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Imágenes y frases de las finales de conferencia


Antes de empezar, quería disculparme por las crónicas de los dos partidos. Tenían errores de bulto que corregí a posteriori y no consiguen reflejar como me gustaría lo sucedido en el campo. A veces lo hago mejor y otras peor, pero lamento mucho no cumplir vuestras expectativas en los partidos más importantes, y cuando más gente nueva entra en el blog.

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El Patriots-Ravens me gustó. Fue un partido duro y trabado, pero los dos equipos no pararon de buscar la manera de sorprender al contrario, de reajustarse para contrarrestar cada intento y de encontrar la forma de ganar. Football del bueno.

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Brady jugó uno de sus peores partidos de los últimos tiempos. No fue un problema de presión. La línea le protegió con auténtico mimo. Durante muchos instantes jugó desconcertado y sin interpretar bien a la secundaria rival, lanzó desviado un pase a Gronkowski libre de marca que hubiera valido un touchdown, otro lanzamiento a Welker, demasiado alto, a punto estuvo de acabar en manos de sus rivales, en la primera intercepción era evidente que Edelman tenía perdida la posición y en la segunda tiró algo más parecido a un hail mary que a un pase con intención…

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…pero muchos QBs soñarían con jugar los días buenos como Brady en los malos. Dirigió varias series estupendas (sobre todo la que abrió la segunda mitad), completó 22 de 36, puso toda la garra del mundo y se jugó el físico con un touchdown de carrera tras saltar sobre toda la defensa. Ray Lewis debería explicar públicamente qué pretendía conseguir con un golpe inútil que, milagrosamente, no tuvo consecuencias.

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Wilfork estuvo inmenso. En realidad estuvo inmenso todo el front three de New England. Entre los tres tuvieron en jaque a la línea ofensiva de los Ravens durante todo el partido. Pero también creo que Belichick los dejó a su suerte. En muchos momentos estuvieron muy solos sin ayuda desde atrás.

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Sigo con el punto anterior. Flacco gestionó con mucha inteligencia su plan de juego. Cuando los Patriots presionaban solo con tres jugadores, lanzaba pases entre líneas que casi siempre quemaban a la poblada secundaria rival. Cuando se acumulaban los blitzs, le daba el balón a Rice que encontraba mejor los huecos o lanzaba un pase lateral como el que terminó con un touchdown de Torrey Smith. Era como una partida de ajedrez en la que las dos partes escondían sus intenciones hasta el último instante. El resultado final le fue adverso, pero Flacco puede sentirse muy satisfecho de su trabajo.

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Creo que Belichick pobló tanto su secundaria buscando interceptar a Flacco. Solo tuvo éxito una vez e, incomprensiblemente, devolvió el balón a sus rivales en la siguiente jugada. Realmente, esos pases profundos en primer down son marca de la casa, pero ni Slater es Moss, ni se entendió muy bien que, a falta de siete minutos, los locales no intentaran administrar mejor el reloj. La posición de campo era buenísima y un drive sostenido podría haber matado el partido. Además, la defensa de los Ravens estaba agotada tras el largo drive anterior.

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Volviendo a lo anterior, me sorprende el empeño de los Patriots por fatigar a la defensa rival y el poco partido que sacaron de ello. La línea ofensiva de New England, fabulosa todo el partido, frenó todas las avalanchas rivales y el variado plan de juego obligó a la secundaria a correr de un lado a otro. Lo que sigue siendo un dato empírico es que los Ravens se vuelven casi infranqueables cuando de verdad importa. El último tres y fuera, la última intercepción, drives detenidos cuando al red zone está al alcance de la mano... Da igual el cansancio.

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Definitivamente, Belichick cuida como nadie a sus jugadores. El voto de confianza a Woodhead, dándole el peso del ataque en el drive posterior a su balón perdido en un retorno, es el mejor ejemplo de lo que significa ‘hacer equipo’. La plantilla de los Pats mataría por Bill. No muchos entrenadores priorizarían devolver la confianza a un jugador en una final de conferencia.

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El mejor drive del partido lo protagonizó Green-Ellis en el segundo cuarto. El ataque sin reunión de los Pats, insistiendo con la carrera, desarboló a los Ravens y terminó en touchdown. Me sorprendió que no se volviera a repetir la fórmula.

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Se está criticando a Cundiff, pero el auténtico villano es Lee Evans. A un receptor titular de la NFL no le pueden robar la cartera así en la recepción de la victoria de la final de conferencia. A Boldin, a Torrey Smith, a Gronko, a Hernandez, a Welker, a Branch,… antes les hubieran arrancado la mano que el balón.

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Ahora, todos pendientes de Gronkowski. Tiene dos semanas para recuperarse, pero los Patriots le necesitarán al ciento por ciento para derrotar a los Giants en la Super Bowl.

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No me gustó el 49ers-Giants. En el partido anterior había visto ambición y búsqueda de la victoria. En Candlestick los dos equipos jugaron demasiado a no perder cuando vieron que no sabían cómo ganar. El último retorno de punt de los Giants antes del final del último cuarto es la prueba del algodón. Aaron Ross aprisionaba el balón con ambas manos y casi se tiraba al suelo antes de sentir el contacto. Ya podía haber aprendido Kyle Williams.


Lo que más me gustó fue el partidazo de Eli Manning. Sí, partidazo. Estratosférico. Y no es solo por sus números. Le dieron una auténtica paliza. Fue maltratado desde el primer hasta el último minuto. No le importó. Una y otra vez se levantaba y volvía a intentarlo, sacando pases de la nada cuando estaba placado. Luchando y dándolo todo en cada snap. No sé si es mucho peor que su hermano, pero nunca he visto a Peyton jugar tan entregado.


La defensa de los Niners lo tenía claro. El objetivo era sacar a Eli del partido como fuera. No le dejaron ni respirar. La línea ofensiva de los visitantes implosionó mediado el segundo cuarto y desde entonces fue un muñeco en manos de sus rivales. Carnicería.


Alex Smith es un desperdicio. En serio. No puedo entender cómo un tipo que pasa con ese estilo, tanto con los pies plantados como en carrera, y tiene las agallas de salir corriendo contra la defensa e incluso percutir, es tan poco consistente. Muy pocas veces tantas virtudes fueron tan desaprovechadas. Si los Niners quieren un anillo, necesitan, por encima de cualquier otra cosa, un quarterback de verdad. 12 de 26, 196 yardas y dos touchdowns. Si descontamos los dos pases de anotación, 95 yardas de pase en el partido.


Los Giants lo tenían clarísimo. Correr sería casi imposible. Por eso me sorprendió tanto la selección de jugadas en algunos momentos. Carreras por el centro en segundo down y largo que morían en la línea de scrimmage. Manning llegaba al tercer interno a pecho descubierto y con toda la defensa en blitz, dispuesta a devorarlo. Coughlin se pasó de conservador y eso pudo costarle la vida a su QB.


Un detalle que insiste en el mejor Eli que recuerdo. Fue el único que se dio cuenta del delay of game en el fieldgoal de la victoria. Todos bloqueados, con el corazón en un puño, y él jugando al football también en la banda. ¡Crack!


Me quedo con la impresión de que Frank Gore hubiera podido ganar el partido él solito. Estuvo sensacional. Eléctrico. Consiguiendo muchas yardas en cada acarreo y poniendo en aprietos a la magnífica línea defensiva de NY. 16 intentos me parecieron muy pocos. Prefiero verle percutir que desesperarme con los lanzamientos rifados por Alex Smith.


No entiendo el empeño de ambos entrenadores por insistir en su plan de juego ofensivo. No hubo cambios significativos en ningún momento. No sé si es por las condiciones climáticas o por la tensión del partido, pero los visitantes se resignaron a que su línea ofensiva fuera destrozada y los locales a que Alex Smith tirara melones. Alguna option de unos y algún pase de pantalla de otros rompía la monotonía, pero llegó un momento que todos hacían lo más evidente. Sin los errores de retorno, todavía estarían jugando prórrogas.


Kyle Williams (que no Jacquian) fue el protagonista del partido. Su primer error de retorno tiene justificación. Fue un accidente y tampoco hubiera llegado al balón antes que Devin Thomas. (La imagen es del fumble porque no he encontrado foto del rodillazo).


El segundo error de Williams, en el tiempo extra, tiene la firma inequívoca del ‘estilo Giants’. Jacquian Williams (esta vez sí), mete la mano para arrancarle el balón. Es un error que vale una temporada, y que posiblemente le cueste su carrera, pero si yo tuviera que señalar al gran culpable de la derrota, apuntaría antes a Alex Smith.


Después de tanto debate, la Super Bowl será disputada por la defensa 29, Giants, y la 31, Patriots, en temporada regular. Por el segundo ataque, NE, y el octavo, NYG. Definitivamente, los números mienten. Un equipo de la NFL demuestra su grandeza en postemporada y, en mi opinión, llegan al gran partido los que más lo han merecido.  

mtovarnfl@yahoo.es / twitter: @mtovarnfl