Sensaciones positivas
Gane o pierda, Rafa Nadal siempre habla y atiende a las sensaciones que experimenta sobre una pista de tenis. Las antepone incluso a los resultados, consciente de que cuando se encuentra a gusto con una raqueta en la mano es capaz de superar a cualquiera. La gran confianza en su talento le ha llevado a ganar once grand slams y a convertirse en un grande con mayúsculas del deporte que ama.
En su retorno al circuito, tras siete meses parado por lesión, el zurdo de oro ha dejado sensaciones muy positivas. Lució una buena movilidad, la agresividad habitual de su juego y los tiros que convierten a sus fans en legión. Sin embargo, no le dieron para anotarse el título individual y el de dobles en Viña del Mar. Cayó por 7-6, 6-7 y 4-6 frente un sobresaliente Horacio Zeballos, y por 6-2 y 6-3 junto a Mónaco ante los italianos Lorenzi y Starace.
Es verdad que hasta la fecha Nadal sólo había perdido una final sobre tierra batida frente a Federer y Djokovic. Zeballos tiene razones para presumir de su ‘cebollazo’. Pero hacer dos finales aún con dolores y sin el lógico ritmo de competición es para sentirse orgulloso. Nadal vuelve a estar en el camino (suma 150 puntos) y su objetivo vuelve a ser Roland Garros.