Las previas de Wild Card 2014: Colts-Chiefs
Hace dos semanas, Chiefs y Colts se vieron las caras en Kansas City en un partido que quizá sirva de guión para lo que se puede vivir el sábado en el duelo inaugural de los playoffs. En esa ocasión los Colts se impusieron con un Luck brillante que hizo lo que quiso con la secundaria de sus rivales. El ataque de los Chiefs, pese a adelantarse en el marcador, fue inoperante durante casi todo el partido.
De entrada parece una temeridad hacer de menos cualquier partido de playoffs, pero el Colts-Chiefs resulta, a priori, el duelo menos atractivo de esta postemporada. No es que sean equipos malos, que no los son, es que ambos tienen limitaciones evidentes e importantes. A lo largo de la temporada hemos visto cómo los grandes aspirantes corregían problemas para intentar llegar a enero en el mejor momento posible, pero parece evidente que los dos protagonistas de este choque entraron en un bucle de problemas del que no han podido salir desde que perdieron a algunos de sus jugadores más importantes.
Tamba Hali y Justin Houston. Esos son los nombres clave del partido. Los que pueden desequilibrar la balanza y devolver a la defensa de los Chiefs la personalidad perdida. Los dos forman, cuando están sanos, la mejor pareja de cazadores de quarterbacks de toda la NFL. Se han perdido los últimos partidos y ambos son cuestionables para el sábado. Los Chiefs de Hali y Houston son un equipo de playoffs. Los Chiefs sin ellos son un grupo vulgar.
La filosofía de Kansas City con sus dos estrellas defensivas estuvo muy clara desde el primer día. Ambos presionaban con fiereza al quarterback rival obligándole a lanzar con rapidez para evitar ser cazado. Eso facilitaba muchísimo el trabajo de la secundaria, que jugaba muy cómoda ante las urgencias de los pasadores rivales. Tanta presión también tiene sus desventajas, y el front seven a veces se quedaba sin efectivos para cubrir todas las puertas sobre todo en jugadas de draw, pero el daño era asumible, sobre todo porque con la calidad que atesoran Hali y Houston, no es sencillo engañarles, y porque Lewis, y sobre todo Berry, son dos safeties extraordinarios, capaces de tapar cualquier agujero. La conclusión de todo esto es que durante la primera mitad de la temporada esa defensa avasalló a todos los ataques a los que se enfrentó.
El problema es que una defensa tan agresiva suele ir bajando su rendimiento a lo largo de la temporada. Los ataques se ajustan con cierta facilidad y terminan por sacar ventaja de las embestidas. Mediada la temporada comenzamos a ver cierto agotamiento en el sistema, y casi de inmediato llegó la lesión de Houston, que lleva de baja desde la semana 11, y la de Hali, que aunque ha seguido jugando a trancas y barrancas, también se ha perdido los dos últimos partidos y bajó mucho su rendimiento cuando se quedó sin un compañero que obligara a las líneas ofensivas rivales a dividir esfuerzos.
Así que en los últimos partidos, el front seven de los Chiefs ha dejado de ser tan agresivo. Quizá haya mejorado algo últimamente contra la carrera (que tampoco), pero sobre todo ha dejado en porretas en secundaria. Berry, Kendrick Lewis, Flowers y Sean Smith forman en teoría una secundaria infranqueable, pero desde que los quarterbacks rivales tienen tiempo para pasar, han sido quemados una y otra vez.
Si Hali y Houston no salen en plena forma al Lucas Oil, Andrew Luck puede darse un festín de lanzamientos con toda la tranquilidad del mundo, como hizo en el partido de temporada regular.
Luck este año ha seguido creciendo sin sufrir ninguna maldición del sophomore. Aunque haya sumado menos yardas de pase, ha reducido drásticamente los errores y solo ha sufrido nueve intercepciones, la mitad que en 2012. Además, con su movilidad en el pocket ha compensado el rendimiento de una línea que sigue siendo muy blandita y que puede serlo más si McGlynn no se recupera a tiempo para el partido. Los números engañan. Luck no ha sufrido demasiados sacks, pero se ha pasado todo el año corriendo por su vida.
Los problemas de los Colts llegaron nada más iniciarse la temporada con las lesiones de Bradshaw y Ballard. Se quedaron sin backfield a las primeras de cambio y parchearon el problema con Donald Brown, que ha tenido un rendimiento sorprendente, pero muy poco intimidatorio. Más tarde ficharon a Trent Richardson en un movimiento que puede considerarse el timo del año. El corredor ha seguido rindiendo muy por debajo de lo esperado. Si los Colts quieren ir avanzando rondas en enero, necesitarán que Richardson rinda al nivel que se le presupone a la tercera elección global del draft de 2012.
El otro gran problema de Luck es la falta de fiabilidad de sus receptores. Desde la lesión de Reggie Wayne no tiene un objetivo seguro en los momentos decisivos de los partidos. Hilton ha tenido partidos extraordinarios, pero otros en los que ha dejado caer balones inexplicables. Heyward-Bey y el TE Coby Fleener tienen el mismo problema, alternan recepciones espectaculares con errores de bulto.
Por tanto, veremos una batalla entre una defensa venida a menos y un ataque a medio formar, esclavo de la genialidad de su quarterback.
En este caso el guión está claro: darle el balón a Jamaal Charles. El corredor es un auténtico animal. El tercero mejor de la liga en número de yardas terrestres, pero además el mejor receptor de los Chiefs en esta temporada. Con 693 yardas de pase, ha sido el objetivo favoritos de Alex Smith, lo que puede parecer muy bueno para él, pero es terrible para los Chiefs, cuyo receptor estrella, Dwayne Bowe no solo ha sido infrautilizado, sino que podría perderse el partido por lesión.
Así que todos los equipos que se enfrentan a los Chiefs lo tienen claro. Parando a Charles prácticamente colapsan el ataque rival, que Alex Smith, aunque se haya soltado la melena en los últimos partidos, sigue siendo un quarterback que rinde de verdad con pases cortos y drives sostenidos. Eso se puede hacer si tu defensa mantiene el partido apretado y te permite jugar con el reloj, pero no es buena idea si estás por debajo en el marcador.
Por suerte, tiene enfrente a una defensa en la que, si exceptuamos a Robert Mathis, que ha hecho una temporada monstruosa con 19,5 sacks y un safety, casi todos los integrantes son obreros muy trabajadores pero muy poco brillantes. Ha sido bastante habitual que esa defensa fuera avasallada en las primeras mitades, y que luego Pagano y su staff consiguieran ajustarla para que desde el descanso rindiera a muy buen nivel. De todos modos, la secundaria me gusta mucho, sobre todo con Bethea y Landry, sus dos safeties, Vontae Davis, su corner número 1 y un sorprendente Darius Butler, que ha hecho una temporada magnífica.
Durante las primeras semanas de competición me encantó que Andy Reid se reivindicara como un gran entrenador poniendo en el mapa a unos Chiefs que venían de una tremenda crisis interna. Pero poco a poco, y más analizando el calendario del equipo, fuimos viendo que los Chiefs eran un gigante con los pies de barro, que pasaban a parecer un equipo mediocre en cuanto se enfrentaban a rivales de entidad.
Yo creo que pueden conformarse con el trabajo realizado, y que su recorrido en playoffs será muy corto, y eso a pesar de que los Colts quizá sean otro equipo que se ha beneficiado de una división sin rivales. Todo el mundo recuerda que se impusieron a Niners, Seahawks y Broncos, y además con claridad, pero eso fue entre septiembre y octubre. Desde entonces ha llovido mucho y no hemos vuelto a ver grandes hazañas ni actuaciones poderosas.
Creo que la única oportunidad de los Chiefs pasa por que sus rivales tengan uno de esos inicios desastrosos en los que se ponen dos o tres anotaciones por debajo. Remontarle a Kansas City es muy complicado. Por el contrario, si Indianápolis consigue en algún momento una diferencia de dos anotaciones, me sorprendería que Alex Smith fuera capaz de capitanear una remontada.
Hay dos factores desequilibrantes: la genialidad de Andrew Luck y el Lucas Oil. Creo que ambos pesarán lo suficiente para que los Colts se impongan con holgura en un partido que, en temporada regular, difícilmente sería la primera elección para un espectador que no fuera aficionado de uno de los dos equipos.
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