líder les devuelva al camino correcto. De lo contrario, da lo mismo pase o carrera, encajarán puntos en la mayoría de los drives y su quarterback tendrá que multiplicarse.
El frío favorece sin duda a Green Bay, pero el viento, si es tan fuerte como se anuncia, beneficiará a los Niners, porque podría impedir a Rodgers desarrollar su juego mientras que Kaepernick siempre podrá arrancar a correr. En teoría, libra por libra, los 49ers son mucho mejores. Es más, como dije al principio, si el choque se disputara en San Francisco no le daría ni una sola posibilidad a los Packers.
Pero sigo pensando que los mineros con Colin están jugando a la ruleta rusa en cada partido, que la posibilidad de que el QB haga un buen partido está al 50%, que el frío le afectará por mucho que haya nacido en Wisconsin. Lleva muchos años jugando bajo el sol de Nevada o San Francisco. Si a eso le sumamos el impulso que ha significado el regreso de Rodgers, y una victoria imposible en la última semana en Chicago, cuando el partido parecía perdido, creo que Green Bay tiene a su favor todos los intangibles. Esos factores que los amantes del football como ciencia desprecian, pero que muchas veces son los más decisivos.
Quién me lo iba a decir a mí. Apostar por los Packers en Lambeau Fild, en postemporada y a casi 40 grados bajo cero, y que esa apuesta pronostique una monumental sorpresa.
mtovarnfl@yahoo.es / twitter: @mtovarnfl