El reglamento sigue cabalgando hacia el ‘Light Football’
Mariano Tovar
Como os contaba, ahora se ha sabido que en 2011 cobró la friolera de 29,49 millones de dólares. Más que ningún jugador en aquel año. Estoy pensando en ir al director del periódico para solicitarle que me rebaje a mí también el sueldo a un euro, quizá esa sea la fórmula mágica que me convierta en millonario.
Los propietarios están encantados con la labor encomiable del comisionado para solucionar el conflicto con la asociación de jugadores. Y yo me pregunto ¿’labor encomiable’ significa lo mismo en español y en inglés?
Pero dejemos a Goodell contando dinero con deleite, mientras le dan espasmos de la risa, y centrémonos en el asunto del día, que también tiene miga.
Cuando comenzaron esos cambios en el reglamento, fui muy crítico. Entonces pensaba que el espectáculo se resentiría irremediablemente. Ahora no estoy tan seguro. Creo que ya estamos viendo un football con menos contacto, en el que nuestra percepción de los golpes ha cambiado. Incluso creo que los aficionados estamos más concienciados que los propios jugadores, o que unos propietarios que están siguiendo este camino porque no les queda más remedio si quieren que su máquina de producir dinero siga funcionando.
El cambio que los propietarios proponen este año no es simple maquillaje. Éste sí que es peliagudo. Resumiendo, impide usar el casco como ariete en ninguna circunstancia. Y diréis: “lógico”. Ya, pero dentro de “ninguna circunstancia” se incluye cuando un corredor recibe el balón en el backfield, lo envuelve con los brazos y baja la cabeza para enfrentarse a ese minúsculo agujero por el que tiene que colarse. Si se aprueba el cambio, a partir de ahora los corredores no podrán encogerse para atravesar la línea por fuerza. Tendrán que correr con la cabeza levantada. Si en el football moderno ya parten en inferioridad de condiciones, las cosas se les ponen aún más difíciles. Que, además, el conflicto va a ser inevitable. ¿Quién sería penalizado en el golpe entre Ridley y Pollard en la final de conferencia? Porque es seguro que ese tipo de golpes ahora sí serán ilegales. En realidad ambos corrían con la cabeza agachada y buscando el impacto con la frente. Este tipo de lances, que ya era ilegal desde hace un par de años cuando el que recibía el impacto era un receptor, no será tan fácil de aplicar en la batalla de la línea y puede influir decisivamente en la eficacia de los ataques terrestres. Los corredores norte-sur se convertirán, irremediablemente, en una especie en vías de extinción.
Es curioso que la imaginación y el regreso al pasado, cuando los corredores surcaban el campo con la cabeza bien alta, sea el argumento a favor de ese cambio reglamentario. Yo no sé qué edad tienen esos que hablan de regreso al pasado. Desde que yo sigo la NFL, siempre he visto a los corredores bajar la cabeza y percutir en las carreras interiores, intentando ganar yardas por fuerza. Ahora va a resultar que Jerome Bettis corría mirando al cielo.
Ya hay rumores de que en un futuro podrían cambiar las dimensiones del campo. Quieren ensancharlo y alargar la endzone para que el emparrillado se asemeje al de la Canadian Football League. Cuando llegue ese puerto nos preocuparemos de subirlo, pero eso significaría que el campo no se estrecharía tanto en las últimas yardas. Y las defensas quedarán en franca inferioridad.
Imaginad que cada día coméis vuestro plato favorito. Poco a poco, imperceptiblemente, el cocinero se va esmerando menos. Es una decadencia lenta. Nosotros seguimos sentándonos a la mesa para disfrutar de ese manjar que tanto nos seduce. Con el tiempo nos estamos comiendo un pinchito de mierda, pero sigue siendo nuestro plato favorito. Si un día nos volvieran a dar a probar el del primer día, el original, el que de verdad nos gustaba, nos negaríamos a comer la mala copia del final, pero eso nunca sucede. La memoria es corta.
Todo sea por la salud de los jugadores.
mtovarnfl@yahoo.es / twitter: @mtovarnfl