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Dimitrov: ¿de Madrid al cielo?

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En su segundo partido en el Madrid Open Grigor Dimitrov ha vivido su día más importante como tenista hasta la fecha al superar al número uno mundial Novak Djokovic: 7-6(8), 6-7(10) y 6-3. El campeón de 2011, que en lo que va de curso sumó títulos en Australia, Dubai y Montecarlo (rompiendo la racha de Rafa Nadal), se vio superado por la gran promesa del 91, que parece dispuesto a que el 2013 sea su primer gran año. En enero el clon búlgaro de Roger Federer, del que ya habló maravillas 'Pato' Álvarez en este blog, ya pisó su primera final ATP en Brisbane, en la que fue superado por Andy Murray.

Un triunfo sobre el tenista más sólido y regular de las últimas dos campañas no es cualquier cosa. No sucede por casualidad. Es preciso saltar a la pista convencido de que uno tendrá opciones de llevarse el partido y no conformarse con ser competitivo. Dimitrov siempre ha tenido descaro y valentía en la cancha, pero le costaba dar ese paso definitivo. Quizás por ello no le había ganado un set a Djokovic en los dos enfrentamientos precedentes. Los grandes campeones se distinguen en los momentos clave y saben ganar incluso sin jugar su mejor tenis. Hoy Dimitrov rompió por vez primera esa barrera mental. No cabe pensar que a partir de ahora vaya a ser invencible, pero sí que este puede ser un punto de inflexión en su carrera. Como diría la psicóloga deportiva Patricia Ramírez, "si lo has hecho una vez, ¿por qué no vas a poder repetirlo?". Eso sí, no será fácil. Si por algo se han distinguido los cuatro grandes del tenis actual es por su mejora constante.

Dimitrov se plantó frente a Djokovic tras realizar un partido serio y solvente ante Javier Martí (6-2, 6-4), un prometedor español de su misma quinta (92) que en lo que va de temporada está mostrando un gran nivel de juego pero que ha dejado escapar partidos importantes de una forma un tanto dolorosa. Y ante el serbio llevó casi siempre la voz cantante en el juego y en el marcador. Cerró la primera manga en el tie break (8-6) y tomó ventaja de dos juegos en el segundo (3-1 y 4-2). Entonces Djoker se dobló su elástico tobillo, apareció el médico y el parón le permitió romper el ritmo de Dimitrov. Pero pese al empate (4-4), el pupilo de Mikael Tillstrom dispuso de una bola de partido al resto en la segunda muerte súbita del partido.

Cuando todo parecía encaminarse a una remontada de Djokovic, Dimitrov no titubeó y tomó una rápida y decisiva ventaja. Siempre puso en apuros al serbio al resto. Y pese a sus seis dobles faltas, mostró la contundencia de su servicio: 13 saques directos, un 72% de efectividad con el primer saque y un 83% de bolas de rotura salvadas. Pero su mayor mérito fue ganar un partido apretadísimo, decidido por apenas dos puntos (127-129), a todo un especialista en la materia. Hay madera de campeón. El tiempo dirá si en su caso se cumple el eslogan popularizado en los ochenta (durante la alcaldía del viejo profesor Tierno Galván si la memoria no me traiciona): 'De Madrid al cielo'.