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Indurain hace escuela

Hace 20 años, un debutante y veinteañero periodista miraba boquiabierto todo lo que rodeaba al Tour de Francia desde que había salido de San Sebastián. Hace hoy justo 20 años, la sorpresa y la admiración se multiplicó por mil cuando ese reportero vio pasar un cohete: era Miguel Indurain, que dominó la contrarreloj de Luxemburgo con una superioridad brutal. Eso es precisamente lo que dijo Laurent Fignon (al que aventajó en 6 minutos) cuando le alcanzó en la recta final: “Vi pasar un cohete”. Miguel metió 3:00 al segundo clasificado, Armand de las Cuevas; 3:41 a Gianni Bugno, y 5:26 a Claudio Chiappucci. El navarro ponía así las bases de su segundo Tour, que aún tendría que sufrir de lo lindo con aquella pájara que le entró en Sestriere cuando ‘el Diablo’ decidió incendiar la carrera, lanzado por el aliento de los tifosi italianos. Indurain siempre ha dicho que Chiappucci fue el ciclista que más le hizo padecer.

Han pasado 20 años y un ciclista, Brad Wiggins, admite que Indurain es su ídolo, que seguía sus gestas por televisión mientras hacía rodillo, que quiere emularle en el Tour… El británico hace honor al amarillo con el campeonísimo navarro como inspiración. Tienen cierto parecido, eso está claro, aunque Miguel está todavía unos cuantos escalones por encima. El recorrido actual, con dos contrarrelojes largas, se parece mucho a los trazados de los tiempos del villavés, que lograba las principales rentas en su mejor terreno. Ahí se parecen ambos, sí... Pero…

Pero hay una etiqueta colgada a Indurain que no siempre se ha podido cortar. Miguel era mucho más que un contrarrelojista. De lo contrario, nunca hubiera podido ganar el Tour. El navarro metía profundas diferencias en las cronos, los datos están ahí, pero también aprovechaba la primera etapa de montaña para distanciar a sus rivales. A los escaladores les atizaba en las cronometradas, y a los más contrarrelojistas acababa de rematarles en la primera llegada en alto. A partir de ahí sí era cuestión de administrar la renta, y eso incluía ser amable: “Si te portas bien y no me das mucha lata, te dejo ganar la etapa”… Ciclistas como Luc Leblanc o Richard Virenque podían ser grandes aliados.

Wiggins es distinto, aunque pueda haber paralelismos… Wiggins también ha logrado distanciar a su principal rival, Cadel Evans, en la primera etapa real de gran montaña con llegada en alto. Pero el británico lo hace conducido por un equipo dominador, cosa que nunca tuvo Indurain. El español sí contó con gregarios de calidad en la montaña, como Gerard Rue o Jean François Bernard, pero nunca pudo imponer un tren como el Sky. En ese sentido, el equipo inglés es más parecido al US Postal y al Discovery de Lance Armstrong… Wiggins bebe de los históricos campeones.