Blue 42! 'Yeehaw!' (Semana 11 - 2013)
Dani Hidalgo
Saludos desde Fort Worth, Texas, ciudad muy cercana a Dallas cuyo eslogan es “donde empieza el oeste”. Nunca había estado en el estado de la estrella solitaria, pero me lo estoy pasando en grande. Más que nada porque no vengo en misión de espionaje redskineano ni nada del estilo. Simplemente voy a una boda y por cuestiones de tiempo parece que ni siquiera voy a pisar Dallas. Antes, ya os contaré más en detalle, fui a mi primer partido de Monday Night: el Miami Dolphins en Tampa Bay. Otra gran experiencia. En esta edición de Blue 42! me centraré ante todo en algunas de las anécdotas de esta aventura en las partes más sureñas de EE UU. Yeehaw! Texas Forever! Clear eyes! Full Hearts! Can’t Lose! Blue 42! Blue 42! Hut! Hut! Hike!
Todo empezó en Miami, donde me encontré con mi gran amigo Martin (@atletideneptuno), aficionado de los Dolphins. Por internet había visto hablar de un tal ‘Café Bich Nga’, un restaurante vietnamita cerca de Tampa cuyo nombre pues... suena a una frase prohibida para el hombre blanco. Resultaba que ese mismo lunes había el Monday Night en Tampa. Las bombillas se encendieron y de eso hicimos una aventura en carretera, haciendo más o menos cuatro horas en coche desde Miami (sur de Florida) hasta la ciudad de los Bucs, al norte.
Una vez llegados a Café Bich Nga hicimos una sesión de fotos delante del cartel y, siendo tan aventureros, osamos entrar. Lo cierto es que le pusimos mucha voluntad porque nada más abrir la puerta nos recibió un olor entre orina y amoniaco. Después, pedimos un plato por cabeza y logramos conocer a la famosa señora Bich Nga, que nos alcanzó a decir que no entendía por qué había tanta mofa con el nombre en internet y por qué recibían tantas llamadas de teléfono. Martin intentó explicárselo, pero muy charlatana ella no le dejó...
Con la cámara sólo medio cargada y Bich Nga en el retrovisor, fuimos al Raymond James. Es un estadio muy accesible en coche, un cambio muy refrescante a lo que es el FedEx Field (mi anterior partido de NFL), donde sólo hay una vía para llegar y los atascos son tremendos. De hecho, encontramos un párking en un colegio jesuita a unos 300 metros del estadio que sólo nos costó 15 dólares.
El Raymond James es un estadio que invita. Tiene grandes aperturas en los costados y ya palpas el ambiente nada más al acercarte. Lo que más me llamaba la atención ya llegado a los aledaños fue el reparto de aficiones. Con Tampa sin victorias y Miami tan cerca, me imaginaba una fuerte presencia Dolphin, pero no tanta. La cosa estaba más o menos en 60 por ciento Bucs, 40 por ciento Dolphins. Las decisiones de los árbitros eran jaleadas y a la vez pitadas. Y ambos quarterbacks (Tannehill y Glennon) casi gozaban del mismo nivel de silencio.
Dentro del estadio, hay un gran buque marítimo que adorna uno de los costados y, siempre que Tampa marca, suenan cañonazos. Al principio del partido sonaban por sonar, y acojonaban por igual a todo el mundo. ¡PUM! Todos los aficionados brincando y tapándose la orejas. ¡Y PUM de nuevo! Y más de lo mismo.
Nuestros asientos eran muy buenos, una joya calidad-precio en Stubhub (una web muy recomendable para el que quiera ver partidos o conciertos en EE UU). Estábamos en cuarta fila, en medio, detrás de la banda de los Dolphins (todas las fotos usadas en la entrada fueron tomadas por mí antes de agotarse la pila).
El partido tenía temática militar al máximo ya que caía en el Día de los Veteranos. De hecho, había un mosaico y lo llamativo es el hueco que tenía cada pancarta para que el aficionado pueda mirar su alrededor.
Fue el primer partido de los Dolphins sin Incognito y Martin y con ellos el resultado probablemente hubiese sido otro. Aparte de la línea ofensiva debilitada, el ambiente en la banda era extraño. Daba la sensación de que no había armonía alguna entre jugadores y franquicia, ya que estos ya habían salido en defensa de Incognito en su supuesto acoso a Martin y habían criticado la suspensión impuesta.
En el descanso hubo otro ‘show’, pero en el baño. En concreto, en las colas para los mingitorios. Un tipo gigante con la camiseta de Tannehill y un tipo fuerte pero bajito de los Bucs casi llegaron a las manos. De hecho, la única razón por la que no lo hicieron fue porque en el momento más caliente de todos, por fin llegó el turno de ambos para aliviarse. Mientras, uno señalaba y le gritaba al otro, con la otra mano aguantando sus partes. Al final, para alivio e higiene de todos los presentes, no hubo pelea y se les separó a tiempo.
El partido, un homenaje a Sapp, no tuvo la intensidad de otros Monday Nights pero estuvo abierto hasta el final. En el último drive, Miami sólo necesitaba un field goal pero el blitz de Tampa y su línea ofensiva le mató. Los aficionados de los Dolphins se fueron muy cabizbajos, mientras que los de Tampa sólo un poquito menos. Otra cosa digna de destacar fue mi suertuda victoria en la Liga AS Fantasy contra Sergio Santos (mi equipo ya está en 9-1). Yo ya había dado el encuentro por perdido por lo bien que había arrancado Mike James... hasta romperse el tobillo en la yarda 1. Otra vez será, Sergio.
Por último, ya puedo decir que he estado en el Salón de la Fama. Eso sí, no el de Canton (Ohio) ni de temática footballera...
Eso sí, he podido palpar la pasión que hay por las vacas, el football de instituto y el universitario...
dhidalgonfl@yahoo.es / twitter: @danihidalgo