Una imagen, una frase (semana 6)
Con la llegada del abuelo Jacobs, los Giants parecieron otros, pero ya se encargó Eli de devolver a los suyos a la triste realidad con sus tres intercepciones. Pero lo que más me llamó la atención, fue el tiempo que tuvo Cutler para pasar, lo cómodo que se mostró en el pase medio y corto y los melones que soltó cuando buscó a Jeffrey en lo profundo. Me gusta mucho más este Cutler contenido pero preciso, que el habitual agresivo y caótico. ¡Marshall, estoy contigo! ¡¡¡TODOS CON ZAPATILLAS VERDES!!! ¡Basta de imposiciones cromáticas ridículas!
No sé quién narices es el Thaddeus Lewis ese, pero estuvo a punto de dar a los Bengals el disgusto del año. Eso sí, se lesionó al final y es posible que en Buffalo tengan que buscar su quinto quarterback en lo que va de temporada. También pienso que los Bengals debieron haber dejado resuelto el partido muchísimo antes. No entiendo por qué un ataque que evidentemente funciona, tiene tan poca pegada pese a sus nombres. Dalton es un buen administrador del juego, pero le falta mala leche.
Nunca pensé que vería a Calvin Johnson dejar caer cuatro ¡cuatro! balones tan sencillos en un solo partido. A pesar de ello, los Lions, que empezaron jugando tan mal como el año pasado, y sobrevivieron en la primera parte gracias a varias interferencias inexistentes señaladas por los árbitros, volvieron a ser durante la segunda mitad el equipo sólido y dominante de las últimas semanas. Y los Browns me gustaron. Mucho. Sí, sí, incluso con Weeden.
Durante muchos minutos me pareció estar viendo una reedición del Packers-Lions de la semana pasada. Las defensas se imponían, John Harbaugh se jugaba un cuarto down inexplicable y regalaba un field goal (¿Qué les pasa este año a los entrenadores durante los segundos cuartos?) y Rodgers, una vez más, rompía la cerradura con un pase descomunal al Jordy Nelson que valía el partido. Aaron sigue sin estar fino y pierde receptores a pares (James Jones y Cobb salieron lesionados), pero Eddie Lacy cada vez parece más el corredor que llevaban años esperando. ¿Los Ravens? Su ataque fue abucheado durante todo el partido. Y el problema ya no es la falta de balanceo, que Rice tuvo sus oportunidades y no las aprovechó. La enfermedad es mucho más grave y profunda.
Diez sacks a Pryor. ¡Diez! Menos mal que el chaval tiene piernas, que si fuera un QB estático ahora estaríamos buscando en Internet la hora de su funeral. El partido, convertido en cacería, se mantuvo igualado porque Alex Smith salió a jugar con una empanada monumental. En cuanto se lavó la cara en el descanso con agua fría, y se resituó en el mundo de los vivos, todo quedó reducido a saber si Pryor conseguiría acabar el partido de una pieza.
El año pasado, los aficionados de Arrowhead celebraron con algarabía una conmoción de Cassel. El QB no volvió nunca a jugar con los Chiefs. El domingo, en Houston, los espectadores ovacionaron sin complejos, y hasta el dolor de manos, la lesión de Schaub. ¿Volverá a jugar con los Texans? Si la única opción es Yates, seguro que lo hará… aunque sea con la misma cara de pena y ganas de huir corriendo que el domingo.
Todos esperábamos una historia bonita, en la que Peterson honraba la memoria de su hijo asesinado, con una actuación inolvidable. Pero esta vez no se comieron perdices. Los Vikings son un cadáver en el que ninguno de ellos cree. Ni jugadores, ni staff técnico. La crisis Ponder ha terminado en crisis de identidad. Cam Newton volvió a demostrar que en cuanto juega sin presión en la caja se pone las botas. Estuvo más a gusto que en un entrenamiento.
Es un placer ver que por fin los Steelers son capaces de ganar un partido. Y también es un placer ver que Big Ben sigue siendo muy capaz de echarse el equipo a la espalda en busca de la victoria. Esta vez fue bastante menos placentero ver jugar a Geno Smith, que siempre pareció un novato desconcertado, y nunca encontró la manera de mover el balón en la veterana defensa rival. Los Steelers podrán estar en un mal momento, pero con ellos, novatadas las justas.
Si Chip es tan genial como dicen algunos, Vick no volverá a jugar como titular de los Eagles salvo por lesión de su sucesor. Con Nick Foles, los Eagles parecen otros. Mi fe en los de Filadelfia es muy limitada, pero viendo el rendimiento de Foles, el potencial de ese ataque y lo patas arriba que está la conferencia Nacional, si los Eagles son capaces de ajustar su defensa (que ante los Bucs mejoró bastante) podrían dar la sorpresa y colarse en postemporada.
Hay que tener mucha suerte para que tu día malo sea contra los Jaguars. Los Broncos, a medio gas y semidormidos, tuvieron enfrente a un sparring que, además, les demostró que su defensa contra el pase puede ser un coladero cuando se enfrenta a receptores de élite. Las 190 yardas de Blackmon son buena prueba de ello.
Tanto despropósito es inexplicable salvo por la remota posibilidad de que el balón con el que se jugó el partido estuviera embadurnado de mantequilla. La pelota cambiaba de manos con una facilidad pasmosa, para que se acumularan jugadas absurdas que fueron marcando el partido. Como el único touchdown de los Titans, que llegó en una jugada de field goal a favor de los Seahawks cuando faltaban dos segundos para el descanso ¿Qué cómo se come eso? Pues con mucha mantequilla.
Los Saints pueden pensar que lo del domingo fue un accidente, y que no volverá a suceder, pero hace cuatro años, cuando ganaron la Super Bowl, el gran trompetazo que les convirtió en máximos favoritos fue la masacre que perpetraron contra los Patriots. Por otra parte, todos pensábamos que los tres últimos rivales de New England (Falcons, Bengals y Saints), serían el termómetro que marcaría las auténticas opciones de los Pats. Han superado la reválida con notable pese a las lesiones.
Los Niners van añadiendo nuevos instrumentos a su particular sinfonía. Primero fue el ataque terrestre, luego se fue asentando la defensa, y esta semana reapareció Colin Kaepernick, que por fin se ha dado cuenta de que, aunque no se caigan bien, Vernon Davis es su mejor socio para sobrevivir en esta difícil temporada. Pese a la derrota, los Cardinals no lo hicieron mal… sin nos olvidamos de que estuvieron todo el partido regalando el balón a sus rivales en los peores momentos posibles.
El resultado simplemente marca la diferencia que hay ahora mismo entre Dallas y Washington, la rivalidad más grande en la NFL durante años y que el domingo pareció descafeinada. Pero una vez digerido el resultado, los Cowboys deben estar muy disgustados por la lesión de DeMarco Murray y los Redskins muy esperanzados con la reaparición del un Griffin capaz de correr con peligro, agilidad y sin cojeras.
Definitivamente, estos Chargers están mutando de despiporre a roca. Rivers, protegido por una línea ofensiva que mejora en cada partido, alargaba los drives a placer mientras Luck se desesperaba al ver como sus receptores dejaban caer todo lo que él tiraba. Sigo pensando que estos Chargers huelen cada vez más a postemporada y que la AFC Oeste meterá tres equipos en la batalla de enero.
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