Los Redtails o caos a 'Grosso' modo
Dani Hidalgo
"En la tierra de la libertad somos presos de la tiranía de lo políticamente correcto".
—Robert Griffin III
Estados Unidos se promueve en el mundo como el ejemplo por excelencia de la democracia y la libertad de expresión. Sin embargo, alzar la bandera ideológica de los progresos de la humanidad es una gran hipocresía en la sociedad y gobierno donde el dinero habla más alto que todo lo demás.
Un increíble ejemplo que suelo compartir en alguna conversación es el caso de Sodexo contra las reformas promovidas por Michelle Obama contra la obesidad infantil. Sin entrar en mucho detalle, la USDA (departamento de agricultura) pasó una reforma sobre las comidas en los centros de enseñanza pública que eliminaban las patatas fritas y las pizzas de las cafeterías. La idea detrás de la reforma era hacer que, en todas la comidas, se sirvieran raciones que entraban en las partes positivas de la pirámide de nutrición: verduras, frutas, fibras, productos lácteos...
Esto hizo sonar las alarmas, sobre todo, en Sodexo, un gigante de la hostelería en EE UU. La pérdida de las toneladas de masas de pizza congeladas y patatas que la empresa estaba acostumbrada a mandar a centros de todo el país iba a suponer pérdidas de miles de millones de dólares. Para impedirlo, la corporación recurrió a un equipo legal y, sobre todo, el aspecto más 'bananero' de Estados Unidos: los lobbys. Sodexo, pagando a miembros del congreso, iba a introducir una nueva reforma que alteraría los términos de la propuesta inicial de la USDA.
Sin eliminar la restricción de los centros públicos a servir alimentos que formen parte de las partes positivas de la pirámide nutricional (hacerlo iba a suponer un golpe duro en su imagen), iba a desafiar totalmente la lógica del mundo en el que vivimos con la siguiente frase: "La pizza es una verdura".
Sí, la pizza es una vedura. ¿Por qué? Pues según la ley de SLICE—Lunch Improvements for Children’s Education act—('slice' también es lo que se llama a un trozo de pizza) lo es porque contiene al menos dos cucharadas de salsa de tomate. El tomate, una fruta, botánicamente hablando es una fruta, pero en la hostelería se considera un vegetal y bla bla bla...
Tal cual. La reforma inicial fue una faena para Sodexo porque iba a tener que perder dinero sobornando a políticos en el congreso, pero al menos seguiría controlando la industria de las pizzas y las patatas fritas en los colegios públicos. Ay, menudos 'problemas primermundistas'.
Esta manera de operar en Estados Unidos puede, curiosamente, ser el arma de la salvación del nombre de franquicia de los Washington Redskins. A día de hoy, el nombre de los Skins está lo más cerca de su historia de casi 80 años de desaparecer. Lo cierto es que durante las últimas décadas ha habido varios procesos, incluyendo uno hoy en día, en el panel de registros de nombres comerciales que amenazaban el copyright del nombre y, a consecuencia, su viabilidad económica. Sin embargo, nunca supusieron una amenaza tangible.
Pero todo eso ha cambiado. El Distrito de Columbia contiene a la ciudad de Washington y supone una excepción a lo que es el resto del país por su ausencia en el congreso. Al no participar en él, Washington tiene algo inédito en el resto del país: el DC Council (Consejo de D.C.). Dicha entidad consiste de 13 miembros, que trabajan por debajo del alcalde de la ciudad y ejercen una función similar a la de congresistas en otros estados.
Hace unos meses, días antes del choque de los Redskins y Seahawks en los playoffs, el alcalde Vincent Gray profesó su disgusto con el nombre Redskin y avisó que si el equipo quiere construir un estadio dentro de las fronteras de la ciudad tendría que cambiar su denominación y logo. Un golpe duro para Dan Snyder, actual dueño, que sueña con algún día poder mudar al equipo a una ubicación más céntrica.
Pero Gray se queda pequeño en toda esta historia. El protagonista absoluto es un nuevo miembro del DC Council y abonado de los Redskins, David Grosso. Grosso, recién votado por los ciudadanos de Washington para uno de los dos puestos principales del consejo, tiene como meta primordial algo que no mencionó en su campaña electoral: cambiar el nombre de los Redskins, un mote que considera "racista y degradante".
En declaraciones para The Washington Examiner, el concejal se moja de creatividad e incluso sugiere un nuevo nombre para el equipo: los Redtails: "Está muy bien porque se pueden guardar los mismos cánticos y colores. Y, al final, lo que todos queremos de verdad es llamarles campeones mundiales". El redtail es un halcón nativo a la zona de Washington y también el mote que se le puso al escuadrón aéreo exclusivamente afroamericano de Tuskegee, un celebre grupo de combatientes en la Segunda Guerra Mundial. Aparte, el cabecilla del DC Council apunta que "se puede hasta guardar el logo de la pluma".
Grosso, que califica como "necesario" el cambio de nombre, ha confirmado que está redactando una ley que obligaría a los Redskins a cambiar de nombre y asegura contar ya con tres firmas. Según The Examiner, al menos ocho de los trece miembros del consejo comparten su opinión y sólo es cuestión de semanas hasta que se apruebe.
Es muy probable que los Redskins deban empezar a reflexionar sobre los inconvenientes que se pueden encontrar en un futuro... Sin poder existir en Washington, ¿merece la pena desvincularse de la ciudad y ser los Maryland Redskins? ¿Es mejor entrar en el dominio de lo políticamente correcto para facilitar su vida en un presente y el futuro? ¿Merece la pena seguir con tus principios y preservar casi 80 años de historia para evitar ser la franquicia renegada de la NFL?
Entre todo este barullo, algunos Redskins han expresado en Twitter su opinión. En particular RGIII, y de manera muy inteligente, sin hacer referencia directa a ello... "En la tierra de la libertad somos presos de la tiranía de lo políticamente correcto". Unas horas más tarde, el quarterback volvió a la carga: "Cuando uno habla, lo hace de la manera equivocada. Pero si uno no habla, es un cobarde...".
El receptor número uno Pierre Garçon, por su parte, se limitó a tomárselo con humor: "Jaja, Redtails. 'Hail to the Redtails' (en referencia al himno), LOL. Los 'DMV' Redtails, tampoco está tan mal".
Los Redskins pueden recurrir a las tácticas que Sodexo usó en el Congreso. Como una de las franquicias más ricas y valiosas del mundo, puede poner su peso y aprovecharse de esa faceta bananera del gobierno de Estados Unidos e ir llenando bolsillos de los miembros del DC Council. Quizá pueda contar con la ayuda de la misma NFL, que vería a una de sus mayores rivalidades, Cowboys contra Redskins, perder serio fuelle en el caso de un cambio de nombre. Pero la cuestión permanece, ¿hay algo más poderoso que la maquinaria en caza de lo políticamente incorrecto? Todo parece cuestión de tiempo y, por desgracia, el agua parece estar hasta, al menos, los hombros de los directivos de Washington. ¿Seguirá conviviendo con ella o sucumbirá?
dhidalgonfl@yahoo.es / twitter: @danihidalgo