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¿Tiene el tenis profesional un problema con el dopaje?

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En su comparecencia ante la juez Julia Patricia Santamaría, Eufemiano Fuentes afirmó en la segunda jornada del juicio de la 'Operación Puerto' que "en 2006 trabajaba con deportistas de todo tipo, futbolistas, ciclistas y atletas. En esa época no trabajaba para un equipo ciclista, sí asesoraba a deportistas concretos: un atleta, un futbolista, un boxeador..." Una declaración inquietante, que bien podría responder a una premeditada estrategia de defensa, con la que extendió la sospecha de dopaje a todo el deporte español. Incluso ofreció dar nombres a la magistrada, que se negó a escucharlos por quedar fuera de la causa que juzga. Días más tarde conocimos a través de las siglas 'rsoc' que la red articulada por Fuentes tuvo relación con el equipo donostiarra. Una vinculación que confirmó en AS el expresidente realista Iñaki Badiola.

El hecho de que el juicio dirima un posible delito contra la salud pública y no sea una causa general contra el dopaje (la conocida como 'Ley Lissavetzsky' entró en vigor en 2007 y los hechos que ahora se juzgan son anteriores), hace inevitable que la reputación de nuestro deporte salga maltrecha. Sobre todo teniendo en cuenta que en los juzgados de la calle Julián Camarillo se han personado más de una treintena de medios extranjeros.

Parece obvio que hasta la fecha la legislación española ha llegado tarde y mal a la lucha contra el dopaje. Y a nadie se le escapa el protagonismo que desde hace años tiene el tenis español en el circuito profesional. Pero… ¿eso convierte a la ‘Armada’ automáticamente en sospechosa? ¿Tiene el tenis un problema con el dopaje?

RAZONES PARA LA SOSPECHA

Hay indicios que generan dudas. El tenis es un deporte cada vez más físico. Hoy domina el juego de fondo. Incluso sobre pistas de hierba. El tenis de saque-red está desterrado, y por tanto se alargan los puntos y los partidos. Muchos jugadores que superan el tiempo reglamentario entre punto y punto para recuperar el resuello. Con frecuencia asistimos a partidos maratonianos, con independencia de la superficie.

A los jóvenes talentos cada vez les cuesta más meterse entre los mejores. El periodo de madurez del tenista parece haberse extendido, gracias en parte a su mejor condición física, que ha igualado mucho más los duelos intergeneracionales. Igualado el combate en el aspecto técnico-táctico y el físico, ahora la diferencia se marca en la gestión de la presión y las emociones.

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Por otro lado, en los últimos tiempos se han escuchado quejas por la escasez de controles antidopaje. Y lo que es peor, insinuaciones y acusaciones de dopaje como las realizadas por el tenista belga Christophe Rochus. Tampoco se puede ignorar que algunos ilustres médicos condenados por dopaje, como el Dr. Luis García del Moral (aparece en el informe de la USADA) o el preparador físico José Martí han tenido relación con importantes tenistas… Eso al margen de que la experiencia demuestra que en el dopaje los tramposos van siempre por delante de la norma y los laboratorios.

MOTIVOS PARA LA ESPERANZA

Pero también hay motivos para el optimismo. El dopaje mejora la potencia o la resistencia de un deportista, pero no la coordinación, el talento o la precisión. Aspectos esenciales en el tenis. Este sigue siendo el primer punto del argumentario de quienes ven el tenis como un deporte limpio.

Por otro lado, los tenistas han sido beligerantes con el compañero tramposo. Nunca hemos oído justificaciones peregrinas, ni visto solidaridades mal entendidas, tan habituales en otros deportes. La misma petición de incrementar el número de controles, e incluir la toma generalizada de muestras sanguíneas indica que hay un interés de transparencia y una apuesta por aislar a las posibles ovejas negras. Ninguno de los primeros espadas ha eludido el tema ni ha lanzado balones fuera.

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A Rafa Nadal, al que por su estilo de juego poderoso muchos han señalado como posible tramposo ('Le Journal du Dimanche', los Guiñoles de C+ Francia, Noah, Rochus…), le avala su largo historial de declaraciones contra el dopaje. Criticó duramente a Agassi por la confesión realizada en su biografía y a Yannick Noah por su artículo en ‘Le Monde’ contra los éxitos del deporte español. Con motivo de la ‘Operación Galgo’ reconoció que "el dopaje levanta dudas sobre el resto de deportistas", en ‘L’Equipe’ señaló que "en Francia hay obsesión con el dopaje" y en TVE se quejó del ataque a la intimidad que supone la lucha antidopaje para los deportistas de élite. Además, el protagonista de la campaña contra el dopaje de la AEA ha pedido que los resultados de los controles sean públicos para aplacar la rumorología. "Quiero tener la certeza de que el de enfrente está igual de limpio que yo. No veo problema en pasar un control cada semana para combatir lo que ha pasado en otros deportes… El tenis sigue siendo un deporte limpio como ha sido a lo largo de prácticamente toda su historia", dijo en su vuelta a las pistas en Viña del Mar.

Roger Federer también se ha mostrado siempre a favor de la lucha antidopaje. “Los controles mantienen limpio el deporte”, afirmó ya en el lejano 2004. El año pasado, y tras haber ganado en Dubai, Indian Wells y Rotterdam, se quejó de la falta de controles. “He ganado todos los partidos y no he pasado ningún control. Si el tenis aspira a tener una reputación irreprochable, como mínimo debería controlarse a todos los campeones de los torneos. Sin excepción”, dijo. Recientemente, y tras el escándalo del 'Caso Armstrong', el suizo pidió que se implemente el pasaporte biológico y afirmó que “es ingenuo pensar que el tenis está libre de dopaje”.

Novak Djokovic y Andy Murray también se han mojado. Djokovic dijo que “Armstrong es una vergüenza para el deporte” y Murray llegó a plantear recientemente la necesidad de que los jugadores ayuden a financiar la lucha antidopaje en el tenis con el dinero de los premios. La idea no es disparatada y sería un ejemplo indudable de buena voluntad por parte de los protagonistas del 'show business'.

LOS CONTROLES ANTIDOPAJE SON INSUFICIENTES

Este es el gran caballo de batalla del tenis. El programa antidopaje de 2013 cuenta con un presupuesto de 2 millones de dólares, que costean los cuatro Grand Slams, la ITF, la ATP y la WTA. Sólo entre Djokovic y Murray, campeón y finalista de Australia, salieron de Melbourne con 3,8 millones de dólares. El tenis reparte al año unos 300 millones de dólares en premios e instalar un sistema de ‘Ojo de Halcón’ cuesta entre 50.000 y 60.000 dólares por pista... Cifras que convierten en ridículo el presupuesto destinado a mantener un deporte libre de sospechas.

Otro aspecto inquietante es la escasez de controles sanguíneos. De los 2.150 controles que la ITF realizó en 2011 (últimos datos disponibles), 131 fueron de sangre y sólo 21 se llevaron a cabo fuera de la competición. Los análisis de sangre representaron entre un 3 y un 6 por ciento del total de controles. En el ciclismo el porcentaje fue del 35% y en el atletismo del 17,6%.

Los controles de orina pueden detectar muchas sustancias dopantes, incluyendo EPO (Eritropoyetina), pero la HGH (hormona del crecimiento humano) solo puede ser detectada con un control sanguíneo. Pero en este punto resultan especialmente graves las palabras de John Fahey, director de la Agencia Mundial Antidopaje: “La EPO no estaba siendo controlada para mantener los costes bajos”.

Esta realidad ha llevado a que se apruebe la implantación del denominado 'pasaporte biológico' a lo largo de 2013. Un documento electrónico individual que recoge los marcadores biológicos del deportista (perfil hematológico y urinario) y los resultados de los controles durante un determinado periodo de tiempo. De esta forma permite detectar variaciones en dichos niveles, indicio evidente de prácticas dopantes. Además, evita el defecto de forma de medir a todos los individuos con los mismos parámetros.

63 POSITIVOS DESDE 1995 Y TRES SANCIONES A ESPAÑOLES

Hasta la fecha el tenis no ha tenido un número significativo de positivos por dopaje. Sólo se han producido 63 casos desde 1995 y muchos de ellos han respondido al uso de drogas ‘recreativas’: casos de Wilander, Novacek, Hingis, Gasquet

Mariano Puerta (clembuterol y etilefrina); Guillermo Coria (esteroides anabolizantes); Bohdan Ulihrach (norandrosterona y noretiocholanolona); John McEnroe (esteroides de uso en caballos); Greg Rusedski (exculpado tras un positivo por nandrolona); Mariano Hood (finasteride); Sesil Karatantcheva (nandrolona); Antony Dupuis (salbutamol); Guillermo Cañas (diurético enmascarante); Filippo Volandri (salbutamol); Ivo Minar (seudoefedrina); Wayne Odesnik (importación de HGH); Robert Kendrick (metilhexanamina); Mohammed Mohazebnia (clembuterol); Andre Agassi ('cristal', metanfetamina); Xavier Malisse y Yanina Wickmayer (faltar de tres controles antidoping sin justificar) y el propio Yannick Noah, han sido algunos de los nombres relacionados con el dopaje.

El caso más grave (por reincidente) fue el del argentino Puerta, sancionado en dos ocasiones, la última de ellas con 8 años. El más famoso el de Agassi, caso tapado por la ATP, según contó el estadounidense en su ‘best seller’.

Los únicos tres tenistas españoles sancionados por dopaje son Ignacio Truyol, Laura Pous-Tió y Lourdes Domínguez Lino. El del madrileño fue el más sonado, al convertirse en 1997 en el primer positivo de la historia del tenis. Truyol dio positivo por esteroides anabolizantes y Pemoline Magnesio en el torneo challenger de Ostende (Bélgica) y se le impuso un año de suspensión que a la postre arruinaría su carrera deportiva. La catalana fue sancionada 2 años tras un positivo en e, dos sustancias contenidas en un medicamento contra el sobrepeso. Recurrió y le redujeron la sanción a 6 meses. Pero entonces llevaba casi 2 años lejos de las pistas. Y la gallega con tres meses en 2002 por un positivo de cocaína.

LA CREDIBILIDAD DEL TENIS ESTÁ EN JUEGO

La respuesta a la pregunta que plantea este artículo debe contestársela cada uno. Habrá quienes no tengan dudas de que el tenis tiene un problema con el dopaje y quienes lo vean limpio. Pero los motivos para la preocupación parecen evidentes. El tenis no puede seguir viviendo de espaldas a la lucha contra el dopaje. Ni puede conformarse con cumplir el expediente como parece haber venido haciendo hasta ahora. Una política que ha abonado el terreno para los rumores y las suspicacias (Henin, Soderling, Nadal…), que dicho sea de paso generan una gran indefensión entre quienes las padecen. El tenis ha crecido mucho como espectáculo, se ha asomado más y mejor a la televisión y ha aumentado la masa social que lo sustenta. Los grandes tenistas son reconocidísimas estrellas del deporte que se rifan torneos y patrocinadores. Pero sigue siendo un deporte minoritario comparado con los grandes deportes de equipo. Y el descrédito del dopaje es un 'tsunami' devastador que se ha llevado por delante deportes con mucho más arraigo como el ciclismo o el atletismo... No hay otra solución que tomarse el asunto en serio.