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Sinvergüenzas auténticos


Los Raiders me han dejado muy mal. Mi intención hoy lunes era escribir un artículo en el que explicar por qué son serios aspirantes al anillo. Después de que los Dolphins les sacaran del campo a boinazos, lo mejor que puedo hacer es taparme y esperar tiempos mejores para enarbolar la bandera negra y plateada.

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No os voy a mentir. Hoy tengo un mal día. Un día de mierda. La semana pasada ya salió un poquito torcida. Cuando entran malas rachas tenemos una tendencia natural a cerrarlas el domingo. Como si fuera un punto final y el lunes empezáramos de cero. Pero esta vez el la racha ha continuado el lunes y aún no tengo muy claro que haya pasado el ojo de la tormenta.

Así que me quedan muy poquitos ánimos para escribir casi nada. Espero que no se note demasiado.

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No sé si habéis visto una serie genial que se llama ‘Shameless’. Me refiero a la original, a la inglesa. No al bodrio que han perpetrado en EEUU. La primera es auténtica. Te la crees. Una familia en una barriada de Manchester con el padre alcohólico, la madre fugada y seis hijos, a cual más tarado, intentando sobrevivir. Con ese sabor de película costumbrista y urbana que tan bien saben hacer los británicos. La estadounidense es patética. No te crees nada desde el minuto uno, los personajes no encajan y la misma historia que parece genial al otro lado del charco, se convierte en falsa y superficial.


Es de risa. Hasta hace muy pocos años eran habituales los chistes sobre japoneses que se dedican a copiarlo todo. Con cámaras de fotos minúsculas que captaban la genialidad del resto del mundo solo para reproducirla más barata. Ahora todo el mundo copia y lo malo es que casi siempre lo hace mal.

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En el mundo del diseño hay una frase hecha que me encanta: “inventar es excepcional, saber copiar, genial”. Cada vez que acometes un proyecto nuevo te estudias hasta el último detalle todo lo que se ha hecho anteriormente. Después, creas una ensalada con los elementos que más te han gustado, algunas aportaciones personales y mucho esfuerzo. El resultado final puede ser bueno o malo. El problema es que tantas horas de trabajo, tanto esfuerzo y tanto cariño, provocan que el autor vea su trabajo siempre con muy buenos ojos. Por eso los que deben juzgarlo son siempre otros que lo contemplan por primera vez, desde fuera, y tienen más sentido crítico.

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En realidad, lo ideal es terminar un trabajo y guardarlo en el cajón durante varios meses para poder analizarlo con frialdad con la perspectiva que da el tiempo. Eso se puede hacer muy pocas veces en este mundo en el que el medio y el largo plazo se han convertido en una utopía, pero sigue siendo la mejor forma de trabajar.

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En el mundo de la NFL sucede algo muy similar. Cada equipo es como una ensalada de buenas ideas, mejores intenciones y cientos de ilusiones. Cada año en pretemporada hacemos análisis en los que muy pocas veces acertamos. Tampoco hay por qué preocuparse, la mayoría de entrenadores y directivos creen que han creado un ‘dream team’, o al menos un grupo competitivo y casi siempre se equivocan.

El jueves pasado los Eagles dieron el enésimo petardazo de esta temporada. El equipo había sido diseñado con primor desde hacía muchos meses. Muy poco podía salir mal. Ahora no está muy claro quién tiene la culpa. ¿Andy Reid? ¿Vick o Young? ¿La mejor secundaria libra por libra desde hace muchos años? Quizá ninguno tenga toda la culpa. Simplemente sea que la escarola y la salsa barbacoa no peguen demasiado. Que Shameless solo debió ser rodada en Inglaterra o que entre tanto nombre falte un poquito de alma. Sorprende que los Eagles de 2010 fueran considerados un grupo de jóvenes que pagaría la novatada y los de 2011 el equipo a batir. El año pasado llegaron a playoff y en éste podrían estar en la batalla por Luck si no fuera por la incompetencia de los Colts. En 2010 eran auténticos, Shameless UK. En 2011 no tienen pilila, Shameless USA.


Siempre os digo que cada vez me importan menos las estadísticas. Los Packers tienen, según los números, una de las peores defensas de la NFL. En el campo eso no es verdad. Muchas veces he contado que la mítica defensa de los Ravens que ganó la Super Bowl permitía en los partidos muchísimas yardas. Lo complicado era atravesar el muro que formaban en la yarda 40 propia. Se doblaban, pero no se partían. Cuando hay encuestas sobre la mejor defensa de todos los tiempos casi siempre está incluido ese grupo entre los elegibles y a nadie le importaba que cedieran yardas.

No digo que la defensa de los Packers sea portentosa, pero también os confieso que la perfección actual de Green Bay es un síntoma de que este año no hay ningún equipo auténticamente grande. Los Packers no son tan buenos como para no haber conocido la derrota. Simplemente están siendo los mejores de una temporada en la que el cierre patronal y la corta preparación han igualado el rasero bastante por abajo.

La diferencia en el caso de los Packers la sigue marcando un Rodgers que es casi infalible. Un sinvergüenza con alma en un grupo auténtico. Shameless UK.


Pero, definitivamente, el sinvergüenza más auténtico de la NFL 2011 es Tim Tebow. Llevo toda la temporada nadando entre dos aguas, sin decidirme a clavarle el puñal, y sin lanzarme a sus brazos. Si he estado criticando a un jugador como Vick durante años, no puedo, por coherencia, pensar ahora lo contrario de Tebow. Lo que no puedo negar es su carácter, que arrastra e hipnotiza. Justo lo que les falta a equipos como Eagles o Chargers para ser aspirantes reales. No me refiero a que con Tebow como QB estarían en cabeza de sus respectivas divisiones. Que nadie me malinterprete. Solo digo que es un líder nato, un Patton moderno (en casi todos los sentidos) por el que los que le rodean morirían sin dudarlo.

Los Broncos aparecían en todas las quinielas como víctimas independientemente de su QB. El éxito de TT ha sido conseguir que todo el resto de la plantilla juegue por encima de sus posibilidades, como lo hizo la de los Chiefs en 2010. Él, además, sabe sacar petróleo con esos pases a jugada rota, cuando todo el mundo corre por el campo sin orden ni concierto. En realidad, el tipo de jugadas en las que McNabb forjó su leyenda. Tebow se convierte en un mago en los momentos importantes. Prestidigitador al que se le ven los trucos, y sin números novedosos, pero inigualable a la hora de llevarse al público de calle.

Esa es, en mi opinión, la diferencia entre los Eagles y los Broncos, entre Shameless UK y Shameless USA. La diferencia de lo auténtico.

mtovarnfl@yahoo.es / twitter: @mtovarnfl