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El siguiente paso en la evolución

Mariano Tovar

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Siempre hemos hablado de que la NFL es como un gran monstruo que evoluciona a una velocidad vertiginosa. Hasta hace solo unos días nos parecía que el pim pam pum había llegado para quedarse, que los grandes pistoleros iban a ser cada vez más decisivos, que el juego de pase iba a terminar con la carrera y que las estrategias del Madden iban a inundar el mundo real. Ahora parece que el festival aéreo no es para tanto.

Lo curioso es que fueron los campeones, entre otros, quienes dieron la pista del nuevo paso en la evolución de la NFL. La mayoría de aficionados sigue sin valorar en su justa medida la calidad de los Giants campeones. Para muchos son unos reyes circunstanciales, pero nadie consigue dos anillos en cuatro años por casualidad. 31 rivales feroces se encargan de ello. Algo habrán hecho los azules de la Gran Manzana para marcar la diferencia.

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Es sorprendente la cantidad de sacks que estamos viviendo en cada partido este año. Y además con defensas que no acumulan hombres en la línea, sino que pueblan la zona de pase. En realidad es lo mismo que hizo Coughlin con su equipo en 2011, o incluso los 49ers, los Ravens o los Texans. Todos ellos estuvieron en la ronda divisional de los últimos playoff, y además lo hicieron como favoritos. Por aquellos días manteníamos un encendido debate en este blog entre los que defendíamos que los ataques explosivos eran el futuro y los que daban prioridad a una defensa dominante.

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Ha pasado toda la offseason y, definitivamente, lo que ha perdurado del año pasado es esa evolución defensiva que valió el título y que permite meter muchísima presión al QB rival mientras se cierran todas las líneas de pase. Llevamos cinco jornadas en 2012 y yo tengo la sensación de que muchas defensas tienen en el campo siempre más de once jugadores. Los QBs no tienen tiempo para lanzar. Juegan abrumados por la presión. Los largos pases de los últimos dos años, facilitados entre otras cosas por el reglamento, cada vez son más difíciles de completar.

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Es curioso que, además, las defensas también han aprendido a aprovecharse del reglamento. Las secundarias llevan un tiempo en inferioridad de condiciones, viviendo siempre bajo la amenazada de esas interferencias que cuestan muchísimas yardas, por esa norma tan injusta que sitúa el balón en el lugar de la falta. Ahora, las líneas defensivas, con su presión asfixiante, provocan infinidad de holdings que destruyen toda la planificación rival. Incluso sorprende cómo los sacks llegan con más contundencia y por ángulos inesperados. Ya no hay tantos castigos por golpes tardíos.

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Lo ataques, por ahora, están capeando el temporal con parches. No está siendo raro ver formaciones con doble tight end y un jugador en el backfield preocupados de bloquear. Hasta ocho hombres dedicados exclusivamente a defender a su QB y permitir que lance con tiempo a dos receptores abiertos.

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La sensación es que, de repente, y de forma inesperada, las defensas vuelven a tener la iniciativa. Ahora ya no esperan a que los QBs rivales las quemen una y otra vez. Buscan cortar por lo sano. Se han dado cuenta de que no pueden defender el aterrizaje del balón y se han centrado en el despegue. Pero eso no es sencillo. Obliga a que en el front seven haya una intensidad salvaje y muy buenos relevos. Sin una permanente rotación es imposible ahogar al rival.

Llama la atención como cada vez hay más partidos en los que el QB del equipo perdedor acumula 300 yardas o más, pero que no tienen reflejo en el marcador. Casi siempre suelen coincidir varios factores. El primero es la acumulación de penalizaciones en la línea que obliga siempre a jugar muy lejos del primer down. El segundo es un ataque terrestre infrautilizado, con lo que la defensa se ve muy pocas veces sorprendida. El tercero es la dificultad para avanzar cuando el campo se estrecha. La mayor virtud de los Ravens que ganaron la XXXV Super Bowl era su capacidad para frenar los ataques rivales cuando estaban a cuarenta yardas de la zona de anotación. Es curioso cómo aquella defensa, considerada por muchos una de las cinco mejores de siempre, no fue la que menos yardas permitió en aquella temporada. Los rivales atravesaban el campo con relativa facilidad, pero cuando tocaban la distancia de field goal con la punta de los dedos, se quedaban atascados. Este año está pasando algo muy similar. Infinidad de ataques se quedan a las puertas de la zona de anotación. Quizá ese sea el motivo por el que se están fallando tantos field goals. Los kickers están intentando más patadas de más de cincuenta yardas que nunca.

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En realidad no se ha inventado nada nuevo. Simplemente se ha usado el sentido común para resolver un problema. Por eso, parece muy sencillo deducir cual va a ser el siguiente paso de los ataques para recuperar la iniciativa perdida. Yo creo que está en los fundamentos. Las líneas ofensivas se han quedado anticuadas. Los tackles no son capaces de detener la riada que se les viene por los lados. Los guards y el center terminan mareados con los permanentes cambios de posición en el front seven rival, en busca de ese resquicio que le cueste un golpe al QB. Y ya que estamos, tengo la sensación de que la ‘suerte’ más repetida en el ataque, el ‘play action’, cada vez se ejecuta de forma más despreocupada. Los QBs no intentan esconder la decisión final hasta el último instante, sino que desde que recogen el balón está claro si la jugada va a ser pase o carrera. Por eso me está encantando ver como Pounder, aprovechando el terror que provoca Peterson, sí que se esfuerza en cada jugada por esconder el balón hasta el último instante. El domingo, frente a los Titans, tuvo varios detalles con sabor a Favre.

En muy pocas semanas, aparecerá un genio que inventará, por arte de birlibirloque, la manera de que cinco jugadores de línea sean capaces de volverle a dar tiempo suficiente a su QB. Muy probablemente, la Super Bowl termine en la mano del entrenador que de con la solución al problema.

Y entonces, en 2013 los ataques volverán a recuperar la iniciativa y la eterna evolución de la NFL se centrará en que las defensas encuentren un nuevo resquicio que mantenga el péndulo en movimiento.

Así es la NFL. Un ser vivo que evoluciona para que cada vez lo pasemos mejor presenciando un partido. Porque la inteligencia y el deporte no están reñidos, por muchos músculos que haya de por medio.

mtovarnfl@yahoo.es / twitter: @mtovarnfl