Serena, la apisonadora perfecta
La menor de las hermanas Williams sumó su sexto éxito en Cayo Vizcaíno tras remontar un set y endosar diez juegos consecutivos a Sharapova en la pista central de Crandon Park: 4-6, 6-3, 6-0. El cuadragésimo octavo título WTA de su carrera, en la que destacan 30 títulos de Grand Slam entre individuales (15), dobles (13) y mixtos (2), un Golden Slam de carrera en individuales y dobles, así como cuatro Oros olímpicos, una Fed-Cup y dos Hopman. ¿Alguien da más?
El de ayer fue el enésimo repaso de Serena a su gran rival. La potente y temible Sharapova encajó la duodécima derrota ante la tenista indomable nacida en Saginaw (Michigan) y crecida en Compton, conflictivo suburbio de Los Ángeles. La rubia de oro no gana a la pantera Williams desde 2004 (toda una vida en el tenis profesional), que domina los duelos directos por un contundente 12-4.
Hay factores que explican muy bien esta realidad. Primero: es obvio que el juego potente de Sharapova, ejemplo perfecto de la jugadora ‘pusher’ que se estila hoy en día, le va a Serena como anillo al dedo. Segundo: Serena cuenta con muchos más recursos técnicos que la siberiana, tanto en el fondo de pista, como en el juego en la red. Sharapova se condenó (como explica Delmás) por el paupérrimo 24% de puntos ganados con el segundo servicio y su falta de plan B.
Para superar a Serena parece imprescindible moverla, hacer que impacte la pelota siempre en carrera y abrirle la pista con bolas anguladas. (Un tipo de juego muy reñido con los potentes golpes planazos de Sharapova). Hacer su pista muy ancha, en definitiva. Y a ser posible, claro, esperar que no tenga su mejor día. Si Serena golpea bien apoyada… hay poco que hacer. Se apodera del centro de la pista y castiga y achica la pista a sus rivales como nadie.
Pese a sus lesiones y a no haber puesto nunca el cien por cien de su atención en el tenis, Serena es (en mi opinión personal) el mayor talento de la historia del tenis femenino. Saca con la precisión y la potencia de los hombres (¡en Australia 2007 sirvió a 222 km/h!). Tiene una técnica envidiable y una gran fortaleza mental. (Ayer se anotó los siete puntos de break que tuvo ante Sharapova). Su tenis resulta sencillo, con unos apoyos naturales que le dan gran estabilidad y seguridad a la hora de golpear la pelota. Domina el juego de fondo y de ataque. Define con una facilidad pasmosa, sabe defenderse y tiene mano y oficio en la red. La movilidad es su único punto flaco, junto a sus cada vez más controlados momentos de ebullición (sus insultos a una juez en el US Open le costaron 175.000 dólares de multa). Y es casi imposible ver uno de sus partidos en el que no lleve la voz cantante.
La tenista que se convirtiera en profesional con tan sólo 14 años, en 1995, (la WTA no le dejó competir durante un tiempo en los torneos) es hoy la número uno más veterana de la historia tras superar este pasado enero a Chris Evert, ‘la novia de América’. A pesar de sus idas y venidas, es la sexta jugadora de todos los tiempos por títulos de Grand Slam, por detrás de Margaret Smith Court (24), Steffi Graf (22), Helen Wills Moody (19), Chris Evert (18) y Martina Navratilova (18). Pero muy por delante de jugadoras como Monica Seles o Martina Hingis, que sí la superan en número de semanas al frente de la clasificación WTA. Con 122 semanas Serena ocupa la sexta posición a notable distancia aún de la temible serbia de derecha a dos manos.
Camino de los 33 años y con un 83,8% de partidos ganados en su carrera (572-110), parece que Serena Jameka Williams Price (Premio Laureus 2003 y 2007) seguirá ganando torneos y agigantando su leyenda mientras no pierda la motivación por la competición. Fiel a su estilo de vida, lo hará compaginando el tenis con el diseño de ropa deportiva y todo aquello que le venga en gana. Porque aunque tenga menos glamour y tirón mediático que algunas de sus rivales, su mejor versión sigue estando a años luz del resto.