Una imagen una frase (semana 7)
Después de ver la facilidad con la que Wilson conectó con sus receptores, no quiero ni pensar hasta dónde pueden llegar los Seahawks cuando vuelva Percy Harvin. Si a eso le sumamos que Lynch ya está en modo bestia y que la fragilidad de la línea debería desaparecer cuando regrese Okung, es difícil saber dónde está el límite de este equipo. El de los Cardinals está mucho más cerca, basta con mirar su línea ofensiva y lo que tarda Palmer en soltar el balón.
Todo se convirtió en más sencillo cuando DeCoud retornó para touchdown el balón perdido por Glennon en el primer cuarto, pero el impresionante partido de Matt Ryan, completando casi el 80% de sus pases y lanzando tres touchdowns, aún me tiene boquiabierto. Esta vez no tenía al lado a Jones y White. Construyó una obra de arte con Harry Douglas y Jacquizz Rodgers. Los Falcons no tienen defensa, ni juego de carrera, ni receptores de élite, pero creo que con Ryan aún están a tiempo. En Tampa están llorando su suerte. Doug Martin se perderá la temporada… con una lesión típica de quarterbacks.
Thaddeus Lewis ya nos sorprendió gratamente la semana pasada, pero esta vez, sin hacer mucho, le sacó los colores a un Ryan Tannehill que se acerca peligrosamente a su punto de implosión. Definitivamente, en Miami hay una maldición que termina por destrozar a todos los QBs que en sus primeras actuaciones parecen esperanzadores. Otra cosa es que la línea sea un desastre y que sea inexplicable que el peso del ataque terrestre no caiga sobre Lamar Miller, pero el partido lo perdió Tannehill él solito.
Todos los años, mediada la temporada, llega Halloween, acción de Gracias… y la lesión de Cutler. Es ya una tradición de la NFL. ¿Y ahora qué será de ellos? Esta semana, Cutler estaba haciendo un partido espantoso y McCown tuvo una actuación meritoria, pero no es de esperar que eso suceda cada semana. Además, la defensa de Chicago está perdiendo el hábito de conseguir grandes jugadas, así que solo hay que mirar de reojo al pasado más cercano para imaginar lo que está por venir. En Washington ya ven la luz al final del túnel. RGIII sigue lanzando unos melones tremendos, pero ya corre con el mismo peligro que en sus inicios.
A veces, Stafford me desespera. Incluso en algunos momentos eché de menos la sobriedad de Shaun Hill. Es triste ver como uno de los lanzadores más prometedores de la NFL suelta el balón de muñequilla una y otra vez. Pero aún más triste mirar con incredulidad cómo le lanzaba un melón a Megatron al grito de “¡Tronco va!” mientras señalaba con la otra mano hacia el fin del mundo (y eso que Johnson la bajó). Por una vez, fue Andy Dalton el que puso no solo la estética, sino la sensatez en un partido en el que los Lions perdieron haciendo las mismas tonterías que casi siempre. El último punt de Sam Martin lo resume todo.
La semana pasada yo pedía, casi exigía, la titularidad de Foles para siempre. Ahora echo de menos a Michael Vick. El domingo pasamos del horror Foles al terror Barkley, mientras el resto de la plantilla clamaba por un pasador en condiciones. Los Cowboys, otra de las enfermerías andantes de la NFL actual, dejaron muy encarrilada su división con una victoria a domicilio conseguida con el mínimo esfuerzo.
Bradford fuera para toda la temporada. Y eso que hizo un partido decente hasta que, como casi siempre, se apagaba como una cerilla en cuanto se acercaba a la zona roja. Ahora llega el momento de que en St. Louis se planteen si merece la pena esperarle, o hay que pensar en un nuevo proyecto con un pasador que no viva permanentemente en un mundo gris. Los Panthers, una vez más, bailaron a ritmo de su impresionante defensa y de un Newton con el día bueno. Solo falló dos de sus pases y reinó en su backfield a placer.
Rex Ryan descubrió la formula de colapsar a los Patriots hace ya mucho tiempo en postemporada. Se limita a derrumbar sistemáticamente su línea ofensiva. Que, por otro lado, últimamente no es demasiado complicada de derruir. Pero quizá haya llegado el momento de que Belichick se meta en un despacho con Tom Brady y le diga que no es mala idea repartir balones entre todos los receptores, y no solo los que le gustan, y que el primer objetivo de un pase es completarlo y no evitar la intercepción. Geno Smith, el hombre montaña rusa, ofreció una actuación brillante después del desastre de la semana pasada. La defensa contra la carrera de los Pats, sin Mayo, un coladero.
Dar valor a una victoria sobre los Jaguars es complicado a estas alturas, pero Rivers tuvo un partido casi perfecto, Ryan Mattews jugó uno de los mejores encuentros de su carrera y empiezo a pensar que el factor que le ha dado la vuelta a este equipo es uno tan pequeño como Danny Woodhead, el apaga fuegos perfecto.
Pasito a pasito, sin hacer ruido, los Niners están volviendo a construir un edificio muy sólido. La semana pasada me quejaba de que Kaepernick no repartía sus pases, y ante los Titans encontró a cinco receptores. Pero mientras los 49ers crecen por momentos, los Titans se hacen más pequeños. El Locker asombroso del primer mes se quedó en el banquillo y volvimos a ver el Locker ‘Dios nos pille confesados’ de los viejos tiempos. Chris Johnson es un zombie en el backfield y la defensa no parecía saber que Colin es un QB móvil que echa a correr si le dejas abiertas autopistas.
Weeden es un espanto. ES-PAN-TO. ¡Fuera ya, hombre! Me parece increíble que en algún momento haya podido defenderle. Va todo el tiempo a su bola, elige receptor a voleo, tira al bulto a ver qué pasa. ¡No se puede hacer peor! ¡Por favor, que venga Tebow o el que sea, da lo mismo! Los Packers, que jugaron a placer, se llevaron la peor noticia con la lesión de Finley. El TE perdió la sensibilidad en el cuerpo en los primeros momentos tras un choque casco contra casco y está en cuidados intensivos. Si tenemos en cuenta que había sufrido una conmoción hace menos de un mes y que en ese momento ya manifestó dudas sobre su retorno, me temo que, salvo milagro, Finley no volverá nunca a un emparrillado.
Foster, lesionado. Cushing fuera toda la temporada. Tate, tocado. Keenum jugando mejor que Schaub, pero no mucho, y los Chiefs ganado de uno. ¿Un partido apretado? Ni de lejos. Durante toda la segunda mitad pareció que ese punto era tan difícil de alcanzar como la cima del Everest. El ataque de Kansas City cometió en la segunda mitad lo errores que había evitado hasta ahora, pero la defensa siguió siendo tan infranqueable como siempre.
Duelo Steelers-Ravens con los de Baltimore defendiendo el anillo ¿Partido de la semana? Ni de lejos. Al menos, los Steelers cada vez dan más señales de vida y, al ritmo que vamos, lo mismo terminan por dar la sorpresa a la chita callando. Para empezar, por fin tuvieron peligro por tierra y su defensa pareció bastante más sólida. Los Ravens siguen pareciendo una marioneta sin cuerdas. Su ataque, deslavazado, es una sucesión de jugadas sin ton ni son, y casi todos juegan como si no les interesara demasiado. ¿Tanto echan de menos a Boldin?
La asombrosa defensa de los Colts fue la auténtica protagonista de uno de los duelos de quarterbacks más esperados del año. He vuelto a ver el partido y aún sigo sin explicarme cómo lo hicieron, porque parecía que tenían en el campo siempre dos jugadores de más. Es la única explicación para que a Peyton Manning no le dieran un segundo para respirar y, sin embargo, los receptores de los Broncos siempre tuvieran una multitud de moscardones a su alrededor. Al final, a Peyton se le puso cara de postemporada mientras que Luck fue letal en todos los momentos clave y nunca se dejó amedrentar.
Hoy es martes y estoy sorprendido de que los Vikings aún no hayan hecho público el despido fulminante de Frazier. Sacó al campo a un Freeman que no se sabía ni el libro de jugadas y se empeñó en pasar una y otra vez sin darle el balón a Peterson (53 pases por 13 carreras del MVP de 2012). Un desastre. Eli coqueteó todo el partido (si se le puede llamar partido a lo que vimos) con las intercepciones, pero los Giants, por fin, se enfrentaron a un equipo capaz de hacerlo incluso peor que ellos. Entre todos están haciendo bueno a Ponder.
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