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Los Saints de Joe Vitt no están tan muertos


Hoy hemos sabido el penúltimo capítulo del culebrón Saints. Esa tétrica historia que lleva revolviéndonos la barriga desde que se destapó el revolucionario sistema de motivación que empleaba Gregg Williams, su coordinador defensivo entre 2009 y 2011. Joe Vitt, que también está sancionado con seis partidos, y no podrá estar en la banda durante el primer mes y medio de competición, será el entrenador principal interino durante la temporada 2012. Como sabéis, Sean Payton pasará todo el año en su casa castigado.

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El último capítulo se conocerá, con total seguridad, antes del draft. Y en mi opinión será el auténticamente decisivo para valorar las opciones reales de los Saints en la próxima temporada. Me refiero a las sanciones a jugadores. Todo apunta a que Jonathan Vilma pueda recibir el castigo más duro, pero la lista puede ser larga. Las multas económicas no importarán demasiado a los Saints, pero si se acumulan partidos de suspensión, la ya de por si frágil defensa de Nueva Orleans puede convertirse en un fantasma durante los primeros partidos de septiembre. No creo que el equipo pueda tapar las posibles vías de agua en el draft. Es más, pienso que tampoco tendrá mucha intención de hacerlo. Los Saints deben pensar en el futuro y en la necesidad de mejorar una defensa que hace aguas independientemente de la historia en la que se ha visto envuelta.

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Siempre he dudado de las defensas oportunistas. Hay dos ejemplos muy claros: la de los Saints que ganó la Super Bowl XLIV y la de los Packers de 2011. Ambas tenían estadísticas globales bastante mediocres, pero conseguían muchas grandes jugadas: fumbles recuperados, intercepciones, etc… Lo normal es que sean defensas de una sola temporada. Si no se toman medidas, doce meses después no consiguen repetir el éxito en los momentos puntuales, se acaba la buena racha y todos descubrimos la dura realidad de un grupo lleno de agujeros. El caso de los Packers es muy curioso. Su rendimiento global fue muy inferior al magnífico del año anterior, pese a que el grupo se había mantenido bastante intacto. Incomprensible. El problema quedó maquillado por las grandes jugadas, pero cuando llegaron los partidos decisivos se les acabó la suerte.

De todos modos es un debate barato, porque siempre se hace a posteriori. ¿Qué es mejor, una defensa que concede muy pocas yardas o una muy oportunista? Como siempre, me gusta remitirme a la de los Ravens de 2001, considerada unánimemente como una de las mejores de todos los tiempos y conocida por muchos de vosotros. Como os he contado en muchas ocasiones, era una defensa que sí cedía muchas yardas a campo abierto, pero que se volvía infranqueable cuando pisaba la yarda 40 propia. A partir de ese punto acumulaba sacks, fumbles recuperados e intercepciones. Era un grupo capaz de mantenerse en el campo durante muchos minutos porque sabía aplicar en cada momento la presión e intensidad correctas, sin ahogarse en su esfuerzo, sino estrangulando al contrario.

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Las buenas defensas no dependen de las grandes jugadas, sino que las consiguen por inercia. Cualquier otra trayectoria suele resultar sospechosa y terminar en fracaso.

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La defensa de los Saints nunca ha estado al nivel de su ataque. Ni siquiera el año en que consiguieron el anillo. Lo que sigo sin entender, por muchas vueltas que le doy, es que Gregg Williams pretendiera mejorar su rendimiento con una porra que incentivaba lesionar a los rivales (básicamente QBs). Seamos serios. Todos los jugadores defensivos de la NFL tienen bonus en su contrato por el número de sacks, placajes, intercepciones, etc… que puedan conseguir en una temporada. Los jugadores matan si es necesario por llegar a la cifra mágica que (ahí sí) les asegura un jugoso pellizco económico. Si un tipo consigue un sack piensa en los que le quedan para el bonus, no en la porra cutre del vestuario. Os he puesto en muchos casos un ejemplo que se repite casi cada año: el del receptor que recibe un balón a falta de pocos segundos y en vez de salirse por la banda intenta arañar yardas, aunque perjudique a su equipo, pensando en los bonus de su contrato más que en la victoria. No es un ejemplo tan raro, de tanto en tanto se repite en los encuentros de diciembre, sobre todo en equipos que ya no tienen aspiraciones a playoff.

Lo que quiero decir en el párrafo anterior es que me sorprende el prestigio que acumulaba Gregg Williams hasta ahora. ¿Esa era la única manera que tenía de conseguir que sus jugadores rindieran a su auténtico nivel? Si vemos la trayectoria de la defensa de los Saints durante los tres años que Williams estuvo al frente, deberíamos hablar de fracaso. Siempre estuvo a remolque del ataque, también perjudicada por un juego muy vertical que la obligaba a pasar mucho tiempo en el campo. Curiosamente, es la eficacia en el ataque terrestre el auténtico termómetro que ha dictado sentencia sobre los Saints. Los años en que el backfield ha respondido, los de Nueva Orleans ha sido aspirantes reales. Cuando se han acumulado las lesiones de corredores, el equipo ha sido muy plano, dependiente de Brees, y ha fracasado. Al contrario que QBs como Brady o Peyton Manning, Brees es un jugador que arriesga demasiado y sufre muchísimas intercepciones cuando se ve obligado a cargar con demasiado peso en el ataque. Ese es uno de los motivos por el que nunca le he considerado al nivel de los dos anteriores. Acumulará muchas yardas en una temporada, pero necesita mucha ayuda desde la banda. No es un gran estratega y tiende a asumir demasiados riesgos.


En conclusión, Gregg Williams tuvo éxito en la primera temporada, la que más polémica ha levantado, gracias a las grandes jugadas, pero fracasó estrepitosamente en 2010 y 2011. Sus jugadores eran un coladero y la sensación que ha quedado, y estoy convencido de que es injusta, es que estaban más preocupados de saltar dientes que de conseguir placajes.

Por último, también creo que todo el mundo está enterrando a los Saints antes de tiempo. Es cierto que ha sufrido bajas significativas durante esta agencia libre, que Payton no estará en la banda, que la defensa amenaza ruina, pero también hay que recordar que el ataque se sabe el sistema de memoria, que seguirán siendo letales por aire, que su backfield está intacto y que los equipos grandes de verdad se suelen conjurar ante la acumulación de adversidades para convertirse en gigantes.

Es curioso. La historia bonita de 2012 podía ser la resurrección de los Saints con todos los factores en contra, en una división difícil, dentro de una conferencia que se augura infernal. Su particular Katrina puede convertirse en el empujón que necesitaba un grupo que se estaba aburguesando en su propio festival de fuegos de artificio. Que nadie lo olvide; ese bloque, a pesar de los pesares, ha ganado una Super Bowl. A Joe Vitt no le ha caído un marrón, sino una joya. ¿Sabrá sacarle brillo?

mtovarnfl@yahoo.es / twitter: @mtovarnfl