Isinbayeva, según Lilian
Lilian, nuestra amiga cubana, vuelve a este blog como invitada, y lo hace con un artículo sobre Yelena Isinbayeva, sobre la que compartimos admiración. Ella lo escribió con vistas al cumpleaños de la plusmarquista mundial de pértiga (3 de junio), así que lo publicamos aquí con un poco de retraso. Pero nos lo sabreis disculpar. Lilian lo ha escrito con maestría y con cariño. Os vuelvo a recomendar su blog: http://deporcuba.com/
A los 15 años, la vida suele a dar muchas vueltas; por ello, ni siquiera Natalia Petrovna logró intuir que su primogénita, nacida el tres de junio de 1982 en la heroica ciudad rusa de Volgogrado, estaba destinada a ser alguien especial para el mundo. Lo recalco porque para las madres, los hijos son siempre especiales… Pero Yelena, al parecer, sabía que con esfuerzo podría llegar a cumplir aquella promesa: “Voy a ser la mejor del mundo y campeona olímpica”, le había dicho a su madre en una tarde de juegos en casa, años atrás. Su palabra, desde luego, peligró cuando con 15 años se quedó sin el sueño gimnástico por ser demasiado alta (1,74 metros). Entonces, Alexandr Lisovói (su instructor de gimnasia) tuvo la claridad de presentarle la chica a su amigo y entrenador de salto con pértiga, Evgeny Trofimov. Allí le hablaron por primera vez sobre Bubka, y contestó: “¿Y esa quién es?”… Pero de la mano de Trofimov, la talentosa discípula encontró en la vara una amiga y utilizó cada una de las bondades heredadas de sus 10 años inmersa en acrobacias gimnásticas para dominar su cuerpo en el aire, y volar. Seis meses después de aquel encuentro, la primogénita de Natalia y Gadzhi Gadzhiyevich Isinbayev, ganó su primer título en Moscú en los Juegos Internacionales Juveniles de 1998. Desde ese día, el éxito se convirtió en su palabra de orden y Lena resonó en el mundo mientras el salto con pértiga florecía gracias a su empeño. Los años pasaron y las marcas no lograron resistir sus embates. El mundo fue cómplice de cada una de sus incursiones, todas espectaculares; como el más fiel legado de aquella mujer decidida y emprendedora que trabajaba con la precisión de una máquina pero que, a su vez, no dejaba de mostrar su más pura humanidad. Hoy, quince años más tarde, todo se ve mucho más claro. El panorama mundial ha cambiado aunque Serguéi sigue siendo un referente, solo que ahora debe compartir sus honores con ella, con Yelena Isinbayeva, la misma chica que a la edad de 15 años no alcanzaba a reconocerle. ¿Quién iba a imaginar que la cruda decisión de Lisovói le abriría las puertas a una supremacía mundial sin precedentes? Con mucho esfuerzo y sacrificio invertido en el intento, ya Lena no es más aquella niña; es una mujer que ha construido una carrera fantástica. Hasta este minuto se hace acompañar de dos títulos olímpicos, seis mundiales y 28 cotas planetarias establecidas. Cosecha, además, el mérito de ser la única fémina que ha sido capaz de volar por encima de la mítica barrera de los cinco metros y por supuesto, ya conoce a Bubka e incluso pretende ir a por más cotas que él (35 en total). Claro, esto lo tiene difícil porque ha anunciado su adiós profesional para 2013, sin embargo, para ella los límites son algo así como chistes. Entre sus “pendientes” queda el ceñirse una tercera corona olímpica en Londres y luego ir por el séptimo título del orbe, ese que sería su tercero al aire libre y que de conseguirlo tendría en Moscú 2013 un escenario perfecto y final. También pugna por rubricar más marcas mundiales que años de vida, a su retiro; no sin antes cerciorarse de dejar la varilla sobre 5,15 centímetros o más, para descansar tranquila mientras el resto de sus colegas se baten por igualar alguna de sus tantas hazañas. Hoy, cuando Yelena Isinbayeva cruza el umbral de su tercera década de vida, sirva esta semblanza como pretexto para hacer el panegírico de esta rusa excepcional. Habrá que esperar a los Juegos de Londres para saber la última palabra, pero quede hasta entonces este FELICIDADES como adelanto de su posible tricampeonato olímpico. Más que ejemplo, Isinbayeva es una bendición.
Lilian Cid