Mariano Tovar
Como ya os he contado insistentemente en las últimas semanas, todo aficionado a la NFL que se precie debe jugar a una o varias ligas Fantasy durante la temporada. Sé que algunos ya estáis echando mano al teclado para responder que no es vuestro caso y que no pensáis hacerlo. Vale, lo acepto, hay aficionados que no lo hacen, pero son la excepción. Hay que tener un motivo muy poderoso para seguir una temporada de la NFL sin tener una plantilla propia al que mimar, entrenar cada semana y seguir con tanto interés o más que a vuestro equipo favorito.
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Todos los años me pongo muy pesado y os animo a que os apuntéis o montéis una. Lo ideal es hacerlo con compañeros de trabajo, estudios o vuestra panda de amigos. No os importe animar a algunos de esos que se resisten a seguir la NFL. Es una buena manera de meter el gusanillo en el cuerpo.
Aparte de las horas de diversión, los quebraderos de cabeza para cubrir una lesión o una jornada de descanso, y las risas de los lunes en el trabajo o en clase, participar en una Fantasy obliga a seguir una jornada de la NFL de forma global, sin centrarse en un solo partido, sino en todos en los que participan jugadores de nuestra plantilla. Por ejemplo, yo suelo fichar en alguna de mis Fantasy a jugadores cuya trayectoria quiero seguir durante la temporada aunque se conviertan en un lastre para mí. Tenerles en mi plantilla me obliga a estar siempre pendiente de ellos.
El caso es que en la noche del lunes al martes celebramos el draft de la Fantasy de AS. En ella participan algunos viejos conocidos de este blog, como Dani, Iñako o Mario Peña, y otros compañeros del periódico aficionados a la NFL. Es una Fantasy clásica con doce participantes, sin puntos por recepción y gestionada desde la sección de Fantasy de NFL.com. Cada año compramos el anillo personalizado que ofrece la web oficial para el campeón, que lo exhibe con indecencia durante los meses siguientes. El segundo se lleva un trofeo de consolación. El último, además del escarnio y las burlas, recibe el mayor trofeo, un descomunal culo de asno que debe dejar sobre su mesa de la redacción durante todo el año. De cara al próximo año estamos estudiando poner en marcha una segunda división. Todavía estamos discutiendo como organizar ascensos y descensos.
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Las tres primeras rondas están cubiertas por protecciones de la plantilla del año anterior. Yo protegí a Demaryius Thomas, receptor estrella de Peyton Manning, Roddy White, que año tras año ronda las 1.300 yardas pese a que comparte protagonismo con Julio Jones, y Darren McFadden. ¿McFadden? Esa es la misma pregunta que me hicieron los demás jugadores. En la plantilla de 2012 tenía a Steven Jackson y esa era la protección lógica. McFadden siempre está lesionado y Jackson ha viajado a Atlanta, un equipo que aparentemente vive y muere por el aire, pero que en realidad corre bastante y suele elegir como primera opción la carrera en las últimas yardas, pese a tener a Tony Gonzalez. No hay ningún motivo racional para mi decisión. Creo que McFadden es el corredor con más talento de la NFL actual después de Peterson y quiero darle una última oportunidad. Soy consciente de que lo más probable es que haga una mala temporada que me acerque inexorablemente al ‘Culo de Asno’, pero como consiga mantenerse sano, y juegue como él sabe, os aseguro que vais a alucinar.
El otro motivo para desprenderme de Jackson es que en una Fantasy no suele ser muy buena idea tener como titulares a un corredor y un receptor del mismo equipo. Es complicado que ambos coincidan en una semana de muchos puntos.
En cuarta ronda elegí a Reggie Bush. Los que me leéis desde hace años sabéis que no me gustaba nada… hasta que en Miami resucitó como un corredor inteligente, capaz de rendir en todos los snaps. Tengo pánico a lo que pueda suceder con él en Detroit, pero también creo que Stafford es esclavo de Megatrón y necesitaba urgentemente una válvula de escape. Por eso espero que Bush sume muchas yardas de pase y muchos touchdowns. Es tanta mi confianza que le elegí por delante de Chris Johnson, Frank Gore, DeMarco Murray o Maurice Jones Drew. Otra decisión arriesgada.
En quinta pude fichar a Torrey Smith y os confieso que me sorprendió que me llegara a esas alturas. Tras la marcha de Boldin y la lesión de Pitta, se convierte en el único objetivo fiable de Flacco mientras Jacoby Jones se acostumbra a ser nº2 y Bonner se acopla. Su temporada puede ser complicada porque sin Boldin tendrá marcajes más pegajosos, pero Flacco también es ahora mucho más quarterback que hace doce meses.
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En sexta no pensaba elegir aún quarterback. En este draft había suficientes pasadores como para dejar su elección para una ronda baja, pero estaba disponible Matt Ryan y decidí hacerme un regalo. Mi intención era elegir a Stafford con una octava o novena, e incluso estuve tentado de quedarme con Kaepernick, que salió dos pick por debajo de Ryan, pero el QB de Atlanta me parece el pocket passer del futuro, tiene un grupo de receptores escandaloso y soy tan mal jugador de Fantasy porque siempre elijo a los jugadores que me gustan, y no a los que dan más puntos. De todos modos, igual que la mezcla de corredor y receptor del mismo equipo no es muy buena idea, siempre me ha gustado alinear un quarterback y un receptor que compartan colores (en el caso de pasadores estáticos de la élite). Suele ser garantía de muchos puntos cada semana. Por ejemplo, la pareja Aaron Rodgers-Randall Cobb puede hacer ganar muchas ligas Fantasy en los próximos años, como ya lo hicieron Brady y Moss, Peyton y Harrison, Brunell y Jimmy Smith o Warner y Torry Holt o Larry Fitzgerald.
En séptima ronda hice la elección más bonita de mi draft. Me sorprendió que estuviera disponible Montee Ball, que tiene todas las papeletas para ser el corredor número uno de Denver desde el primer día. Y eso tiene mérito, porque es bien sabido que a Fox no le gusta dar responsabilidad inmediata a los corredores novatos. Su sistema de bloqueos en el backfield es bastante complejo y prefiere jugadores experimentados, aunque eso le cueste sacrificar yardas terrestres. Pese a todo, creo que Ball, bajo el manto de Manning y con las defensas rivales abiertas, puede ser el corredor novato con más impacto de la temporada.
Con mi octava elegí a Justin Blackmon, que tuvo un debut decepcionante, pero que se entonó en la segunda mitad de la temporada para conseguir 5 touchdowns, un partido de más de 200 yardas y buenos números generales. Sí, lo sé, tiene que cargar con la ineptitud de Gabbert, pero Blackmon sería un receptor de ronda alta en cualquier otro equipo y siempre cabe la esperanza de que termine jugando Henne, al que, como sabéis, le encanta soltar el brazo. Se perderá las cuatro primeras semanas, pero pienso en él como recambio en la segunda mitad de temporada y cuando lleguen los descansos.
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En novena elegí a mi tight end. Mi objetivo era Greg Olsen. Estoy seguro de que el de Carolina va a hacer unos números salvajes, pero salió bastante pronto así que me quedé sin él. De todas formas tuve suerte. Todavía estaba libre Jermichael Finley. Mi esperanza es que mantenga las 700 yardas que ha rondado en los últimos años y vuelva a conseguir los ocho touchdowns de 2011. Pase lo que pase, es un TE fiable que no me hará ganar ni perder partidos.
Mi décima fue DeAngelo Williams. Ahí creo que me equivoqué, porque aún estaba libre Mark Ingram. DeAngelo Williams es como Ryan Matthews. Lo mejor es no tenerlo para no caer en la tentación de alinearlos. Ambos salpican la temporada de actuaciones descomunales, pero tras ellas llegan largos periodos de sequía, así que si echas mano de ellos es casi imposible que sea en la semana correcta, como muy bien explican las leyes de Murphy.
Mi elección en undécima ronda fue Greg Little. Yo quería a Josh Gordon, pero Iñako pagó caro por él ofreciendo una octava ronda, pese a que se perderá los primeros dos partidos. No creo que Little dure mucho en mi plantilla. Usaré su puesto para cubrir las lesiones y necesidades que surjan.
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Mi duodécima fue Justin Tucker. Estaba sorprendido, la gente elegía kickers desde novena ronda y nadie se llevaba ni a Walsh ni a Tucker, mis dos opciones favoritas. Dani me birló a Walsh in extremis, así que me facilitó la decisión.
En decimotercera elegí a mi segundo quarterback, que también podría ser cortado en caso necesario. Mi intención es ir con Matt Ryan hasta la muerte, y Joe Flacco solo jugará la semana del Bye. Es curioso cómo este año ha bajado la demanda de quarterbacks. Hay bastantes titulares disponibles en la agencia libre.
En decimocuarta elegí a Scott Chandler. Fue otra ronda de relleno. Tampoco espero que el TE de los Bills aguante muchas semanas en mi plantilla.
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Mi última ronda me divirtió mucho. Elegí a la defensa de los Chiefs. Había disponibles bastantes defensas potentes, pero yo tengo claro que este año cambiaré la defensa según el rival. Los Chiefs juegan en Jacksonville y los Bucs contra los Jets en Nueva York en la semana uno. Como los dos son visitantes, no tenía preferencia por ninguno de ellos. Dani eligió a Tampa e inmediatamente me quedé con Kansas City.
Esas fueron mis elecciones en un draft con más jugadores interesantes disponibles de lo habitual otros años. No creo que sea una plantilla ganadora de la Liga, salvo que McFadden salte la banca, pero sí espero clasificarme para playoffs con ella. La anécdota del día la protagonizó Dani, que no había protegido a su querido Robert Griffin III, pensando que podría recuperarlo con una ronda intermedia. Un alma maliciosa se le adelantó y todos nos tememos que exigirá un rescate bastante caro a cambio de su vida. La Fantasy incita a la delincuencia.
Aquí termina la explicación de mi draft. Os ahorro el de la Dinasty en la que jugamos Andrea Zanoni, Manolo Arana, Dani Hidalgo, Marcos Guirles, Fernando Maniega, Jordi Fargas, Carlos Galindo y otros nombres conocidos de nuestro deporte en España desde hace mucho tiempo. Este año celebramos la decimoquinta edición. Esta noche termina la agencia libre y comienza el draft, que se extenderá hasta el miércoles que viene. Pero esa es otra historia.
mtovarnfl@yahoo.es / twitter: @mtovarnfl
