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Canal+, pronósticos (semana 10) y el partido del jueves

Mariano Tovar

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Si no cambio de opinión, que visto lo visto es bastante probable, a partir de esta semana reuniré en la entrada del jueves los pronósticos de la semana y la programación de Canal+. Así volverá a quedar libre el miércoles, como sucedía en años anteriores, para vuestras tribunas libres o cualquier otro asunto que surja.

Viendo la cantidad de aciertos que se acumulan tanto en el blog como en el pickem de ESPN, después de un arranque de temporada lleno de sobresaltos, hemos entrado, como sucede casi cada año, en aguas más tranquilas. Eso no significa que todo el pescado esté vendido, ni mucho menos, pero a estas alturas sí que parece claro qué grupo de equipos luchará por entrar en postemporada y quienes aspirarán a rondas altas del draft. Todavía quedan unos pocos que no terminan por decantarse en una u otra dirección, pero son los menos.

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Pero antes de seguir divagando, os dejo la programación de Canal+:

Domingo

Saints-Falcons 19:00 directo (Sportmanía).

Eagles-Cowboys 22:25 directo (Sportmanía).

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Bears-Texans 02:20 directo V.O. (Canal+ Deportes y Canal+ Deportes HD).

Lunes

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Bears-Texans 21:00 diferido (Canal+ Deportes y Canal+ Deportes HD).

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Steelers-Chiefs 02:30 directo (Sportmanía y Canal+ Deportes 2 HD).

También podéis encontrar la programación actualizada en www.canalplus.es/NFL.

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Odio los partidos de los jueves. No os hacéis idea cómo. Para mí son un desastre. Algún lector avispado del blog, de los muchos que me habéis escrito correos en los últimos días (a propósito, os los agradezco mucho e intentaré ir contestando a todos uno a uno poco a poco, que habéis sido muchos), achacaba a ese partido parte del mal rollo que os transmití hace una semana. Tiene toda la razón.

A vosotros quizá os encante el partido del jueves. Un gran aperitivo de la jornada, aunque un Jaguars-Colts no es precisamente un bocado exquisito. Porque si en las primeras semanas el jueves podíamos disfrutar de choques estelares, últimamente no están siendo tan exclusivos.

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Ese partido reduce la semana al mínimo. No hay un respiro. Eso puede parecer fenomenal, pero en realidad es un problema para el ritmo de un blog, o incluso para los jugadores de fantasy. Ahora no hemos terminado de digerir lo sucedido el domingo pasado cuando ya se está jugando la siguiente jornada. Además, entre el jueves y el domingo pasa demasiado tiempo. Quedan tres días muertos en los que solo caben previas.

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La elección del jueves es obvia. El viernes es escolar y el sábado universitario. La NFL no tiene más fechas libres. Pero yo me pregunto si es tan buena idea. Si lo pensamos, el tradicional partido del lunes, que hasta hace bien poco era el duelo más esperado de toda la semana, va languideciendo lentamente desde que dejó de emitirlo la ABC y quedó en manos de ESPN. En demasiadas ocasiones es un choque sin trascendencia y el momento culminante de la semana ha pasado al Sunday Night. Ese sí que suele ser, domingo tras domingo, el partidazo que nadie se debe perder.

Así que no me extrañaría que el Monday Night termine por desaparecer antes o después, que muros más altos han caído. No es probable, porque la televisión en abierto es muy jugosa y los contratos firmados, millonarios, pero no hace falta salir muy lejos de España para descubrir el daño que puede hacerle la televisión a un deporte.

Y me vais a perdonar que por una vez de un pequeño salto al fútbol y a la Liga española. No os voy a contar nada nuevo. Mediapro solo tiene un canal (Gol TV) para emitir los partidos de la liga de fútbol. Eso ha provocado que se programe cada partido en un horario distinto para que pueda ser televisado en directo. En teoría es estupendo. Todo el mundo puede ver todos los encuentros. En la práctica, es un paso más hacia la destrucción de la afición.

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Históricamente, en España nunca se ha visto más que un partido de liga por jornada en televisión. Unos años era el sábado y otros el domingo y casi siempre el mejor posible. Y de  competiciones europeas ni os cuento, que las Copas de la UEFA de la Quinta del Buitre y las primeras Recopas del Barça o la del Valencia de Kempes las seguimos a través del transistor. Y os aseguro que en mi imaginación Santillana saltaba mucho más alto, y los goles que yo soñaba eran mucho más chulos que los que luego veía en los resúmenes. El famoso partido que encumbró a Butragueño frente al Anderlecht no se vio en directo en España. Lo vivimos por la radio. Tal fue el clamor, que la televisión lo emitió esa misma noche en diferido, ante la conmoción y la épica de aquella remontada.

Porque nuestra afición por el deporte se cimentó en las ondas y no en los tubos catódicos. El deporte siempre ha sido mejor por la radio, porque a través de ella dejabas volar la imaginación y las hazañas eran más épicas; las jugadas, más perfectas y los partidos, más emocionantes. Los locutores ya se encargaban de ello situando el balón siempre en el borde del área y narrando ocasiones donde solo había pifias.

El gusanillo de amor por el deporte nació en el estómago de cada uno de nosotros en los carruseles de las tardes del domingo, con la quiniela en la cabeza mientras hacíamos deporte, paseábamos por el campo, montábamos en bicicleta, pintábamos soldados de plomo, o pasábamos las últimas horas del fin de semana haciendo lo que sea que hiciéramos. Pero siempre con un transistor cerca. Eran tardes épicas llenas de milagros. Y luego, por la noche, o los lunes para los más antiguos, llegaba el resumen de la jornada en un programa televisivo, el Estudio Estadio, que acumulaba goles a ritmo frenético en un empacho que ponía imágenes a lo que habíamos soñado. No había castigo peor que el de: “esta semana te quedas sin Estudio Estadio”.

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Los niños, en el colegio, solo hablábamos de lo que habíamos ‘visto’ por la radio. Y reproducíamos los goles en el recreo según habían sucedido en nuestra imaginación, mientras unos y otros nos llevábamos la contraria imaginando hazañas aún más imposibles.

Y cada día éramos más forofos del deporte. Fuera el que fuera.

Ahora ya no hay Carrusel que valga, ni emoción por una quiniela cuyo éxito ya no cambia en cuestión de minutos. El fútbol español transcurre lánguidamente, a lo largo de un fin de semana eterno, lleno de partidos que agrupados tenían sentido pero que por separado ni siquiera existen más allá de un triste resultado estadístico.

Mis hijos no me piden que conecte la radio. Y si pongo deporte en la televisión, el que sea, me exigen que lo quite para ver no sé qué serie, que es sobre lo que se habla en el recreo del colegio. Que fuera de Cristiano y de Messi, la Liga no existe. Y lo que antes era un festín a la carrera, que se vivía con intensidad infinita, ahora es una cena interminable de croquetas congeladas y precocinadas que nadie es capaz de digerir.

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El fútbol español se está muriendo sin que nos demos ni cuenta. Los niños ya no suspiran por él como antes. En la oficina y en el colegio han dejado de ser el único tema de conversación y la oferta de ocio se ha extendido a soluciones más atractivas. No os engañéis. Ahora se televisan muchos más partidos que antes, también en abierto al alcance de todos, pero el guión está deslavazado. Ya no es una inyección semanal de adrenalina sino una lenta y aburrida rutina.

Si algo me gusta de la NFL es que ese pelotazo de adrenalina sigue vigente cada domingo, con la acumulación de duelos en muy pocas horas que nos abduce en un guión frenético y apasionante. No paran de suceder cosas y nuestro partido de fantasy viaja de la victoria a la derrota a la velocidad de la locura. Terminamos atragantados, en el punto de ebullición, por la sobredosis de experiencias vividas. Los niños en EEUU son unos suertudos. aún pueden llegar al colegio los lunes con la taquicardia del domingo en el cuerpo.

Por eso odio el partido de los jueves. Me parece el primer paso para que la televisión destruya un deporte. No es un pronóstico catastrófico. Es un hecho. En España lo estamos viviendo.

mtovarnfl@yahoo.es / twitter: @mtovarnfl