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Nadal 2013, un año casi perfecto

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Pese a su derrota ante Djokovic en su último partido oficial de la temporada (6-3, 6-4), Nadal ha firmado un 2013 inmaculado, en el que ha vuelto a alcanzar la cima del tenis mundial partiendo de cero y tras más de siete meses de inquietante lesión (rotura parcial del tendón rotuliano y una hoffitis en la rodilla izquierda). No se recuerda una gesta semejante en la historia del tenis. “El año más emocional de mi carrera”, como definió él mismo a pie de pista en el O2 Arena de Londres.

En su año de resurrección Nadal ha disputado 17 torneos, con un balance de 10 títulos, entre ellos dos nuevos Grand Slams (Roland Garros y US Open) y cinco Masters 1000 (Cincinnati, Canadá, Roma, Madrid e Indian Wells) y ya van trece y veintiséis respectivamente. Además fue finalista en cuatro torneos (ATP Finals, Pekín, Montecarlo y Viña del Mar) y semifinalista en otros dos (Shanghai y París-Bercy). Sólo patinó en Wimbledon frente al belga Steve Darcis.

De un total de 83 partidos, Rafa ha sumado 75 victorias por 7 derrotas (90% de encuentros ganados). Los únicos cinco rivales que encontraron la manera de hacerle frente en su regreso imperial a las pistas fueron Zeballos (Viña del Mar), Djokovic (Montecarlo, Pekín y el Masters), Darcis, Del Potro (Shanghai) y Ferrer (París-Bercy). Por cierto, que tuvo tiempo de acudir al rescate de Corretja y el equipo español de Copa Davis en la eliminatoria para evitar el descenso frente a Ucrania.

FEBRERO: NADAL COGE CONFIANZA EN SU SUPERFICIE TALISMÁN

Tras haber anunciado su regreso para finales de diciembre y haber cancelado su viaje a Australia en enero a causa de un virus estomacal, Nadal apuesta por la tierra batida para su vuelta a la competición. Un dato es muy revelador: desde 2002, Nadal ha encajado únicamente 21 derrotas sobre una pista de polvo de ladrillo (dos este año).

Nadal cruza el charco rumbo a América para afrontar la que se espera cosecha provechosa de puntos en la gira sudamericana de tierra batida, que con la excepción de algunos españoles y argentinos ilustres, suele tener de protagonistas a jóvenes promesas y raquetas de un segundo nivel. Rafa debuta en Chile, donde alcanza la final. A pesar de ganar el primer set ante Zeballos, dudó, evidenciándose además la lógica falta de ritmo de competición.

Sin embargo, esos primeros cuatro partidos fueron suficientes para que Nadal se reencontrara las sensaciones y el sendero del éxito. En Sao Paulo (Brasil) y Acapulco (México) ya no daría opción alguna a sus rivales, incluidos ya el veterano Nalbandian, Almagro y Ferrer.

MARZO: GRANDES SENSACIONES SOBRE PISTA DURA

En Indian Wells Nadal dejó claras sus intenciones. Iba a por todas. Volvió a mostrar su gran capacidad para variar de superficie y se llevó el torneo tras llevarse por delante a Gulbis, Federer, Berdych y Del Potro.

ABRIL: DE NUEVO IMPECABLE

En primavera el de Manacor repitió su gesta habitual sobre la tierra batida europea. Volvió a ser imbatible, salvo para Djokovic, que le arrebató el que hubiera sido su noveno título consecutivo en el Principado. Sin embargo, su cabeza no se vio afectada y enlazó victorias en Barcelona, Madrid, Roma y Roland Garros. En la Phillipe Chatrier Djokovic estuvo muy cerca de derrotarle en la semifinal, pero el balear mantuvo a su salvo su jardín en cinco intensos sets: 6-4, 3-6, 6-1, 6-7(3), 9-7. A pesar del cansancio acumulado en las piernas del balear, Ferrer no fue rival para Nadal en la final.

JUNIO: BATACAZO SIN IMPORTANCIA EN WIMBLEDON

El accidente de Nadal en el All England Club es el único pero que puede hacerse a su temporada. Por cuidar sus rodillas Rafa evitó jugar ningún torneo sobre hierba entre su triunfo en París y su debut en Londres. La mayor exigencia de la superficie para la flexión de los jugadores le pasó factura. No se movió como en él es habitual y un inspirado Darcis le apeó del cuadro en primera ronda. Algo que nunca le había sucedido a Nadal en toda su carrera.

Volvió a hacerse pruebas, a descansar y a continuar con su tratamiento con factores de crecimiento en Vitoria.

AGOSTO: EXITOSA VUELTA A LA PISTA DURA

Si algo es especialmente meritorio en el año de Nadal es su rendimiento en pista rápida. Nunca antes había jugado con tanto mando, agresividad y determinación sobre una cancha de cemento. El premio fue llevarse los Masters 1000 de preparación al US Open, en los que dio buena cuenta de auténticos especialistas en esta superficie (Janowicz, Djokovic y Raonic en Montreal y Dimitrov, Federer, Berdych e Isner en Cincinnati.

SEPTIEMBRE: SEGUNDO US OPEN Y DECIMOTERCER GRAND SLAM

En verano Nadal era sencillamente imparable. Su conexión con la pelota era máxima. La ponía dónde quería y con una potencia devastadora. El colofón a semejante despliegue de tenis llegó en Flushing Meadows, donde sumó su segundo título neoyorquino (2010 y 2013, ambos frente a Djokovic), su decimotercer grande y el décimo del año. En 2013 Nadal hizo pleno en la pista dura americana y dijo adiós al fantasma del serbio aparecido en 2011.

UN OTOÑO MUY NOTABLE

Tras acudir al rescate de España en el playoff de descenso ante Ucrania, Nadal también fue protagonista destacado en la gira asiática. En Pekín hizo final ante Nole y en Shanghai cayó en semifinales frente a Del Potro. La acumulación de partidos empezaba a pasarle factura, lo que también se pudo apreciar en París Bercy ante Ferrer y en el torneo de maestros de Londres ante Djokovic. Cuatro de las siete derrotas totales de Nadal en 2013 se han producido en el último mes y medio de competición. Las cuatro sin que Nadal, competitivo hasta jugando mal, se anotara un set. Con el actual calendario del tenis masculino no hay quien mantenga el estado físico óptimo de principio a fina. 83 partidos en un año son muchos. ¡Y eso que Nadal no participó en los primeros torneos del año y no apostó por la Copa Davis!.

LE COMIÓ LA TOSTADA A DJOKOVIC

No es casualidad que Nadal celebrara como un título la segunda victoria del round robin de Londres. Ese triunfo ante Wawrinka le aseguraba mantener el nº1 hasta el 2014. Recuperar el cetro del tenis era un objetivo implanteable a principio de año que se hizo realidad el 7 de octubre.

Su máximo rival, Novak Djokovic, comenzó el año con una gran ventaja en el ranking y la autoestima por las nubes tras repetir título en Australia, ventaja que fue desperdiciando según avanzaba la campaña. Y aunque el marcador final del año entre ambos refleja un empate (3-3 global, 2-2 en pista dura y 1-1 en tierra), no es menos cierto que Nadal se llevó el gato al agua en sus dos enfrentamientos de torneos de Grand Slam, los que dan y quitan gloria en el deporte de la raqueta. Eso sí, Djokovic le dominó en las finales: 1-3.

UNAS ESTADÍSTICAS PARA ENMARCAR

Sin ser un consumado sacador, Nadal aparece situado entre las primeras posiciones de los líderes del año al servicio. Es segundo en puntos de break salvados (69%) y puntos ganados con el segundo servicio (57%), ocupa el tercer puesto en los juegos ganados al servicio (88%) y el cuarto en primeros servicios (69%). Datos que evidencian su mejoría en este apartado, hasta ahora tildado como su ‘tendón de Aquiles’. Y las estadísticas al resto son aún mejores. Nadie ganó más juegos al resto (34%) y ocupa la segunda posición en puntos de break convertidos (47%) y puntos de resto ganados sobre primeros (35%) y segundos servicios (57%). Pero lo más increíble es que todos esos datos porcentuales se obtienen de un total de partidos disputados a lo largo del año bastante superior. .. Es lo que tiene ser un ganador nato.

Pese a quedarse sin el título de maestro, el único gran título que le falta a sus 27 años, el de Nadal ha sido un año inolvidable. Casi perfecto.