Nueve medallas individuales y por equipos lograron Kenia y Etiopía en los Mundiales de Bydgoszcz, pero cinco de las conseguidas por los atletas de Eldoret fueron de oro, frente a las tres de los abisinios. Supremacía keniana, avalada por el título más preciado, el individual masculino, que fue a parar a un chico de 19 años y 277 días llamado Japhet Korir. Se convierte en el más joven campeón mundial de la historia. Releva en ese honor nada menos que al etíope Kenenisa Bekele, que no es poco.
Un paréntesis: Estados Unidos consiguió la plata por equipos, por detrás de Etíopía, pero por delante de Kenia. Y si los norteamericanos, con un equipo de blancos, puede dar la batalla a los africanos, nosotros, con mayor tradición, deberíamos darla también. Volveré más adelante sobre el tema. Pero, sigamos...
Kenia consiguió cinco medallas de oro, tres de plata y una de bronce, que comentaré más adelante. Etiopía estuvo en 3-4-2 y los demás equipos, a distancia sideral. Los kenianos, sin embargo, han sufrido un duro revés con su bronce en la carrera sénior por equipos, batidos por su eterno rival, Etiopía, y por Estados Unidos. Es la primera vez desde 1998 que Kenia no gana el oro y la plata. En aquella ocasión ni siquiera estuvo en el podio, porque fue cuarta.
El tercer país ha sido un sorprendente Estados Unidos, gracias a su plata por equipos en la carrera sénior masculina. Eritrea, cuarto, sumó dos medallas, pero ambas de bronce. Con una de este metal completaron el medallero Baharein, Gran Bretaña y Marruecos.
El país asiático fue tercero en la clasificación femenina por equipos, con un cuarteto formado por tres corredoras nacidas en Etiopía (Shitaye Eshete, 4ª; Tejitu Daba, 8ª, y Aster Tesfaye, 52ª) y otra de origen keniano (Kareema Jasim (20ª). Atletas mercenarias, evidentemente.
Y vamos con el equipo estadounidense que se ha llevado la plata en la carrera grande masculina. Hicieron posible el subcampeonato Ben True (6º), Chris Derrick (10º), Ryan Vail (17º) y Robert Mack (19º). Clasificar a los cuatro atletas que puntúan entre los diecinueve primeros suele estar sólo al alcance de los equipos africanos, y no de todos, evidentemente. Ahí ha fraguado Estados Unidos su éxito.
Ben True tiene 26 años y fue el 35º en Punta Umbría 2011. Chris Derrick, de 22, acabó 15º en la carrera júnior de Amman 2009. Ryan Vailm, de 27 años, había sido 33º en Amman 2009 y 44º en Bydgoszcz 2010. Robert Mack, de 28, acabó el 66º en Bydgoszcz, hace tres años.
Han demostrado que los blancos pueden competir con éxito con los africanos. La última vez que los norteamericanos ganaron una medalla en la carrera sénior por equipos fue en Ostende 2001. Fueron bronce, por detrás de Kenia y Francia y justo por delante de España. En el equipo estadounidense había entonces dos corredores de origen africano.
Vamos con Kenia: como se ha dicho, es la primera vez desde 1984 que no obtiene ni el oro ni la plata, lo que seguramente será considerado en las altiplanicies del Valle del Rift como una auténtica catástrofe, aunque bien endulzada, sea dicho, con la victoria individual y con esa supremacía conjunta de las cuatro carreras.
¿Y España? También compitió con éxito contra África en otros tiempos (cierto que con menos densidad en el Continente Negro que ahora), pero no es capaz de hacerlo en la actualidad. En hombres hemos repetido el puesto de hace dos años en Punta Umbría (octavos) y hemos empeorado en júniors (de 13º a 15º). En mujeres, un puesto peor en este año que en la localidad onubense (9º por 8º) y en júniors se mejoran dos posiciones: del puesto 13º al 11º. Pero estamos lejos de la batalla, lejos de Estados Unidos, en la categoría absoluta, y de Gran Bretaña en la júnior femenina, por hablar sólo de dos equipos no africanos.
Todo sigue más o menos igual, sin grandes expectativas. Nuestra actuación en Bydgoszcz no ha sido un fracaso, en modo alguno. Ni muchos menos. Ser el mejor equipo europeo en hombres y el segundo mejor en mujeres está muy bien. Pero el futuro no se despeja. Si Estados Unidos y Gran Bretaña son capaces de competir con éxito con las grandes potencias africanas, nosotros deberíamos estar con ellos.
Y para terminar, Bydgoszcz. Es una ciudad de unos 360.000 habitantes, que se caracteriza por su amor al atletismo y por su afán organizador. Ha acogido los Mundiales de cross de 2010 y 2013 y, en pista, los Europeos Sub-23 de 2003, los Mundiales júniors de 2008, los Europeos de la misma categoría de 1979 y los Mundiales juveniles de 1999. Es de agradecer.
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