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El mal ejemplo de Andy Schleck

Empiezo a escribir todavía en caliente, minutos después de comprobar la diferencia radical de actitud en el Dauphiné de los tres grandes favoritos para el próximo Tour de Francia. Mientras que Cadel Evans ganaba la etapa y Brad Wiggins se ponía líder, Andy Schleck se quedaba descolgado en un puerto de tercera sin sentir ningún rubor.

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Brad Wiggins declaró en vísperas de la carrera que quería romper la maldición de los últimos años, en los que el ganador del Dauphiné no vencía en el Tour. Un doblete que sí tienen los más grandes de la historia: Bobet, Anquetil, Merckx, Ocaña, Thévenet, Hinault, Indurain y Armstrong. El británico se quedó el domingo a un segundo del triunfo en el prólogo, donde no se reservó a pesar de que la calzada mojada aconsejaba lo contrario, y un día después ya es líder de la ronda. Este año ya ha ganado dos vueltas del World Tour, la París-Niza y Romandía, y suma un total de seis victorias.

Cadel Evans no ha hablado públicamente del doblete Dauphiné-Tour, pero está claro que si se le pone a tiro, no va a ahorrar ni una caloría para conquistarlo. Sin ir más lejos, el año pasado fue segundo aquí (detrás de Wiggins, precisamente) y luego se coronó en París. En esta primera etapa, el australiano ha atacado en el descenso y se ha ido con Kashechkin y Coppel, a los que luego ha vencido al sprint. Además se ha colocado segundo en la general, a un segundo de Wiggins. Es su tercera victoria de la temporada, en la que también se ha adjudicado el Critérium Internacional. Un tipo ejemplar.

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Las imágenes de Wiggins y Evans contrastan con la del otro gran favorito al Tour, Andy Schleck, que se ha descolgado en el último puerto del día, la Sizeranne, una cota de tercera categoría de 2,9 kilómetros al 6,6%. Una tachuela, en fin. El luxemburgués no sólo no lleva ninguna victoria esta temporada, sino que tampoco tiene ninguna clasificación entre los veinte primeros. Antes, por lo menos, preparaba las clásicas de las Ardenas. Ya ni eso.

La actitud de Andy Schleck es una estrategia, claro. Ha venido al Dauphiné a hacer entrenamientos con dorsal y se probará algún día, seguramente el sábado en el Joux Plane, como él mismo ha anunciado. Al margen de esos tests, el luxemburgués no va a derramar ni una gota más de sudor. Su objetivo es ganar el Tour de Francia, cuyo recorrido le va a obligar a una táctica de ataque para contrarrestar los muchos kilómetros de contrarreloj individual. Andy piensa que así llegará más fresco…

Pues vale… El pequeño de los Schleck está en su derecho, pero los aficionados al ciclismo de verdad no somos de una sola carrera, aunque esa carrera sea la que más nos suele gustar. A mí no me encandilan los campeones de un mes: y ahí están los Bobet, Merckx, Ocaña, Hinault, Indurain y compañía para refrendar lo que escribo.