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Digital Plus (Semana 15) y la reinvención de la NFL


¿Quién no ha copiado en un examen? Yo conozco a uno. Se llama Dani Hidalgo. No os sorprendáis. En EEUU se considera una humillación. Casi nunca se denuncia, pero siempre se desprecia. Los demás alumnos consideran que es una falta de respeto hacia los que sí han hecho su trabajo.

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En España copiar no está mal visto. Es más, incluso puede dar prestigio. Casi todos lo hemos hecho y nos consideramos catedráticos en la cuestión. Yo copiaba a pecho descubierto. Sacaba el taco de apuntes entero, lo plantaba encima de la mesa y a escribir. Nunca me pillaron, o no quisieron hacerlo. Solo una vez, en los exámenes finales de COU, un profesor me preguntó qué eran todos esos folios. Le contesté que era el examen, que me estaba saliendo un poco largo. No quiso investigar más. Supongo que era un tipo permisivo que decidió no dejarme sin selectividad.

Luego vuelvo al asunto de copiar.

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Como he dicho muchas veces, las defensas no ganan títulos. Eso es una patraña. He buscado en Internet al autor de la frase y me he encontrado con que está atribuida a infinidad de personajes y no solo en el football, también en otros muchos deportes. Yo solo he visto una vez ganar la Super Bowl a una defensa. Fue a la de los Ravens. Algunos dicen que la de Tampa de 2002 es otro ejemplo. En el gran partido consiguieron cinco intercepciones, más que nadie en la historia, pero Brad Johnson (Pro Bowl), Pittman, Alstott (Pro Bowl), Keyshawn Johnson y Keenan McCardell formaban un ataque más que eficaz con el esquema de John Gruden.


Tampoco he visto ganar títulos a los ataques. Algunos dicen que los Rams de Warner eran ofensiva en estado puro pero, como diría Manolo Arana, su defensa era “para flipar”. Fue la mejor de toda la temporada en yardas permitidas con Kevin Carter, Grant Wistrom, London Fletcher… La de los Saints era oportunista, la de los Colts cumplidora, pero por mucho que me remonto a la primera final que yo vi, la edición XXIII entre 49ers y Bengals, solo encuentro grandísimos ataque unidos a magníficas defensas.

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Los títulos los ganan los conjuntos como bloque. Las defensas ganadoras por su poder, o los ataques campeones por su potencia, son excepciones a la regla. Insisto, históricamente, la Super Bowl ha terminado en manos del equipo más completo.

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Me gusta más la teoría de las tres patas, que algunos amplían a cinco. En el primer caso se comparan defensas, ataques y equipos especiales. En el último, ataque terrestre, aéreo, defensa terrestre, aérea y equipos especiales. Según las distintas versiones de esas teorías, el ganador de la SB tiene que ser sobresaliente en dos de las patas y bueno en la otra (3 patas), o sobresaliente en tres de ellas y bueno en las restantes (5 patas).

Por tanto, zanjo el asunto por mi parte reafirmándome en que las defensas no ganan títulos ni de coña. Y menos ahora.

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No creo que el football de 2011 sea mejor o peor que el de 2001 o que el de 1991. En eso estoy completamente de acuerdo con 555. Los tiempos cambian, los esquemas también y las comparaciones, por mucho que nos gusten, son puras suposiciones. Nadie sabe qué haría Aaron Rodgers en un equipo de los 80, ni Tankerton en el siglo XXI. La crisis del ataque terrestre no es una cuestión actual. El primer año en que me fijé en el asunto fue 2002. Esa temporada hubo corredores brutales. Ricky Williams, Priest Holmes, Tomlinson y Portis superaron las 1.500 yardas. Ninguno de sus equipos llegó a postemporada. Del ‘top 10’ de RBs solo dos jugaron playoffs: Ahman Green (7-GB) y Tiki Barber (8-NYG). Ambos cayeron en wild card.

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Así que el dominio del ataque aéreo lleva siendo la tónica de la NFL desde hace una década como poco. No es una novedad. También he escrito alguna vez que para mí la NFL es un organismo vivo que se protege de las intromisiones externas. Los sistemas defensivos encontrarán, antes o después, la manera de frenar la sobredosis aérea. Pero en este punto es en el que voy a lo que considero el meollo de la cuestión. La gran diferencia está en el reglamento y en el arbitraje.


Las defensas de los últimos años son mucho más agresivas con el QB rival. Se han dado cuenta de que la batalla en el punto de destino está perdida. La aplicación de la interferencia limita mucho las opciones y el uso repetido de formaciones con múltiples receptores les deja sin efectivos suficientes para cubrir todos los objetivos. La única manera de romper la conexión es no dejar pensar al QB rival. Hasta hace pocos años hablábamos de blitz, porque los cazadores de QBs casi siempre eran linebackers o safeties. Ahora hablamos de pass rush y de full blitz. Todos y cada uno de los defensores buscan golpear al QB o crear un muro de manos infranqueable. En la NFL actual la batalla defensiva está perdida. Los drives finales ganadores han dejado de ser noticia y los consigue cualquier novato. Lo extraordinario se está volviendo normal y los permanentes cambios en el reglamento no están dejando que las defensas evolucionen en busca de soluciones. En cuanto encuentran una puerta se la cierran con siete llaves.

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Pero mirad, incluso estoy dispuesto a ceder con ese tema. A aceptar que se hace por la salud de los jugadores y que hay que evitar las situaciones que ponen en peligro la integridad de los protagonistas. Asumo que antes o después, contra viento y marea, algún genio encontrará la manera de defender a tipos como Brady, Rodgers, Brees o Eli, que actualmente son, literalmente, imparables y cuyos duelos terminan convirtiéndose en una sucesión de drives exitosos en los que un field goal es 'bola de break' para el rival.

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Y también estoy dispuesto a aceptar que, cuando te acostumbras, eso termina siendo razonablemente divertido aunque deje de ser excepcional y se convierta en habitual.


Vuelvo a los exámenes. En el mundo latino aceptamos la ilegalidad y la picaresca como algo normal y lícito. En el anglosajón un equipo de los Giants perdiendo tiempo se convierte en vídeo más visto en Youtube. Las chanzas y el pitorreo son imparables. El desprecio, mayúsculo. En esa cultura no se entiende que un jugador finja y eso provoca que sea mucho menos habitual que en el deporte europeo. Además, en nuestro mundo un error arbitral se convierte en asunto de estado, mientras que en la NFL se olvida con cierta rapidez. Nosotros presuponemos la mala fe y ellos dan por hecha la buena intención.

Pero, curiosamente, en los últimos tiempos vemos cada vez más jugadores tirando de picaresca. Y picaresca muy sofisticada, ya que culturalmente es una reacción despreciable. Cuando les pillamos, nos indignamos el doble, porque aún creemos en la NFL como una competición noble y caballerosa.

Hasta hace cinco o seis años me sorprendía la eficacia de los arbitrajes en la NFL. Parecía imposible que unos tipos vieran tantas cosas en tan poco tiempo y con tanto tumulto. Lo pillaban casi todo. Los errores arbitrales eran puntuales y casi siempre reconocidos. Por supuesto, los cebras se equivocaban, pero el criterio de aplicación estaba claro y tanto jugadores como aficionados lo entendíamos.


Por eso era tan sorprendente ver errores como los que se acumularon en la Super Bowl que disputaron Steelers y Seahawks. A mí aquello me pareció un escándalo. Incluso titulé la crónica ‘Stealers’ con lo que los fans españoles se me tiraron al cuello. Pero lo que más me sorprendió fue la naturalidad y resignación con la que asumieron lo sucedido los aficionados y medios estadounidenses. Aceptaban que había sido un mal arbitraje, pero sin dejar que la sangre llegara al río.

Cinco años después el reglamento ya no está tan claro. Esa es otra clave. Hay criterios de aplicación muy distintos entre equipos arbitrales o entre temporada regular y postemporada. Incluso los árbitros y jugadores han protestado de forma más o menos velada por el exceso de legislación actual y la falta de criterio único, con Goodell sancionando sobre acciones no penalizadas o reprendiendo públicamente a equipos arbitrales por permisivos. Los mismos que antes veían cosas imposibles, ahora no se enteran de faltas flagrantes y pitan cosas que Goodell entenderá, pero los demás no, para, aparentemente, decidir lo contrario pocas jugadas después. Y los jugadores no ayudan porque cada vez intentan aprovecharse más del desconcierto. No digo que todos los arbitrajes sean un desastre, pero es este tema cualquier tiempo pasado sí que fue mejor.

Creo que en la NFL actual han confluido todos los factores que he nombrado con anterioridad: la predominancia del ataque aéreo, que el terrestre sea menos decisivo, que las defensas se vea perjudicadas por los permanentes cambios de reglamento que las impiden evolucionar, que la picaresca comience a ser habitual, que la aplicación del reglamento sea desigual y que los árbitros se sientan cada vez más presionados.


A todo lo anterior se le une que en la NFL cualquier error arbitral es decisivo. Un drive muerto puede revivir, un ataque atascado se entona, otro imparable es retrasado o frenado en seco, y todo por un pañuelo mal lanzado. Aquí no hay faltas dentro y fuera del área. Cualquier localización puede influir decisivamente en el resultado final. Y como vimos en pasado fin de semana, los duelos decididos por menos de una anotación son lo habitual. Una derrota marca la diferencia entre entrar en playoff, ganar tu división, o descansar en wild card.

Llevo toda la temporada con la sensación de que los árbitros cada vez son más determinantes en el resultado final de los partidos. De un modo involuntario, y sin la acumulación de despropósitos tan habitual en el fútbol, pero influyendo decisivamente en la competición. Quizá a partir de ahora las cosas deban ser así, por la salud de los jugadores, el bien del espectáculo, el buen nombre de Goodell o el motivo peregrino que sea. Tal vez tengamos que acostumbrarnos, asumiendo que es un nuevo factor que formará parte del juego, pero en mi opinión, la NFL está dando pasos por un camino equivocado.

Y, como veis, casi nada de lo que digo en este artículo contradice lo que dice 555 en el suyo. Solo discrepamos en la conclusión. Los cambios reglamentarios y el arbitraje sí que están afectando decisivamente al juego. Pasadores prodigiosos y receptores letales los lleva habiendo muchos años. Simplemente, nunca han tenido tantos factores a su favor.


Jueves

Falcons-Jaguars 02:20 directo (Canal+ Deportes y Canal+ Deportes HD).

Domingo

Texans-Panthers 19:00 directo (Canal+ Deportes y Canal+ Deportes HD).

Broncos-Patriots 22:05 directo (Sportmanía, Canal+ Deportes HD). Antoni Daimiel estará en plató en una jornada didáctica, dedicada a los más novatos en la NFL.

Chargers-Ravens 02:20 directo V.O. (Canal+ Deportes).

Lunes

Chargers-Ravens 21:00 diferido (Canal+ Deportes y Canal+ Deportes HD).

49ers-Steelers 02:30 directo (Canal+ Deportes y Canal+ Deportes HD).

También podéis encontrar la programación en www.canalplus.es/NFL.

mtovarnfl@yahoo.es / twitter: @mtovarnfl