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Ferrer tira de oficio para alcanzar su primera final en Miami

Ferrer remontó un set ante Haas para alcanzar su quinta final de un Masters 1000

Ferrer acabó con el sueño de Haas (4-6, 6-2 y 6-3), verdugo de Djokovic (6-2, 6-4) y Simon (6-3, 6-1) en su dorada madurez, y disputará en Crandon Park su quinta final de un torneo Masters 1000. Un triunfo cimentado sobre la profesionalidad y la resistencia física y mental. Porque sacó mal y careció de su habitual precisión con la derecha, a lo que ayudó el viento racheado de la central. Hasta los últimos juegos del tercer set, fue siempre a remolque en el juego y el marcador. Como ya le ocurriera ante Melzer, el titán de Jávea demostró saber ganar sin jugar su mejor tenis. Una capacidad de campeón que le ha llevado a ser el primero de la otra liga en los últimos años.

Su inseparable Piles ya advirtió que Ferrer es como un perro de presa. “Cuando muerde, ya no te suelta”. En el tercer set Haas firmó una ‘federada’ al resto en el quinto juego, con 3-1 a su favor. Ya fuera por exceso de confianza o para recuperar el aliento, el de Hamburgo acabó pagándolo caro. Ferrer alargó los intercambios y el que fuera número dos mundial en 2002 se cortocircuitó. La diferencia física entre ambos es más que evidente.

Sin embargo, pocos peros se le pueden poner a Haas, que se merendó al número uno del mundo esta misma semana. En lo que va de año Haas ha disputado la final en San José y las semifinales de Delray Beach y Miami. En Indian Wells cayó en tercera ronda ante Juan Martín del Potro y en Australia no superó la primera ronda ante el también veterano Nieminen. Un balance envidiable para un jugador que el próximo miércoles cumple 35 años y al que (como a la gran mayoría de su generación) enterraron a medias la dictadura de Federer (10-3) y el fulgurante ascenso de Nadal (5-0). Un supertalento demasiado irregular, con un palmarés poco acorde con su verdadero nivel y que ha sido ninguneado por crítica y público.

Pero lo mejor de la semifinal de Ferrer, fueron sus conclusiones del choque a pie de pista: "Intento estar bien de cabeza y luchar por cada punto. Empecé mal, negativo, pero le pude dar la vuelta a la situación. Si en la final empiezo así, se va a complicar muchísimo... El mejor partido fue ante Nishikori. Me quedo con que puedo jugar a ese nivel. Si no lo mantengo el domingo, será difícil que gane". El primer espada de la Armada en Miami, campeón en Auckland y Buenos Aires y finalista en Acapulco, siempre tiene los pies en el suelo. Mañana disputará su cuarta final del año en tres meses de temporada. Ya sabe lo que es ganar a Murray, que superó a Gasquet (6-7(3), 6-1 y 6-2), y su cuenta pendiente con los Masters 1000 ya quedó saldada el pasado otoño en París… ¿Misión imposible? Nunca para alguien al que la inspiración le pilla trabajando.