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Una lección para Andy Schleck

Andy Schleck no estará en el Tour de Francia. Una resonancia magnética reveló que tiene fracturada la pelvis debido a la caída que sufrió en la contrarreloj del Dauphiné. Pese a no haber demostrado nada en toda la temporada (ningún puesto entre los veinte primeros), su baja cambia profundamente el escenario de la campaña ciclista.

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Para empezar, el Tour de Francia. Los tres principales candidatos eran Brad Wiggins, dominador este año de las rondas por etapas, y los dos últimos vencedores en París, Cadel Evans (2011) y el propio Andy Schleck (en 2010 por descalificación de Contador). Del trío, el luxemburgués era el aspirante con menos opciones, porque los 101,5 kilómetros de contrarreloj (incluyo el prólogo) jugaban claramente en su contra. En cualquier caso, Andy había anunciado que iba a correr al ataque para contrarrestar este hándicap.

La ausencia de Andy mantiene a Wiggins y Evans como grandes favoritos. En mi opinión, con Vincenzo Nibali en tercer lugar en los pronósticos. Detrás de ellos, en un escalón inferior, asoma un grupo importante de corredores con Samuel Sánchez, Gesink, Valverde, Van den Broeck, Frank Schleck, Rolland, Hesjedal, Froome (si falla Wiggins)… Ahora falta por saber quién incordiará al equipo Sky en la montaña, quién asumirá ese papel que le correspondía desempeñar al Schleck menor… No es una cuestión menor. El guión del Tour ha cambiado.

De rebote, también ha podido cambiar el guión de la Vuelta a España. Andy Schleck tendrá que estar parado entre cuatro y seis semanas. Luego quiere reaparecer en los Juegos Olímpicos y disputar con intención la ronda española, el Mundial de Valkenburg y el Giro de Lombardía. Andará muy justo de plazos, pero no hay que descartarle para la Vuelta, una carrera que, por cierto, nunca se ha tomado en serio (prefería las etapas nocturnas y las discotecas).

Si se recupera a tiempo y si se comporta con la profesionalidad que se presupone a un corredor de su categoría, la Vuelta podría plantearnos un duelo con ‘aroma al Tour’ entre Alberto Contador y Andy Schleck, aliñado con Purito Rodríguez, a quien le va el recorrido como anillo al dedo por sus numerosas llegadas en alto, o con otros ilustres del pelotón español como Igor Antón y Juanjo Cobo.

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Andy Schleck se jugó toda la temporada a una sola carta: el Tour. Y después de este imprevisto, sería de esperar que hubiera tomado nota y aprendido alguna lección. Hasta la fecha ha sido un corredor apático. En las primeras etapas del Dauphiné le hemos visto descolgarse a la mínima dificultad, un comportamiento que más tarde justificó con una supuesta lesión de rodilla durante el mes de mayo. Sea como sea, su mejor clasificación en todo el año ha sido un 22º en el Circuito de La Sarthe. Pero peor que eso ha sido su pasotismo, algo que, unido a la actitud de su hermano Frank en el Giro, ha supuesto ‘extraoficialmente’ una fractura interna entre los Schleck y Johan Bruyneel.

Además tengo la teoría, y aquí puedo equivocarme, de que las caídas también afectan más a aquellos que no están concentrados ni motivados en las carreras. Algo de esto pudo haber también... Pero aun admitiendo que su lesión venga de un fortuito accidente, la actitud de Andy le deja ahora con todos los deberes del año por hacer… Por irnos al ejemplo de sus dos rivales directos para el Tour: Wiggins llegará con la París-Niza, la Vuelta a Romandía y el Dauphiné en la buchaca, y Cadel Evans con el Critérium Internacional y una etapa (y el podio) en el Dauphiné. Hay una notable diferencia, ¿no?