Usain Bolt (y otros tres jamaicanos) compitiendo contra un autobús por las calles de Buenos Aires. ¿Pantomima? ¿Cosa poco seria? Yo creo que no es malo para el atletismo, un deporte que permanentemente debe abrirse camino en dura competencia con otros que tienen más atractivo popular y más continuidad a lo largo del año.
Recordemos que ya Jesse Owens, cuádruple campeón olímpico en Berlín 1936, compitió contra caballos. Les ganaba, por cierto, ya que el animal se asustaba con el disparo y salía retrasado.
También Chema Martínez corrió contra un autobús de la EMT por las calles de Madrid. No nos asustemos por estas cosas. Hay que popularizar nuestro deporte y cualquier medio puede ser bueno. El atletismo no es aburrido, ni mucho menos, pero hay que sacarlo a la calle.
Recuerdo una milla en la Castellana, en el año 1984, en la que venció José Manuel Abascal, flamante medallista olímpico. Había por allí 50.000 aficionados, o transeuntes, que se lo pasaron de maravilla. Y apareció de improviso Ernest Lluch, ministro de Sanidad y catalán muy aficionado al atletismo, que también disfrutó lo suyo. Por cierto, años después fue asesinado por Eta.
También recuerdo una competición de pértiga en la calle en Madrid, con los mejores especialistas del momento y miles de personas en las gradas y en las aceras. Lo malo fue que el listón se empeñaba en caer sobre la cabeza de un juez, que terminó descalabrado y chorreando sangre. A él no creo que lñe gustase la cosa.
Volvemos a Usain Bolt: es un espectáculo en sí mismo y seguro que en Buenos Aires disfrutarán con él. Ya corrió en la playa de Copacaba, ante miles de personas. Otra exhibición.
Tiempo habrá para verle correr de verdad, en serio, en las pistas americanas, auropeos y asiáticas. Ha dicho que pretende ser el primer hombre en bajar de los 19 segundos en los 200 metros y ha anunciado que intentará hacerlo en 2014, un año en el que no hay ni Campeonatos Mundiales ni Juegos Olímpicos.