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Destitución de Milla: ¿cuatro años de trabajo tirados a la basura en 270 minutos?

La Federación tiene contrastada fama de antipopulista, pero por primera vez en muchos años se ha puesto a la bandera del más ferviente populismo con la destituición del seleccionador Olímpico y Sub-21 Luis Milla. Si los dirigentes federativos midieran única y exclusivamente el papel en estos Juegos, habría fundamentos de sobra como para plantear esta decisión. Todo el mundo lo ha visto. España ha hecho el ridídulo más absoluto. Pero uno imagina que se juzga una trayectoria -no un torneo- a la hora de hacer las evaluaciones y decidir si un entrenador debe renovar o no su contrato. Se entiende que las Juntas Directivas no son una taberna en la que se discute a gritos, sino una asamblea de gente de fútbol que consensúa las medidas a tomar y sabe en qué mundo se mueve.

Porque si no fuera así también habría que pensar en dejar fuera de la Selección durante un tiempo o, como en el caso del técnico, para siempre, a jugadores que no han dado la talla como Javi Martínez, Isco, Adrián, Koke, Montoya, Jordi Alba y en general todos. No. Eso no es posible. Ellos no son los 'culpables'. ¿O sí? A las malas decisiones del seleccionador en estos Juegos hay que añadir los multiples errores de los futbolistas, blandos en defensa y desacertados en ataque. Cuando un equipo falla 29 ocasiones a lo largo de un torneo y se va sin marcar un solo gol, hay más sitios a los que dirigir la crítica que al banquillo.

Si no, ocurre que en 270 minutos se echa por la borda un buen trabajo de cuatro años. Tiempo en el que la trayectoria del turolense a cargo de la Sub-21 ha sido brillante y productiva. Milla metió a la Selección de fútbol en unos Juegos 12 años después (a anteriores seleccionadores no se les despidió por ni siquiera clasificarse), hizo a la Sub-21 campeona de Europa tras más de una década, participó activamente en la formación de jugadores como Muniain, Thiago, Montoya, Adrián o De Gea -todos ellos llamados ya por Del Bosque para la absoluta-, alcanzó el subcampeonato de Europa Sub-19, se mantuvo más de dos años sin perder un partido y aún hoy en día conservaba a la Sub-21 a las puertas de clasificarse para una nueva Eurocopa con seis victorias en seis partidos. Nada de eso ha servido. Los tres encuentros de los Juegos, la suma de 270 minutos funestos, se lleva por delante a un técnico con criterio, interés y juventud. Demasiado precipitado y cruel. Demasiado populista.