Previas de wild card: Texans-Bengals
Mariano Tovar
¿Qué ha cambiado de un año a otro para que el resultado pueda ser diferente? Quizá menos cosas de lo que parece. Los dos equipos vuelven a arrastrar problemas muy similares a los de hace doce meses.
TEXANS
Durante la temporada 2011 los de Houston sufrieron una epidemia de lesiones en todos sus puestos clave. La más dañina fue la de Schaub, seguida de la de Leinart, que obligó a Yates, el tercer QB del equipo, a cargar con el peso del ataque durante el último mes de competición y toda la postemporada. Este año la baja decisiva se produjo en la defensa y afectó directamente a su líder. Brian Cushing se lesionó en la semana 5 y desde entonces nada ha sido lo mismo.
Así que los Texans tiene una colección de grandísimos jugadores en defensa y un coordinador defensivo de lujo, pero este año no han rendido al nivel esperado. Ni Connor Darwin ni Brooks Reed han dominado el exterior del front seven como en 2011, ni el rookie Whitney Mercilus ha sido tan determinante desde el primer día, ni Darryl Sharpton ha dejado de lesionarse continuamente. En la secundaria ha pagado los problemas del front seven. Los QBs rivales han tenido más tiempo del previsto para pasar y han quemado demasiadas veces a una secundaria liderada por un Johnathan Joseph que ha vuelto a la Pro Bowl a pesar de todo.
Pero no hay que fiarse. Pese a todos los problemas, la defensa de Houston ha estado entre las mejores de la NFL y ha sacado las castañas del fuego a su equipo en bastantes partidos. Con la intensidad que se juega en postemporada es posible que todas las piezas vuelvan a encajar y entonces los de Houston volverán a ser la máquina imparable de hace meses. ¿Es posible que se hayan dejado llevar en las últimas semanas por falta de motivación? Quien sabe.
La cuestión es que Arian Foster no está rindiendo a su nivel habitual. Y Ben Tate, que en 2011 fue un suplente igual de explosivo, tampoco le ha sustituido con la eficacia esperada. Ahora las defensas no tienen que acumular jugadores delante para cerrarle el camino y Schaub debe cargar con más responsabilidad. El QB de los Texans es un prodigio técnico, uno de los jugadores más estéticos de la competición, pero tiene una preocupante falta de carácter. Pese a haber sido elegido para jugar la Pro Bowl, no es un jugador desequilibrante aunque tenga como objetivo principal a un genio como Andre Johnson.
Lo curioso es que en 2011 sucedió algo muy parecido. Tras la lesión de Schaub bajó muchísimo el rendimiento de Foster y todo el bloque se convirtió en una caricatura.
Gary Kubiak es considerado uno de los gurús ofensivos de la NFL, y quizá comience a sufrir los mismos síntomas que Norv Turner, genio ofensivo y head coach deficiente. En esta postemporada debe recuperar la fórmula que transformó a sus Texans en una máquina imparable en algunos momentos de la temporada o empezará a estar cuestionado.
Durante toda la temporada los aficionados de los Bengals se han quejado de que nadie termina de tomárselos muy en serio y tienen toda la razón. Los Bengals no parecen ni muy buenos ni muy malos en nada. Y creo que les ha sucedido exactamente lo mismo que en 2011. Su clasificación no solo es mérito suyo, sino también demérito de una conferencia en la que la clase media brilla por su ausencia. Hasta el punto que la competencia por conseguir una plaza en postemporada ha sido mínima. Los seis puestos quedaron decididos a falta de una jornada.
El calendario de los Bengals tampoco ha sido demasiado complicado, pero en él hay victorias de calidad (se impusieron a Giants, Ravens y Steelers) y nadie ha sido capaz de humillarlos salvo los de Baltimore en la primera jornada de competición. Sus derrotas han sido siempre bastante ajustadas. Su algo tienen estos Bengals es una capacidad de lucha extenuante para sus rivales. Pelean hasta el final. Marvin Lewis ha conseguido en dos años, tras librarse de Palmer, Ochocinco y toda una lista interminable de jugadores polémicos, divas y apestados, que uno de los vestuarios más anárquicos y menos comprometidos de la NFL se haya dado la vuelta completamente. Hasta hace muy poco, espíritu de lucha y Bengals eran conceptos antagónicos, ahora esa quizá sea su mayor virtud.
En ataque hay dos jugadores clave: Andy Dalton y A.J.Green. Dalton quizá haya decepcionado un poco después de su gran primera temporada. Ha tenido partidos excepcionales, pero también varios muy grises, aunque estos últimos casi siempre han coincidido con los peores días de una línea ofensiva que curiosamente ha empeorado tras el regreso de Cook, su center titular, que se lesionó en pretemporada.
A.J.Green tampoco ha brillado como se esperaba, a pesar de que sus números han sido magníficos. En el pase profundo, donde más daño debía hacer, se le han caído algunos balones fáciles y no ha conectado con mucho éxito con Dalton. Sin embargo, en la media y corta distancia sí que ha sido demoledor. En postemporada será indispensable para el equipo que la conexión vertical entre Dalton y Green vuelva a aparecer. Si algo se echa de menos en estos Bengals es pegada.
No quiero olvidar a Gresham, el TE, que ha jugado una estupenda temporada pese a algunos drops ridículos, ni a Andrew Hawkins, que ha decepcionado. Todo el mundo esperaba que este último formara una pareja letal con A.J.Green, pero su temporada ha sido como poco discreta.
Todo lo que os he contado se resume en una falta exasperante de eficacia en la zona roja. Los Bengals tienen muchos problemas para mover las cadenas y según van avanzando sobre el emparrillado el atasco se acentúa. Necesitan mantener los partidos con una anotación baja para poder ganar y ahí es donde entra su defensa, principal motivo de que hayan llegado a postemporada.
Pero si tuviera que destacar algo dentro de la defensa, me quedaría con la línea. Dunlap, Peko, Atkins y Johnson se han puesto las botas durante toda la temporada. Los QBs rivales han sido avasallados durante todo el año. Eso ha facilitado el trabajo al resto de la defensa, que casi siempre ha podido llevar la iniciativa. También es sorprendente la mejoría contra la carrera en las últimas semanas. Y casi siempre contra equipos muy peligrosos en esa faceta.
Lo más interesante de este partido será el choque entre la línea ofensiva de los Texans y la defensiva de sus rivales. Quien se lleve el gato al agua en esa batalla seguramente sentencie el partido.
Si la línea ofensiva de los Texans aguanta, le da tiempo a Schaub y abre espacios a Foster, el play action de los locales puede dejar decidido el choque en la primera mitad. Una diferencia de dos anotaciones puede ser insalvable para los visitantes. Pero si la defensa de los Bengals logra presionar a Schaub, al QB se le pondrá esa cara de disgusto que suele ser el primer aviso de un colapso general y una derrota vergonzosa.
A partir de ahí entran los ‘ysis’. Que al final suelen ser los que deciden este tipo de partidos. ¿Y si Foster vuelve a jugar como sabe? ¿Y si Schaub no se deprime? ¿Y si la defensa de Houston recupera la agresividad? ¿Y si Dalton vuelve a lanzarle bombas a A.J.Green en la zona roja?... Todo es posible en enero, pero la sensación es que Cincinnati no tiene armas suficientes para vivir una larga aventura de postemporada mientras que los Texans tienen las piezas del puzzle pero no saben muy bien cómo casarlas.
Creo que ganará Houston y que puede hacerlo con cierta comodidad. Si eso sucede, y el equipo tejano recupera las sensaciones de la primera mitad de la temporada, los Patriots deberán preocuparse, y mucho.
mtovarnfl@yahoo.es / twitter: @mtovarnfl