Gran alegría para el atletismo español. Inauguramos el medallero en el segundo día de competición gracias a Miguel Ángel López, un chaval que representa la sangre nueva de una especialidad que ha dado muchas medallas a nuestro país en Mundiales, Juegos Olímpicos y Campeonatos de Europa.
Un bronce trabajado, sufrido, emocionante. Fruto de una preparación excelente. Y un bronce que debe mucho a la inteligencia del marchador murciano. Compitió de atrás adelante, leyendo perfectamente la prueba, dosificando, sabedor de que las condiciones climáticas no eran precisamente ideales: mucho calor y mucha humedad. Se benefició de algunas descalificaciones. Y me parece muy bien. Hay que marchar bien, y él lo hace. El que marcha irregularmente debe ser descalificado. El hecho de que los jueces echen a la calle a algunos atletas por despegar al mismo tiempo los dos pies del suelo no es un regalo para los demás: es un acto de justicia.
Una aclaración: aunque estemos en Rusia las temperaturas, a veces, son tórridas. Y en esa situación casi extrema Miguel Ángel supo rendir al más alto nivel. También fueron tórridas ñas temperaturas en aquellos Juegos de 1980, en este mismo estadio, a los que acudí como atleta, aunque no llegué a correr. Luego, en invierno, el río Moskova se congela en muchas ocasiones y se pueden practicar saltos de trampolín sobre él.
Pero volvamos a la marcha y a Miguel Ángel López. Lo hizo todo de forma perfecta. Es la novena medalla de un especialista de 20 kilómetros marcha en los 20 kilómetros. En Roma 1987 José Marín fue plata; en Stuttgarft 1993, Valentí Massana y Dani Plaza, oro y bronce; en Gotemburgo 1995, Massana plata; en París-Saint Denis 2003, subcampeona para Paquillo; en Helsinki 2005, de nuevo plata para el granadino y bronce para Molina; en Osaka 2007, otra plata para Paquillo y ahora, cinco años después, bronce para Miguel Ángel.
En ese mismo circuito, hace ahora 33 años, Jordi Llopart fue plata en los 50 kilómetros marcha. La primera para España en unos Juegos Olímpicos.
En medallistas ya hemos empatado el palmarés de Daegu, hace dos años. Vamos por el buen camino. En la jornada inaugural, la del sábado, Alessandra Aguilar nos dio la primera alegría, con ese maravilloso quinto puesto en maratón. Ahora, Miguel Ángel.
Por cierto, felicidades a José Antonio Carrillo, su entrenador, un hombre que sabe lo que tiene entre manos. Si detrás de un gran hombre hay siempre una gran mujer (y viceversa), detrás de un gran atleta siempre hay un gran entrenador.
¡Qué no decaiga!
Y ahora, Usain Bolt. ¿Qué se puede decir de ese portento de la Naturaleza? Yo me quedo con la idea de que es un hombre que prepara exquisitamente las grandes citas, en las que nunca defrauda. Bueno, casi nunca, porque hace dos años, en Daegu, en la final de 100 metros, ya sabemos lo que pasó. Es un atleta admirable.
Ayer no salió bien, porque casi nunca lo hace velozmente, pero luego tiene una progresión al alcance de muy pocos. Tengo curiosidad por verle en los 200 metros, su prueba favorita, en la que empezó y que es la que más le gusta, según ha dicho muchas veces. Sobre la velocidad de reacción, un apunte de mi amigo y compañero José Luis López, con el que he compartido estadios, pistas y atletismo desde hace muchísimos años: tiene un valor relativo y no es determinante a la hora de obtener la victoria, según comenta hoy en su colaboración en AS, en el que también tiene un blog, que os recomiendo.
Por cierto, que coincidiendo con la final de 100 metros me han preguntado varias veces por qué Jamaica tenía a cuatro atletas en competición. La razón es sencilla. La Federación Internacional invita a los campeones de la edición anterior o a las vencedores de la Diamond League en 2012. Como el oro en Daegu 2011 lo ganó Yohan Blake, pero está lesionado, ese invitación recayó en Usain Bolt, que fue el ganador de los 100 metros en esa Diamond. En 200 también habrá cuatro jamaicanos: Usain, porque es el actual campeón, y otros tres atletas.
PD: La serie sobre la historia de los Mundiales sigue, pero debo confesar que la actividad diaria de Moscú me tiene casi maniatado. Pero continuará, por encima de todo.