Una imagen, una frase (semana 11)
Después de ver este partido me hago dos preguntas ¿dónde estarían los Titans si Chris Johnson jugara todos los partidos, y durante todo el tiempo, como lo hizo en el primer cuarto? ¿Hasta dónde podrían llegar los Colts si jugaran durante las primeras mitades igual de bien que en los segundos tiempos? Ah, y los Browns timaron a los Colts con Richardson. Empieza a recordarme a Maroney, mirando la puerta abierta y sin atreverse a entrar por ella, como si al otro lado le estuviera esperando un policía para ponerle una multa.
¿Estarán buscando los Falcons un sustituto para Matt Ryan? Es la única explicación (absurda) que se me ocurre para su frenética carrera hacia el número uno del draft. Para empezar, ya han conseguido desbancar a los Bucs del segundo puesto, algo que parecía imposible hace solo un par de semanas. La defensa no es mala. Es indecente. La línea ofensiva está de adorno y todos parecen salir a jugar porque no queda más remedio. En Tampa han descubierto una fórmula que les permite sacar un corredor de élite de la chistera cada dos por tres. Bobby Rainey jugó un partido perfecto de 163 yardas y dos touchdowns. Un último apunte: Mike Glennon merece que comiencen a considerarle como una opción sólida de futuro. Cada partido que pasa tiene más presencia y seguridad.
Pienso que algunos domingos la afición de los Jets echa de menos a Mark Sanchez. Pero ya tengo la solución al problema. Geno Smith juega bien una semana y mal la siguiente. Rex Ryan debería plantearse sacarle de titular solo las semanas impares hasta la semana de descanso y las pares a partir de ella. Y por supuesto, buscar una solución más fiable de cara al futuro. Por ejemplo, alguien del estilo de EJ Manuel.
El viento de Chicago se llevó el domingo muchas cosas. ¿La más importante de todas? Muchas de las opciones de postemporada de los Ravens. Pero lo más increíble de todo fue el field goal de 52 yardas de Tucker antes de que el partido se detuviera para evitar que la tormenta se llevara a los jugadores volando. Cuando se preparaba para dar la patada yo estaba convencido de que el balón iba a aterrizar en Canadá. Durante el tercer cuarto, cuando parecía que las condiciones eran aceptables, tuvieron que calzar una de las porterías que estaba a punto de caerse. Dicho lo anterior, mientras Flacco destruía todo el buen trabajo de Ray Rice, y era incapaz de cerrar el partido en los minutos finales, los Bears se agarraban mejor al barro de un emparrillado que parecía de otra época y acertaban eligiendo jugar con el viento a favor en el tiempo extra.
En Cincinnati se mascaba la tragedia. Dalton empezaba regalando dos intercepciones, los Browns se ponían 0-13 delante, y los abucheos de la grada a su equipo atronaban casi tanto como el viento en Chicago. Entones apareció la defensa local, Campbell decidió solidarizarse con Dalton, los Bengals enchufaron 31 puntos seguidos en el segundo cuarto, los abucheos se convirtieron en alborozo, y la segunda mitad se transformó en un picnic innecesario. Ya sabemos que la defensa de los Bengals es muy potente; lleva todo el año demostrándolo. Ahora queda descubrir si el Dalton de verdad es el de octubre o el de noviembre.
Llevo varias semanas afirmando que Jim Schwartz está espabilando, pero después de ver el partido, me pregunto si me precipité. Hay que decirlo todo, Reggie Bush iba con el enemigo, pero si llegas al descanso ganando solo por siete puntos después de que tu QB haya sumado 362 yardas, pienso que lo lógico es preguntarse qué estás haciendo mal, y no marcharse al vestuario entre risas despreocupadas. Los Steelers, muy serios en la primera mitad, fueron brillantes en la segunda con un Big Ben imperial. Y Schwartz se llevó el premio al pardillo del año por intentar una jugada de engaño en el último cuarto, y en la yarda 10 rival, cuando un field goal le hubiera dado una ventaja de siete puntos y su equipo parecía bastante grogui. Y todo esto sin dejar de reírse. Ya se rió mucho menos en la sala de prensa cuando le frieron por paquete y terminó perdiendo los nervios. En esas, y a la chita callando, los Steelers siguen en la carrera por una sexta plaza de la Americana que va a salir muy barata.
Antes de seguir leyendo, os enlazo un artículo indispensable de Willy Bistuer, en el que disecciona de arriba abajo el cadáver de los Texans y explica los motivos de la muerte, con una precisión que no hubiera conseguido ningún forense.
El caso es que era la segunda vez en toda la historia de la NFL desde la existencia del draft, que se enfrentaban dos quarterbacks no drafteados: McGloin y Keenum. Y aunque a priori parecía que el espectáculo podía ser bastante triste, ambos tuvieron actuaciones estupendas hasta que en la banda de Houston se empeñaron en estropear la fiesta. Kubiak sentó a Keenum, sacó al campo a Schaub, y toda la frescura de Houston desapareció por arte de magia. Entre Schaub y Keenum yo me quedo con Keenum con los ojos cerrados (y también Andre Johnson, que se lió a gritos con el QB veterano al final del partido). Y ya que estamos, entre Pryor y McGloin, también apostaría por el no drafteado, que además marcó otro hito con sus tres touchdowns como debutante.
Los equipos especiales de los Redskins son horribles. La defensa de los Redskins es horrible. El ataque de los Redskins no es horrible, pero el domingo, durante gran parte del partido, se colapsaba cuando se acercaba a la zona roja. Pero tal vez ha llegado el momento de empezar a valorar lo mucho que está mejorando la defensa de los Eagles. Liderada por un DeMeco Ryans que vuelve a parecerse al de las grandes ocasiones, se está reivindicando partido tras partido. Y eso que en el último cuarto RGIII se puso en ‘modo bestia’ y rozó el milagro. Ahora va a resultar que el ‘Chip way of live’ se va a convertir en el ritmo de moda. ¡Todos a desmelenarse! Ya, hasta ganan partidos como locales.
Durante unos minutos del primer cuarto parecía que la racha victoriosa de los Jaguars podría extenderse una segunda semana. Pero no. Fue un espejismo. Los de Jacksonville siguen siendo horribles. Las 23 yardas de Jones-Drew en 14 intentos lo dicen todo. Daba gusto ver a Palmer torear de salón con todo el arte que le sale del alma… porque los defensas rivales le saludaban desde lejos y daban palmas por soleares. ¡Pobres Jaguars! Ah, y una semana más (y van…) sigo clamando: ¡¡¡QUITADLE EL BALÓN A MENDENHALL!!! (Es curioso, hace no mucho tiempo gritaba justo lo contrario). Y eso que Ellington no tuvo su día.
Sé que esta comparación la hago cada vez que los Chargers juegan un mal partido, pero una vez más parecieron el equipo de 2012. Su línea ofensiva notó la ausencia de Dunlap. Rivers, casi siempre muy presionado por la defensa de Miami, tiró de carácter para sobrevivir en campo abierto, pero terminaba por colapsarse en la red zone. Ese era un mal endémico de este equipo y este año lo estaban solucionando porque usaban a Woodhead para oxigenar, abrir huecos, y recibir pases de seguridad cuando Rivers se quedaba sin opciones. Pero ante los Dolphins fue inexplicablemente desechado. Los Chargers prefirieron darle la responsabilidad a un Mathews que jugó un gran partido, pero que sigue siendo demasiado frágil cuando el campo se estrecha. Era casi dramático ver la impotencia de un equipo que siempre tuvo la victoria al alcance de la mano pero fue incapaz de llegar a ella. Lo dicho, como en los últimos años.
Definitivamente, los Packers no son nadie sin Rodgers. Los resultados del equipo en las últimas semanas solo engrandecen al quarterback, y quizá sirvan para llegar a conclusiones y mejorar posiciones que ahora parecen mucho más débiles que hace unos pocos días. Creo que a largo plazo esto puede ser muy bueno para Green Bay. Pero también ha llegado el momento de preguntarse cuales son las auténticas aspiraciones de los Giants. Este domingo jugaron un buen partido en líneas generales, llevan cuatro victorias consecutivas, ya dependen de si mismos y no de otros resultados y tres de sus últimos encuentros son duelos divisionales. ¡Que vienen, que vienen, tssss, tsssss!
Llegó Percy Harvin y ya están todos. Una sola recepción estratosférica y un retorno de los que quitan el hipo fueron suficiente carta de presentación. Un Wilson que lanzó pocos pases, pero casi todos larguísimos, y un Marshawn Lynch que ganó pocas yardas, pero todas importantes, confirmaron que el rodillo de Seattle está cogiendo su pico de forma cuando de verdad importa. Los Vikings, con un Ponder horrible y un Peterson permanentemente frenado por el muro defensivo rival, están muy lejos de los máximos favoritos de la Nacional.
El artículo del lunes ya estuvo dedicado a este partido. Solo quería insistir en un detalle: a Kaepernick le queda solo un argumento para defender su valor como quarterback de un equipo aspirante a levantar el Vince Lombardi. Ese argumento se llama Crabtree. Si tras la vuelta del receptor no mejora significativamente la aportación del quarterback, me temo que Jim Harbaugh, que no se casa con nadie, puede llegar a la conclusión de que es mucho más rentable en un papel secundario desde el banquillo.
Para muchos era el partido de la semana, pero el resultado final no le ha sorprendido a nadie. Y la realidad es que refleja la diferencia que hay entre los dos equipos. No fue una paliza, ni mucho menos. La defensa de los Chiefs sabía que iba a ser golpeada por Moreno, y por una sucesión de pases rápidos de Peyton en ataque sin reunión, y aguantó el chaparrón con entereza. Incluso el ataque de Alex Smith tuvo momentos de garra en los que parecía que se atrevía a jugarle de tú a tú a sus rivales. Pero esa actitud luchadora, impecable, no es suficiente para enfrentarse a una máquina ofensiva que incluso se dejó llevar en el último cuarto más preocupada de consumir reloj que de anotar. No fue un gran partido. Tampoco fue decepcionante. Solo fue lo que tenía que ser.
Y para cerrar la semana, otra vez polémica arbitral. En la última jugada, con el reloj a cero, un asistente lanzó un pañuelo porque Kuechly le había hecho el abrazo del oso a Gronkowski. ¿Qué el abrazo del oso no es ninguna penalización? Eso es lo que debió pensar Clete Blakeman, el árbitro principal, que corrió a recoger el pañuelo, se lo devolvió al asistente, dijo por el micrófono que no había habido ninguna falta en la jugada, y sin más explicaciones huyó como alma que lleva el diablo hacia el túnel de vestuarios. Como sucedió en el Saints-49ers, es una pena que una decisión arbitral equivocada marque un partido que fue maravilloso por parte de los dos equipos. La otra jugada decisiva fue un fumble de Ridley en la yarda once rival al principio del segundo cuarto que le costó muy caro a su equipo y un castigo a la esquina con las orejas de burro al jugador; que Belichick no perdona ese tipo de fallos. Salvo en esa jugada puntual, ambos ataque estuvieron primorosos, cruzando el campo como una división acorazada, sin miedo a usar terceros down, consumiendo muchísimo reloj, y sin que las defensas, que a pesar de todo no estuvieron mal, fueran capaces de oponer demasiada resistencia salvo en las últimas yardas. Si no habéis podido verlo, intentadlo por todos los medios, es sin duda uno de los mejores partidos de toda la temporada, plagado de detalles magníficos. Y pese a la derrota, por primera vez me creo a estos Patriots. A los Panthers ya me los creí hace bastante.
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