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Ravens 24 – Colts 9

Baltimore bombardeó Indianápolis hasta destrozarlo

Mariano Tovar

Después de un sábado de charlotadas, la primera corrida del domingo fue muy seria. Con toros muy bien presentados, y armados con largos pitones. Y pese a que la tarde estuvo plagada de grandes jugadas y de pases larguísimos, donde en realidad se decidió el ganador fue en la batalla de las líneas. Ahí los de Baltimore fueron implacables.

Desde el primer minuto quedó muy claro que la defensa de los Colts se movía muy bien lateralmente, cerrando las rutas de carrera exteriores y los pases a la banda, pero también fue evidente que la línea ofensiva de Baltimore era infranqueable para ellos y cortaba como mantequilla para abrir rutas centrales a la carrera. Flacco, muy poco acertado en los primeros drives, tenía sin embargo muchísimo tiempo para lanzar. Solo hizo falta que la defensa de los Colts se cociera en su propia salsa. Según pasaban los minutos, y se iba agotando, era quemada con más facilidad.

Todo lo contrario sucedía con el ataque visitante. Luck conseguía mantener drives larguísimos con terceros downs angustiosos, sobre todo gracias al gran trabajo de un Ballard incansable. Pero su línea ofensiva cada vez tardaba menos en hundirse. Luck solo necesitaba un poco de tiempo para demostrar el peligro que tiene en sus manos, pero conseguía ese segundo de margen en muy pocas ocasiones. Y, como casi siempre a lo largo de estos años, la defensa de los Ravens se convertía en un fortín en cuanto sus rivales se acercaban a la zona roja.

Piedras contra cañonazos. Mientras Flacco se atravesaba el campo en muy pocas jugadas, para anotar touchdowns, Luck sudaba sangre para llegar a tiro de field goal. Poco a poco la distancia se abría en el marcador, implacable, y los Colts veían impotentes cómo su ejército estaba completamente desarbolado, incapaz de reaccionar. Un equipo crecía mientras otro se hacía cada vez más pequeño.

Por el camino quedaban dos balones perdidos por un Ray Rice que abrió la caja de los truenos con el primer bombazo del partido (pase corto que él convirtió en un big play de 47 yardas), pero que tuvo un papel muy gris durante el resto del choque. Luck también sufrió una perdida de balón en los primeros minutos, pero en esos momentos el fragor de la batalla estaba en su punto culminante y los daños no fueron importantes. Ambos ejércitos estaban más preocupados de romper las líneas enemigas que de marcar distancias desde el primer momento.

Cuando ya todo estaba decidido, y los Colts luchaban a la desesperada, Luck sufrió una intercepción que solo precipitó lo inevitable. Fue un incidente sin demasiada trascendencia a esas alturas.

Los Ravens ganaron con claridad y como más les gusta: destrozando a sus rivales. Que la puntilla fuera una colección de pases profundos de Flacco es solo una anécdota. Pero en Denver deben preocuparse. Si la conexión entre el QB de los Ravens y Boldin se mantiene la semana que viene, quizá la retirada de Ray Lewis tenga que esperar alguna semana más. Por ahora, ya se ha despedido de su público con su tradicional baile. Su afición, emocionada, le aclamó como a un héroe. Seguro que alguno pidió que le sacaran a hombros con las dos orejas y el rabo de Luck. Hubiera sido un premio merecido.

mtovarnfl@yahoo.es / twitter: @mtovarnfl