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Fred, los invisibles y el ausente

Hoy comienza una nueva aventura. Un blog repleto de ilusión. ¿Por qué se llama Míster Pentland? Porque él lo fue todo. Lo iluminó todo. Frederick Beaconsfield Pentland (Inglaterra, 1883-1962) comenzó en este mundillo del fútbol como extremo derecha. Llegó a ser internacional cinco veces con su país tras brillar en el Middlesbrough. Pero, sobre todo, fue conocido como el primer gran entrenador en España. De ahí su importancia en este rincón dedicado a su gremio. Él marcó el camino. No le quedó nada por hacer. Técnico reputado de club: Racing, Athletic, Oviedo, Arenas y Atlético. Y seleccionador: con la Alemania de la Primera Guerra Mundial, luego con Francia en los Juegos Olímpicos de Amberes y, además, con España tres veces. Dos de forma transitoria y otra como consejero aventajado de José María Mateos en una sonada victoria ante la invicta Inglaterra donde nació (4-3). Todo un genio gracias al cual el resto de entrenadores son llamados míster en el sentido más caballeroso del término.

Su pasado entronca con el mío, de ahí también la elección de este nombre. Dirigió al Racing de mi Santander adoptiva, paseando su bombín y una pipa que luego cambió por puros. También triunfó como ningún otro preparador en el Athletic, equipo del que todos somos un poco (o bastante) por su admirable y exclusivo estilo de supervivencia. Ganó cinco ligas y dos Copas allí. Y, además, fue el primer técnico capaz de demostrarle con contundencia al Madrid y al Barça que hay vida más allá de su existencia. Goleó a los blancos en Chamartín 0-6 y vapuleó en 1931 al Barça 12-1. Si a todo ello unimos sus innovadores métodos (pase corto, variación de la WM al retrasar los interiores y nada de balón durante la semana si se perdía para tener hambre de él al siguiente domingo), estamos ante el faro que alumbró a sus sucesores. Hoy tenemos algunos técnicos, como Bielsa, que aún recuerdan, admiran y propagan su obra.

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Aquí escribiré, fundamentalmente los martes, de los inicios, las vivencias, las trayectorias, las anécdotas y las reflexiones que deriven de los descendientes de Mr. Pentland. Conocidos y no tanto. De aquí o de allá. Y como el objetivo siempre será intentar entroncar los textos y las reflexiones con la actualidad, vaya un primer recuerdo en este bautizo a los que no se ven y al que ya no está. Por un lado, y con el máximo optimismo, a todos aquellos que ahora no ejercen. El frío del paro llega a todas las esquinas. Pochettino, Pellegrino, Mandiá, Manolo Sánchez... lo saben desde hace bien poco. Otros tantos, desde hace demasiado tiempo.

Y por otro, con el mayor de los agradecimientos, no quería olvidar a mi añorado Preciado. Él nos enseño más ‘tics’ de Mr. Pentland que nadie. Lo conocía y lo divulgaba. Fue jugador y técnico. Como él. Querido en su tierra y adorado en la de al lado. Como él. Sencillo y maestro. Capaz de imponer una nueva forma de ser, de contagiar su enérgica sapiencia y de arrancar el unánime cariño en su vestuario y en el del enemigo. Por eso nos acompañará en espíritu sentado en nuestro honorífico banquillo. Y hasta le permitiremos dar esas caladas (como hacía Fred) que siempre nos intentaba esconder. ‘Manolín’ servirá de inspiración para recordar numerosas y maravillosas historias que tantas veces compartimos. De Mourinho habrá alguna. Del Barça y el Madrid varias. También de Míchel o Valverde. De Primera y de Segunda. De España y el extranjero. Clubes y selecciones. Bienvenidos. El primer capítulo, el próximo martes 11 de diciembre: ‘Caparrós recuerda a John Nash’.