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La quinta Davis y el fin de ciclo

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Tomás de Cos

‘La Armada’ española nos ha dejado otra foto para la historia. La quinta junto a la bella Ensaladera de Plata, diseñada por Dwight F. Davis, en doce años, los que han pasado entre el ‘passing shot’ de revés de Juan Carlos Ferrero en el Palau Sant Jordi de Barcelona y la derecha ganadora de Rafa Nadal en La Cartuja de Sevilla. Y ya son 20 las eliminatorias consecutivas en casa sin conocer la derrota.

El balear vivió el domingo en La Cartuja su día más feliz de la temporada, un baño de masas y gloria, justo premio a un año increíble oscurecido por un Djokovic implacable. Nadal es el tenista del pueblo, que se apasiona y contagia por su humanidad, su espíritu de superación y por su forma de crecerse ante la adversidad. Su reacción ante Del Potro, hurgando en la herida provocada por Ferrer, fue sencillamente ejemplar. Aunque sentí cierta tristeza por las lágrimas de un tenista formidable que aún no sabe lo que es ganar un partido en una final de Copa Davis.

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En el mismo escenario en el que debutó en la Copa Davis en 2004 como escudero de Moyà, con tan sólo 18 años, Nadal sumó el punto decisivo en el partido con un guión de infarto, a la altura del evento. Y una vez conseguido su objetivo, lo primero que hizo fue felicitar respetuosamente a cada uno de los componentes del conjunto rival, en el que cuenta con grandes amigos.

El mejor deportista español de todos los tiempos –conviene recordarlo cuando no pasa por su mejor momento de juego- ya tiene su Copa Davis, como la tienen los otros dos números uno del tenis español: Ferrero y Moyà. Y lo mejor es, que a pesar de llevar encima siete temporadas extenuantes, el chaval sólo tiene 25 años.

Pero es hora de rendir homenaje también a las figuras que han hecho de España un referente en el deporte de la raqueta: Santana, Gisbert, Couder, Arilla, Gimeno, Orantes, Higueras, Vicario, Casal, Bruguera, Clavet, Corretja, Moyà, Costa, Ferrero, Balcells, Robredo, Almagro, Granollers… y por supuesto el equipo de ensueño formado por Nadal, Ferrer, Verdasco y Feliciano López. La fábrica no ha dejado de trabajar a pleno rendimiento en las últimas décadas, ajena a cualquier tipo de vicisitud económica.

Voluntario fin de ciclo

Renovarse o morir es un lema imprescindible en los tiempos que corren. Pero el premeditado anuncio de los dos pesos pesados del equipo, Nadal y Ferrer, de renunciar a la Davis, ha caído como un jarro de agua fría. Un ‘Hasta luego’ que suena a ‘Adiós’, con los JJ.OO. de Londres como percha y la tensión entre ATP e ITF como marejada de fondo. Un “fin de fiesta”, del que también parece participar Albert Costa, y que ha disparado los rumores en torno a Carlos Moyà y el resentimiento de Almagro en 'Twitter'.

Personalmente entiendo la renuncia porque los Juegos Olímpicos es un objetivo prioritario, pero no entiendo las constantes críticas de los jugadores a la Copa Davis, única competición que parece incomodarles en el calendario y que atrae la mirada hacia el tenis de los aficionados a otros deportes. Quisiera que se explicaran a calzón quitado. Creo que es positivo un cambio en la capitanía. Albert Costa ha sacado un sobresaliente pero desconfío de los mandatos prolongados. Y me chirría la actitud de Almagro, al que su fuerte carácter le ha jugado una mala pasada. No creo que ese sea el camino.