¡Viva la Creedence!
Mariano Tovar
Tras el éxito de su primera novela, Moody se echó al monte y decidió que esa veta le daría de comer durante mucho tiempo y merecía ser explotada. Comenzó entonces su serie ‘Otoño’, en la que cuenta la típica historia de zombies: el 99 por ciento de la población muere, la mitad de los muertos se levantan, el 1 por ciento superviviente las pasa putas... Novelas de consumo, ni demasiado bien escritas ni demasiado originales, pero una tarde de zombies siempre es un buen desengrasante.
No pretendo recomendar la lectura de las novelas de Moody. Es infinitamente mejor ‘Guerra Mundial Z’ de Max Brooks, que ya recomendé en este blog hace tiempo. Supongo que todos estaréis disfrutando además de la tercera temporada de ‘The Walking Dead’, que es absolutamente demoledora, pero por encima de la serie os vuelvo a aconsejar el cómic de Robert Kirkman en el que está basada. Kirkman, autor de cómics indispensables como su genial ‘Invencible’, ha conseguido, en los 107 números publicados hasta el momento, recrear el universo zombie más terrorífico, cruel, desolado y sorprendentemente creíble que podáis imaginar. Además, el guión de la serie y el del cómic llevan caminos paralelos, pero diferentes, por lo que siguiendo uno no quemáis el otro.
Así que me acerqué a la torre de CDs e, irremediablemente, quedé cautivado por la Creedence. Porque… ¿Hay algún momento que no sea perfecto para escuchar a la Creedence?
Y ahí terminó toda mi calma, mis zombies, mi tecito y mis cookies. Cuando empezaron a sonar los primeros acordes mágicos de la guitarra de Tom Fogerty, mis hijos salieron del cuarto de juego en tromba para exigir que quitara inmediatamente esa música de viejos y pusiera algo bueno.
Pero con la Creedence tenía un as escondido en la manga, que bailar Rock and Roll a ritmo de “Bad Moon Rissing”, “Down on the Corner”, “Fortunate Son” o “Have you ever seen the rain?” son palabras mayores, así que terminamos todos en medio del salón dando vueltas y volteretas mientras la más pequeña, a su bola, le daba mordiscos a todas las cookies, le arrancaba los trozos de chocolate y movía el culo debajo del pañal.
Una vez más, la Creedence pudo con Beyoncé y con todos los impostores. ¡Joder, nos hacemos mayores, ya no podemos dejarnos melena, pero llegamos con la mochila bien llena!
Los Seahawks han conseguido al mejor todoterreno de la NFL actual. Un receptor capaz de jugar de casi todo y de correr todas las rutas imaginables. Era evidente que la posición más débil de Seattle era la de receptor, y la han completado con un jugador muy en la línea de un equipo en la que todos están para todo. En la Bahía no debe haber gustado nada el movimiento y han tardado muy poco tiempo en replicar. La rivalidad entre los dos equipos de la costa oeste promete ser encarnizada en los próximos años.
Los Vikings, por su parte, se han quitado un problema de encima. Si un jugador no quiere seguir y prácticamente está en rebeldía, lo mejor es extirparlo antes de que se convierta en un zombie y extienda la infección. Y si además se consigue una primera ronda (pick 25), una séptima ronda y otra media del draft de 2014, pues que suene la Creedence, que estamos de fiesta. A Manolo Arana le ha faltado tiempo para llamarme. “Mariano, con esa primera ronda exta podemos hacer maravillas”.
Ahora solo queda que sean capaces de sobrevivir a Ponder, aunque desde que se casó, se ha convertido en un hombre nuevo. Incluso ha jugado algunos partidos buenos.
Cuando termino de escribir estas líneas salta otra liebre de las gordas. ¡¡¡Boldin a los 49ers!!! Una mísera sexta ronda ha llevado al mejor receptor número 2 de la NFL a la Bahía. El contrato de Flacco comienza a hacer estragos en Baltimore.
Algunos no han esperado a que se abra la agencia libre para empezar a liarla. ¡Viva la Creedence y el rock and roll! ¡Y que se mueran los zombies, si es que no lo han hecho ya!
mtovarnfl@yahoo.es / twitter: @mtovarnfl