Mariano Tovar
Antes de empezar, quiero pedir disculpas a los aficionados de los Niners. Hasta ahora, este año he escrito en este blog sobre lo que pensaba sobre su equipo con total sinceridad. Nunca debí hacerlo. Ha sido un error. Los 49ers son el mejor equipo de la NFL actual, tienen la mejor defensa, el mejor ataque, el mejor entrenador, el mejor estadio, la mejor afición, el uniforme más bonito, la mascota más divertida, el nombre más chulo, la historia más épica y este año van a ganar la Super Bowl en un paseo miliar que pasará a la historia como la mejor temporada de cualquier equipo de todos los tiempos.
Lo cierto es que este año he entrado en un círculo vicioso que cada vez me gusta menos. Hasta hace muy poco escribía sobre lo que me apetecía, fuera del tema que fuera, sin importarme las reacciones. El blog era una diversión y como tal me lo había planteado. Como os he dicho muchas veces, éste no es mi trabajo. Yo me dedico a otra cosa muy diferente dentro del periódico. Pero Zona Roja me divertía lo suficiente como para buscar huecos de donde no los hay para intentar que cada día hubiera una nueva sorpresa para vosotros.
La cuestión es que me he equivocado por hacer lo que me pedíais. A partir de un momento primé vuestras exigencias sobre mis apetencias y fue un error. Primero hice caso a los que se quejaban de esos artículos en los que desbarraba sobre otros temas hasta llegar a un último párrafo solitario dedicado a algún suceso de la NFL. Algunos se quejaban de que eran un rollo y que querían que hablara solo sobre football, sin interferencias.
Luego llegaron las quejas sobre los artículos en los que contaba mis aventuras ciclistas. Habréis notado que desde hace meses, cuando arreciaron las críticas, corté en seco con el asunto. Más de 12.000 kilómetros cada año dan para contar muchas historias y anécdotas. En los últimos meses he vivido aventuras apasionantes (al menos para mí), que me he guardado para no desagradar.
Así que desde enero de 2012 este blog ha sido una sucesión de artículos de NFL puros y duros: análisis de equipos, de jugadores, de partidos, de jornadas… Y las pocas veces que he sacado temas que no tiene que ver directamente con el juego, sino con cuestiones colaterales, vuestra respuesta mayoritaria ha sido que no os interesan. Que solo queréis que se hable de asuntos que tengan que ver directamente con el juego y los partidos.
Y yo lo siento mucho, pero como siempre os he dicho, mis conocimientos sobre la NFL son limitadísimos. Ni siquiera soy un friqui de la NFL. Mis obsesiones pasan antes por el mundo de las dos ruedas, o por el del noveno arte. Mi colección de cómics, mimada durante décadas, es espectacular, sigue creciendo como una babosa alienígena y amenaza con expulsar a toda mi familia de nuestra casa por falta de espacio.
Así que nunca me aprenderé las plantillas de los equipos, como sí os pasa a muchos de vosotros. Y si no me sé un nombre, lo busco en Internet y a veces, como me sucedió la semana pasada con el del coordinador ofensivo de los Raiders, me confundo y escribo el del defensivo. Tampoco me sé la vida y milagros de la mayoría de los jugadores o entrenadores. Y además nunca me la sabré. Mi afición no llega a esos extremos.
Mi único bagaje son los muchos años que llevo viendo football americano y el esfuerzo que he hecho durante todos ellos por conocer este deporte lo suficiente como para convertirme en un aprendiz de divulgador. Sin más ambiciones. Sin otra intención. Jamás he pretendido ‘saber’ ni dejar de hacerlo. Digo lo que pienso sin ninguna autoridad que sostenga mis aportaciones. Soy uno más entre vosotros que se esfuerza por contar lo mejor un deporte que le sobrepasa cada vez más, porque cuanto mejor lo crees conocer más te demuestra que no tienes ni idea.
Y alguno diréis: “entonces por qué escribes sobre esto si no tienes ni puñetera idea”. Pues tenéis toda la razón. Quizá sea tan sencillo como que todavía no haya aparecido nadie más autorizado que tome mi relevo. Porque aunque no os lo creáis, subir este puerto cuesta muchísimo, muchas veces es bastante ingrato y yo casi nunca he dejado de dar pedales desde hace bastantes años.
Nunca he pretendido engañar a nadie. También os he contado muchas veces que mi inglés me sirve justito para leer artículos con cierta soltura, aunque en ocasiones he confundido conceptos, y los he puesto equivocados en algunas entradas, para corregirlos en cuanto alguien ha preferido mandarme un correo explicando el error, en vez de hacerse el listo en un comentario condescendiente cuando no hace ninguna falta. Ya estoy suficientemente desacreditado sin necesidad de ayuda. Para eso me basto y me sobre yo solo.
Con mis pronósticos nunca intento acertar. Bueno, sí, pero es lo de menos. Sobre todo pretendo fijar vuestra atención en equipos, jugadores o cuestiones que me parecen interesantes. Si un jugador no me gusta puede ser muy bueno y si me gusta puede ser muy malo. Eso sí, siempre argumento mis razones, para bien o para mal. Nunca doy carpetazo con un “es así y punto”, jamás. Y cuando veo que alguno de vosotros lo hace en los comentarios, me enervo incluso más que cuando hay insultos.
Todo esto lo digo porque estoy harto de escribir siempre sobre lo mismo. Que si los Niners son los mejores o solo los segundos mejores. Que si Peyton Manning está al ciento por ciento o solo al 97,5324%. Que si Gabbert es bueno, malo o regular. Que si McFadden no corre porque ahora es una sombra de si mismo, por culpa de su línea ofensiva o por las dos cosas. Que si la secundaria de los Patriots, la carrera de los Steelers, el protagonismo de Flacco, la irrupción de RGIII,… Y dale con que la abuela fuma. Lo mismo una semana tras otra. Siempre igual. Lo único que cambia los debates es el resultado del último partido, que da o quita razones hasta la siguiente semana.
Llevo barruntando este tema que os cuento hoy desde hace ya algún tiempo. Cuando escribía el otro día sobre que echaba de menos a los deportistas de antes, que le daban al deporte un picante que ahora no existe, pensaba en todo esto. A mí no me vale solo el deporte en si mismo. Y tampoco me interesa lo que pueda pensar un deportista sobre el matrimonio homosexual, como poníais de ejemplo alguno el otro día. Para esos temas serios prefiero la opinión de personas con más prestigio intelectual, y más autorizadas, aunque veo que para alguno de vosotros los deportistas sí que son argumento de autoridad y entonces sí que entiendo que necesitéis que no se salgan nunca de lo políticamente correcto. Yo prefiero reclamarles espectáculo, tonterías.
En realidad, el deporte en si mismo me aburre. Y lo dice un tipo que lleva casi 25 años viviendo del deporte. Una victoria en un partido tiene una vigencia ínfima. Un título no mucho más. Nos tiramos horas y horas discutiendo sobre algo que es absolutamente volátil. Que no sirve para nada más allá de nuestra imaginación. Pero con los años nos volvemos más cínicos y nos cuesta más emocionarnos con un partido, saltar en el asiento o apasionarnos con unos colores. A mí Zona Roja me está aburriendo en las últimas semanas. Y si me sucede a mí no quiero ni pensar lo que os ocurrirá a vosotros. Leo mis artículos y son una mierda. Leo vuestros comentarios y de un tiempo a esta parte no evolucionan. Siempre escribís los mismos diciendo las mismas cosas una y otra vez.
Y no es una crítica. En realidad en este blog todo el mundo puede decir lo que quiera, y tenéis la suerte de saber que os hago todo el caso que puedo. Ni un solo comentario queda sin leer. Tomo nota de todo lo que decís, y me alegra que tengáis la confianza de venir a él a pasar un buen rato y a hablar sobre el deporte que más os gusta con absoluta libertad. En blogs sobre otros deportes sería algo imposible.
Tampoco es un problema de números. Hay más entradas que nunca, hasta el punto que en los últimos tres meses ha sido el blog más visitado en as.com más semanas que ningún otro. Una media de 4.500 tipos diarios venís aquí una y otra vez para salir decepcionados, con la paciencia de un martillo neumático.
Así que he llegado a una encrucijada complicada. Por un lado, yo no quiero que Zona Roja sea un blog de información. Para eso ya existen infinidad de webs, en español y en inglés, mucho mejor escritas, más interesantes y completas, con firmas con auténtico prestigio y autoridad. Por otro lado, la mayoría de vosotros sois muy exigentes y queréis algo que yo he intentado daros durante los últimos meses sin éxito. Por suerte, todavía hay algunos que más allá de críticas repetidas hasta el aburrimiento, aportáis cosas nuevas en cada comentario, intentáis ir más allá con opiniones y valoraciones interesantes sobre vuestro equipo favorito, o me enviáis artículos espectaculares que se han convertido en el auténtico oasis de un blog monótono durante el resto del camino.
No es una pataleta, solo una reflexión que necesitaba hacer. Me estoy esforzando demasiado para hacer algo que me disgusta y, lo que es peor, no me siento capaz de hacer lo que realmente me gusta. Hace unos meses era muy sencillo. Brotaba solo cuando me sentaba frente al ordenador. Me ponía a teclear y me daba la risa con las paridas que se me ocurrían. Ahora me rebano el cerebro y no hay nada nuevo que contar. ¿Se me habrán terminado las historias?
Ah, y este artículo iba a tratar sobre Jared Allen, un tipo que el jueves me hizo volver a sentir la pasión por el football, cuando puso patas arriba el estadio, y casi le da la vuelta a un partido, en uno de esos arranques de pasión que le devuelven el sentido a un deporte cada vez más mecanizado y mediatizado. Eso es lo que quería contaros, en serio. Pero no sabía como hacerlo.
Maldito deporte de gladiadores. Está acabando conmigo. Me ha dejado seco.
mtovarnfl@yahoo.es / twitter: @mtovarnfl