Una imagen, una frase (semana 1)
Mariano Tovar
Antes de entrar en cada partido quiero insistir en que el primer mes es bastante caótico, que los equipos suben y bajan en rendimiento sin explicación aparente, que algunos que empiezan meteóricos terminan quedándose sin gasolina y otros que arrancan al trantran estarán en la pelea al final.
El miércoles no le dimos importancia, pero visto lo visto el domingo, esa derrota divisional y en casa puede salirle muy cara a los Giants.
Si Cutler y Marshall siguen así, los Bears cambiarán su himno por el ‘Time of my Life’ de Dirty Dancing o la marcha nupcial de Mendelssohn.
Ocho intercepciones entre Vick y Weeden. Nadie espera mucho de Cleveland, pero los Eagles no pueden repetir la pifia de 2011. Con 467 yardas ofensivas totales por 217 de sus rivales no es de recibo que sufran hasta el final también este año.
La maldición del Madden busca resquicios imposibles para lograr su objetivo. El casco de Megatrón se autodestruyó y Stafford lanzó tres intercepciones. Pero al final, la magia negra no logró salirse con la suya.
Si yo tuviera a Hasselbeck en mi equipo siempre sería el titular. Si lo de Ridley no es un espejismo y la defensa juega como el domingo, los Patriots se pueden convertir automáticamente en los más chulos del barrio... y más viendo su división.
Me encantaron los Chiefs. Con bajas decisivas en defensa le jugaron de tú a tú a los mejores Falcons que recuerdo. Matt Ryan hizo un partido literalmente descomunal. La victoria de los Niners se ha comido todos los comentarios, pero lo de Atlanta fue para tenerlo muy en cuenta.
Manda narices. Por un día que Gabbert juega bien, Ponder lo hace mejor, Peterson vuelve a ser Peterson y Walsh les da la razón a los que le eligieron para su fantasy. Ah, y me gusta mucho el nuevo formato de tiempos extra para la temporada regular.
RGIII tendrá partidos malos en la NFL, pero todo apunta a que no demasiados. Lo que me sorprende es que Brees aún no haya aprendido que con 10 intentos de carrera y 52 de pase, él llega a las 5.000 yardas pero los Saints se quedan fuera de postemporada. Echarán mucho de menos a Sean Payton poniendo orden.
Ayer dije que los Jets sí que tienen ataque pero quizá me precipité. En realidad se limitaron a contemplar cómo los Bills hacían el ridículo desde el primer minuto. Lo que parece claro es que Tebow llegó como carabina de un Sanchez que se ha puesto las pilas.
La defensa de Houston es tan buena como la de los Niners. El ataque puede ser tan explosivo como el de los Saints y mucho más completo. Ganaron como quisieron y cuando quisieron y pueden seguir haciéndolo si les respetan las lesiones.
Cuando la defensa de Green Bay entraba en blitz, se cruzaban con los corredores que les saludaban al pasar. Cuando se quedaba conteniendo, Alex Smith lanzaba con toda la calma del mundo. Yo no sé si Alex Smith ha mejorado respecto al año pasado, lo que tengo claro es que Jim Harbaugh es un puñetero genio... y un maleducado prepotente (no es la primera vez que lo pienso).
El backfield de los Cardinals es penoso y el domingo se reabrió el debate del quarterback. Me alegro por el estupendo drive de Kolb, pero sin apoyo terrestre es muy difícil que ningún QB triunfe en Arizona. Sobre Seattle, me reafirmo en lo dicho, Wilson no jugó mal, pero pareció muy inseguro y ese no es el camino para un equipo que aspira a postemporada.
¡Qué importante es un buen backfield! El de Carolina fue penoso y un buen Newton pareció poca cosa. El de Tampa volvió a funcionar y un regular Freeman lució como hace dos años. Las sensaciones vuelven a valer más que los números.
Los Steelers empiezan como acabaron, perdiendo con los Broncos. Peyton Manning no es el de antes, pero se le parece mucho. Era angustioso ver como sus antiguos misiles se han convertido en globitos, pero era milagroso ver que la eficacia sigue intacta. Aún así, insisto en que la secundaria del acero me parece sospechosa ya desde el año pasado.
Las sospechas han quedado confirmadas. Joe Flacco ya juega como un QB de la élite. Llevó el peso del ataque, tuvo una precisión milimétrica en cada pase e incluso se dio el gustazo de disfrutar del final desde la banda.
Y luego dicen que no entienden por qué se llama football. Independientemente del tamaño del balón (un pie), los Chargers ganaron gracias a los pies de Nate Kaeding y a la lesión de Condo que impidió a Lechler usar los suyos.
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