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¿Podrá Nadal con Djokovic?

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Tomás de Cos

Esa es la pregunta que se hacen los aficionados desde que Djokovic eliminara a Murray en la segunda semifinal del Abierto de Australia, que contará con los dos mejores tenistas del mundo frente a frente en la espectacular Rod Laver Arena de Melbourne Park.

La afrenta de Djoker a Rafa, con seis triunfos consecutivos en 2011 no se olvida fácilmente. Los seis llegaron en finales de primer nivel, los Masters 1000 de Indian Wells, Miami, Madrid y Roma, más Wimbledon y el US Open. Al propio Rafa le pesó demasiado en la conciencia durante gran parte de la pasada temporada.

Por todo ello es difícil abstraerse de las ansias de revancha. Djokovic y Rafa se han medido en 29 ocasiones hasta la fecha, dos más que el número total de duelos entre Nadal y Federer, con un balance favorable al español: 13-16. Pero el dato preocupante sigue ahí: hasta 2011 Nole sólo había ganado a Nadal en siete de los 23 duelos directos y nunca le había mojado la oreja sobre arcilla.

Sin embargo, el arranque de la temporada ofrece una situación perfecta para hacer borrón y cuenta nueva. Por eso, y porque me parece casi imposible que exista alguien capaz de ganar siete veces seguidas al balear, apuesto por el zurdo de oro, que además esta vez ha contado con un día más de descanso. Mientras Nadal despachó a Federer en cuatro sets el jueves noche, Djokovic necesitó cinco sets y casi cinco horas para hacer lo propio con un brillante Murray. Parece haberle sentado bien al escocés el consejo de Lendl.

Nadal disputará su cuarta final de Grand Slam consecutiva en busca de su undécimo grande, lo que le situaría junto a Borg y Laver, sobrepasando a Tilden. Además, ya puede presumir de ser el quinto hombre en la Era Open en haber alcanzado al menos dos finales en cada uno de los cuatro torneos que miden la gloria en el tenis con Agassi, Federer, Lendl y Rosewall.

Djokovic por su parte aspira a su quinto ‘major’ y a su tercer título en Melbourne tras los cosechados en 2008 (Tsonga) y Murray (2011), entrando en el grupo de elegidos que lo hicieron tres o más veces, en el que figuran de momento Agassi, Federer y Wilander.

LAS CLAVES DE LA FINAL

Semejante batalla tenística será tanto mental como táctica y física. A Nadal le conviene un partido de alta intensidad, pero no le bastará con eso. Debe saber espantar los fantasmas de 2011 cuando revoloteen por su mente y cambiar su forma de plantear el choque para sacudirse el dominio del serbio, más habituado al tenis de ataque.

En mi modesta opinión, Nadal necesita ser muy agresivo en sus juegos. Arriesgando con los primeros y sin ceder un metro de pista, para poder desplazar luego a su rival y rondar la red para cerrar tantos puntos como le sea posible. En su favor tiene una notable ‘stop-volley’. Y al resto meter mucha presión y sacar a Nole de su zona de confort. Es conocida la forma magistral en la que el de Belgrado recupera el centro de la pista. Le cuesta mucho más correr hacia atrás y hacia delante, por lo que invitar a subir a Djokovic me parece una táctica interesante. Enfrentaría el golpe más flojo del nº 1, la volea, con uno de los más fuertes de Nadal, el passhing shot.

Además, como en Wimbledon, creo que el revés cortado puede ser muy útil para rebajar la velocidad de los tiros de Djokovic, que se apoya de forma increíble sobre los zambombazos de sus rivales. Por último, los tiros a contrapié (al ataque) y duros al centro (en defensa), son alternativas interesantes para sorprenderle y quitarle la iniciativa respectivamente. Eso sí, luego hay que hacerlo en movimiento y con las pulsaciones por las nubes. ¡Vamos Rafa!