La ciencia del draft y te odio hasta la muerte
Mariano Tovar
Hoy teníamos previsto empezar a subir una serie de artículos
explicando lo que necesita cada equipo de cara al draft. Nos ha dado pereza. A
estas alturas no me apetece nada hablar sobre ese tema. Sobre todo porque es
sobre lo que está escribiendo todo el mundo y supongo que la mayoría estáis
suficientemente informados.
Muchos de vosotros, si no todos, jugáis una liga fantasy de NFL. La mayoría lo hacéis con protecciones. Para que los noveles lo entiendan, cada equipo mantiene en su plantilla algunos jugadores de un año para otro. Incluso hay ligas de dinastía en las que se permiten muchísimas protecciones, así que el que queda último un año debe acometer una lenta reconstrucción que puede llevarle varias temporadas. Yo juego una de esas y me encanta. Sobre todo porque hay que estudiarse el draft muy a fondo. No hay demasiados jugadores disponibles y la mayoría son rookies o de segunda fila, así que hay que afinar mucho la puntería para seguir teniendo un equipo competitivo.
Creo que nuestros drafts de fantasy tampoco se diferencian demasiado del que viviremos dentro de dos semanas.
A los aficionados a la NFL nos gusta mitificar nuestro deporte favorito para convertirlo casi en una ciencia. Soñamos con habitaciones ocultas en lo más recóndito de las instalaciones del club, donde hay una gran mesa rodeada de varias pizarras donde un grupo de genios disecciona el football universitario para encontrar la elección perfecta.
Yo creo que eso no existe. Demasiados problemas tiene el
staff de un club de la NFL
durante el otoño y el invierno como para preocuparse de lo que está sucediendo
en la NCAA. Si
analizamos un poco los equipos, llama la atención su tendencia a elegir
jugadores de las mismas universidades con relativa frecuencia. Sobre todo en
las rondas bajas.
La cuestión es que la NCAA termina siendo inabarcable. Cada franquicia de la NFL tiene un equipo de personas trabajando con una red de ojeadores que les van informando sobre los nombres más interesantes, pero esa red funciona con eficacia en un pequeño grupo de equipos. En los demás dependen del boca a boca, informes de segunda mano, vídeos, correveidiles y artículos de prensa más o menos acertados. Incluso creo que los medios empujan en ocasiones a algunas franquicias a hacer elecciones erróneas por el miedo al qué dirán. El draft es un circo al que le damos muchísima importancia, pero no deja de ser una lotería en la que influyen tantos factores que parece inmanejable… aunque algunos genios consiguen, año tras año, que las elecciones de su equipo sean más que acertadas.
Uno de los motivos que nos ha llevado a suprimir, o al menos retrasar, los artículos sobre las necesidades de cada equipo en el draft es que este año la gran mayoría de los equipos ha llegado a abril con los deberes bastante hechos. Quien más, quien menos, tiene cubiertas todas las posiciones aunque solo sea con parches provisionales. Nadie quiere arriesgarse a quedar con el culo al aire una vez termine la última ronda. Por eso, sospecho que en mayo habrá bastantes cortes y otra gran convulsión en el mercado. Quizá ya no haya grandes nombres, pero sí muchos buenos jugadores de equipo dispuestos a firmar el contrato que sea con tal de seguir jugando.
Así que podemos vivir un draft en el que la mayoría apueste
por el mejor jugador disponible en cada momento.
Antes os hablaba de nuestras ligas fantasy porque, en realidad, nuestra forma de afrontar elecciones es muy similar a la que usan las franquicias de la NFL.
Hay tres maneras fundamentales de acometer un draft. La más habitual consiste en intentar cubrir los agujeros que hay en la plantilla. Con esa política se consigue un equipo compensado, pero en muchas ocasiones se dejan escapar joyas en pos de la eficacia. Por eso, la mayoría de las franquicias prefieren llegar con un equipo lo más compensado posible, aunque sea a base de talonario en la agencia libre, para poder elegir siempre el mejor jugador disponible. No importa que la posición esté bien cubierta. Lo importante es conseguir tipos desequilibrantes, con impacto inmediato y mucho futuro. El tercer camino implica grandes riesgos. Consiste en intentar sorprender con joyas que nadie más que nosotros ha sido capaz de ver. El último ejemplo de algo así fue la elección de Tebow. McDaniels se lo llevó a Denver con su primera ronda mientras medio mundo de la NFL se partía de risa. Esas apuestas fuertes suelen terminar bastante mal… aunque Belichick suele sacar petróleo en ellas cuando se lleva en rondas bajas jugadores espectaculares que bajan en el draft por sus antecedentes problemáticos o de carácter.
Y ya que estamos con tipos que se salen del guión, no sé lo
que os ha parecido la famosa frase en Twitter de Stevie Johnson, receptor de
los Bills: “La guerra no es algo con lo que jugar. Corea del Norte, discúlpenme…
pero si ustedes nos bombardean primero, bombardeen Foxboro, Mass.”
Pero la ‘disculpa’ es aún mejor: “PatFans, yo también os am… quiero. Pregunten a mi familia y les dirán que TheBoro es mi campo favorito porque los fans de los Pats ¡están vivos! PERO no por mucho tiempo”. ¡Qué crack!
Ahora llega el momento de que muchos piensen que Johnson es un descerebrado que ha jugado con algo que no se debe tocar, que se ha pasado de frenada y que es un bárbaro. Y de que otros, entre los que me incluyo, pensemos que ya está bien de buscar el lado dramático de las cosas, que el humor negro es un bien cada vez más escaso que hay que recuperar, y que me muero de risa.
¡Qué saludable sería poder volver a usar palabras con doble sentido sin que nadie se ofendiera, recuperar los chistes que ironicen y bromeen sobre las gentes de otras regiones o aficiones!
Nos hemos vuelto unos mustios. Siempre serios y amargados y buscando la punta a todo.
Eso sí, cada vez me sorprende más el odio tan cerval que provocan los Pats.
mtovarnfl@yahoo.es / twitter: @mtovarnfl