Una remontada memorable
Tomás de Cos
La final del Masters 1000 de Shanghai medía a los dos mejores tenistas de la generación del 87: Djokovic y Murray. Y el resultado no pudo ser más espectacular. Los números dos y tres del mundo, atletas geniales crecidos al abrigo de la formidable rivalidad entre Federer y Nadal, se vaciaron sobre la pista del Qi Zhong Stadium dignificando el deporte de la raqueta en más de tres horas de partido.
Nole y Andy brillaron al servicio y al resto, especialidad que parecen haber llevado a otra dimensión. En ataque y en defensa, de forma inagotable. Por potencia y resistencia, en un duelo táctico y vibrante a partes iguales. Tres sets inolvidables (5-7, 7-6 y 6-3) llenos de alternativas, presión y puntos de inflexión, que se llevaron alguna raqueta por delante.
Y en tamaño partido, Djokovic recuperó por momentos el aire imbatible de 2011. Tuteó a un tenista agigantado tras sus triunfos en los Juegos de Londres y el US Open, Supo sobreponerse a la adversidad y acabó imponiéndose por su fortaleza mental. Salvó el primer parcial y cinco bolas de partido antes de alzar el trofeo en una remontada memorable que vuelve a poner en jaque el largo reinado del suizo.