Exhibición de Morata y de la Sub-21 en su debut en Austria (2-6)
Suso y Sergi Roberto, muy sueltos por la perfecta protección de Saúl desde aetrás, camparon a sus anchas y entre ellos fabricaron el 0-2 que se encargó de rematar Morata, quién si no. El madridista disfruta cuando se viste de rojo y al cuarto de hora puso más distancia en el marcador adelantándose por alto a la salida del portero. Un escándalo. Austria había dado algún susto a balón parado, sobre todo un balón que sacó Muniesa en la línea de gol, e incluso sorprendió a Pacheco y a todo el mundo para marcar el 1-3 engañoso con el que parecía llegarse al descanso. Pero no. Antes de irse a vestuarios Morata completó su maravilloso primer tiempo con un hat-trick de esos que se logra en juveniles, no más allá. Y todo ello en 45 minutos de ensueño, mágicos, que convirtieron el tupido césped de Graz en una alfombra roja para España.
Austria apretó los dientes y lo intentó de todas las maneras para tratar de meterse en el partido. Según avanzó el choque puso en más aprietos a Muniesa, que con una amarilla se jugó la expulsión y fue bien cambiado por Lopetegui. Saúl pasó al centro de la defensa y Obiang ocupó su puesto en mediocampo, dos buenas noticias por la polivalencia y la fuerza que ambos aportan a un equipo con más toque que físico. Los austriacos no cejaron en el empeño. Kainz estuvo cerca de marcar, como Zulj, aunque Morata también cruzó en exceso en un buen acercamiento aislado. De hecho, cuando el conjunto local logró hacer el 2-4, después de un infortunio de Carvajal, que marcó en su propia puerta, llegó la respuesta inmediata de Morata, otra vez él, insaciable él, para redondear su exhibición particular. No el partido, pues Jesé también quiso participar de la fiesta madridista y puso el 2-6 final con un tiro cruzado. Festival blanco. Festival rojo.