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Djokovic obró el milagro

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Es bien sabido el idilio que mantiene Rafa Nadal con el Monte Carlo Country Club, su torneo favorito junto con Roland Garros. Ninguna otra pista de todo el circuito se adapta mejor al tenis del balear: tierra batida, a nivel del mar, pero con un bote alto de la pelota. Ideal para su demoledor juego liftado. Lo prueban sus ocho títulos consecutivos entre 2005 y 2012. Una hazaña con mayúsculas en la historia del tenis. Una obra maestra que destila genialidad y esfuerzo en cada uno de sus cuarenta y seis capítulos, y a la que el balear dedicó nueve largos años de su vida. Una de las grandes historias por las que siempre será recordado y a la que otro grande, Novak Djokovic, acabó poniendo el epílogo.

A la tercera fue la vencida. El serbio, finalista en 2009 (6-3, 2-6, 6-1) y 2012 (6-3, 6-1), se impuso por 6-2 y 7-6(1), en algo menos de dos horas. Sin temblar. Sin dudar. A pesar de dejar escapar cinco bolas de 6-0 en la manga inicial y de necesitar siete para finiquitarla. Y de padecer la reacción del gigante de la tierra batida en el segundo (2-4), que sirvió incluso para empatar la final con 5-6. Pero Djokovic mantuvo la calma y, fiel a su juego agresivo, volvió a imponerse en el pulso táctico-mental. En justicia, el tenista de Belgrado, afincado en el Principado, casi siempre propuso más que el español y llevó controlado el choque. Nadal arrancó el partido algo lento de piernas y estuvo siempre lastrado por los errores no forzados (35). Una losa ante un rival en estado de gracia.

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Con su triunfo en casa Djoker suma su decimocuarto título de Masters 1000 y el trigésimo séptimo de su carrera, siendo además el primer tenista de la historia en superar en tres finales sobre tierra batida al balear: Madrid, Roma y Montecarlo. El plusmarquista Federer se quedó en dos: Hamburgo y Madrid. Y no parece que ya vaya a poder igualarlo. Datos que dan idea del dominio de Nadal sobre la arcilla, donde mantiene el estratosférico récord de 81 triunfos seguidos. Y por supuesto, también del milagro obrado por el serbio en Montecarlo, donde cada obstáculo superado fue haciéndole más fuerte, más rápido, más preciso. Hasta olvidar las molestias en su tobillo y su rodilla. En especial la plácida semifinal ante Fognini, que salió maniatado y derrotado del vestuario.

El nuevo gran clásico del tenis mundial se iguala un poco más. Pero el zurdo de oro sigue mandando: 19-15 (12-3 en tierra batida, 2-1 en hierba y 5-11 en dura). La sonrisa de Nadal alzando el premio de consolación que durante ocho años vio levantar a Coria, Federer (2006, 2007, 2008), Djokovic (2009 y 2012), Verdasco y Ferrer, demuestra que no tiene nada que reprocharse. Y así se lo reconoció el público. ¡Qué lejos queda aquella primera victoria en Montecarlo frente al entonces jovencísimo ‘wild card’ Gael Monfils…!

NADAL VS DJOKOVIC