NewslettersRegístrateAPP
españaESPAÑAchileCHILEcolombiaCOLOMBIAusaUSAméxicoMÉXICOusa latinoUSA LATINOaméricaAMÉRICA

Patriots 45 – Broncos 10

Brady se dio un festín en el no partido

Los Estados Unidos de América estaban paralizados. El duelo Brady-Tebow acaparaba titulares. Y no solo en la patria del football, sino en medio mundo. Los Broncos habían eliminado el pasado fin de semana a los Steelers, actuales subcampeones, y ahora tenían delante a los Patriots, el mejor equipo del siglo XXI, para demostrar que Tebow va muy en serio.

Y esa es toda la historia del partido. Todo lo reseñable sucedió en los prolegómenos. Días de debate, de explicar qué es la Option, filosofía de juego ofensivo de los sorprendentes Broncos, y de debatir sobre si Dios puede estar interesado en inclinar la balanza en un encuentro deportivo. Cuando el balón se puso en juego, solo hubo un equipo, los Patriots, y solo hubo un quarterback, Tom Brady, que igualaba el récord de touchdowns de pase en un partido de playoff (seis) y se permitía el lujo de hacer un punt en los minutos finales para darse el gustazo de sentir lo que pasa cuando golpeas un balón con los pies.

El football americano se llama así porque el balón mide un pie de largo, pero la distancia actual entre los Patriots y los Broncos es mucho mayor que un pie, e incluso que el 45-10 que señalaba el marcador cuando se agotó el tiempo. Durante algunos minutos pareció que los locales querían humillar a sus rivales, pero toda la segunda mitad jugaron al ralentí, con piedad, dejando que pasaran los minutos y muriera la masacre.

Tebow no fue capaz esta vez de obrar maravillas. Su línea se colapsó ante la presión de la defensa rival y los Patriots no cayeron en la trampa de dejar desprotegida su secundaria. Esta vez no había pases profundos en uno contra uno, ni huecos para correr por puertas abiertas por defensas demasiado agresivos. Los de Belichick cerraban la carrera y maniataban a los receptores. Tebow, todo corazón, e infatigable desde el primer hasta el último minuto, solo fue capaz de poner el alma. Se dejó en casa la magia.

Mientras tanto, Brady lanzaba a placer y Belichick se permitía el lujo de probar a algunos de sus jugadores fuera de sus posiciones naturales. La defensa de Denver tampoco estuvo a la altura. Era quemada una y otra vez sin llegar a descifrar nunca lo que el enemigo tramaba.

Y aquí termina la historia del tipo que hacía milagros. El cuento que nos ha tenido en vilo durante los últimos meses. Ahora, como era costumbre hasta hace muy poco tiempo, volvemos a mirar a Brady, a Belichick y a Welker, a Gronkowski y a Hernandez, con temor reverencial. Los Patriots han vuelto y están en su elemento. Para frenarlos hace falta mucho más que un milagro. 

mtovarnfl@yahoo.es / twitter: @mtovarnfl